Nuestros pequeños ‘salvadores’

Peio García / Ical. Cursos de primeros auxilios en la Clínica San Francisco impartidos por Emilio Blanco.

S.Gallo/ Ical

La atención inmediata en el caso de una urgencia puede salvar más de una vida. Dicen los profesionales médicos que la actuación durante los cinco o diez primeros minutos hasta la llegada de los efectivos sanitarios puede salvar una vida o reducir las secuelas de la persona que ha recibido la atención. De ahí la importancia de los primeros auxilios, algo tan conocido de forma general pero cuyos principios de actuación son desconocidos por un importante número de la población.

De ahí que desde hace un tiempo, la Clínica San Francisco de León imparta cursos de primeros auxilios a diferentes colectivos y administraciones. Tal está siendo el éxito que se calcula que estas nociones formativas rondan ya el medio centenar de sesiones, y todas ellas con una enorme acogida. Impartidas por Emilio Blanco, el objetivo que se persigue con estos cursos es el de instruir a la población en la reanimación cardiopulmonar, “independientemente de su formación”, y siempre utilizando “las mismas técnicas”, al margen del colectivo del que se trate.

El director médico de la Clínica San Francisco recuerda que no se pretende con ello “convertir a la gente en profesionales sanitarios”, sino que se quiere presentar a la víctima “en las mejores condiciones posibles al personal que se va a hacer cargo de ella”, añade Emilio Blanco.

Los colectivos que reciben estos cursos son muy variados, el último de ellos los integrantes de la Asociación Leonesa de Altas Capacidades (Alac), cerca de una decena de niños que integra esta asociación de personas superdotadas. Al llegar a la sala en la que recibirán la formación, se sorprenden al ver un muñeco, perfectamente trajeado y con su correspondiente pajarita, tumbado sobre una mesa. Será uno de los 'conejillos de indias' para hacer las prácticas después de recibir las nociones más importantes.

De forma amena, sencilla y, sobre todo, divertida, teniendo en cuenta la variedad de las edades de los participantes, que están acompañados por sus padres, todos muy atentos, el doctor Emilio Blanco comienza la sesión interactuando con los menores, que se muestran muy dispuestos y parece que entusiasmados con la idea.

Desde la Asociación Leonesa de Altas Capacidades se ha solicitado este curso dentro del programa de actividades que organizan para los niños, al considerar que resultaría “muy interesante” que los niños sepan actuar en caso de emergencia y no se asusten ante algunas situaciones. “Muchos de ellos están con los abuelos, y si pasase algo, sería importante que supieran reaccionar”, explica la presidenta del colectivo, Estelita Lara.

Inicialmente, y desde el desconocimiento, el pensamiento general apunta a que una persona con altas capacidades, es decir, un superdotado, es una persona perfecta, pero nada más lejos de la realidad, y son múltiples los problemas a los que tienen que hacer frente. Entre sus demandas, el colectivo resalta la importancia de que sean considerados “niños normales” y que, dentro de las necesidades educativas especiales que tienen “se les atienda como tal, porque es una necesidad educativa más”.

Ése es quizá una de las mayores dificultades de estos niños, hipersensibles por naturaleza, y que tienen que hacer frente a esa situación. “En vez de ayudarles, se les puede perjudicar”, añade Lara, que lamenta la falta de apoyo y de información, al contrario de lo que ocurre con otros casos específicos como pueden ser una dislexia. “Las pautas entre los profesores están determinadas, pero en el caso de las altas capacidades existen unos prejuicios que lo hacen más difícil”, añade. Esos prejuicios se dan en ocasiones entre los propios padres, que consideran que su hijo no es superdotado “porque no es un hijo ideal, ni tiene una mente muy despierta o no es perfecto”, pero puede serlo.

La imagen de una persona superdotada como alguien que consigue sobresalientes en todo y que resalta por sus habilidades por encima del resto no refleja a la perfección la imagen de este colectivo. “Hay niños que fracasan, se pueden llegar a obsesionar con un tema que les gusta mucho, pero cuando lo consumen y creen que lo saben todo, se olvidan”, insiste la presidenta de Alac. También motivarles resulta especialmente difícil en algunos casos. “Si un niño saca sobresaliente en matemáticas y suspende en lengua, se piensa que no es superdotado, pero a lo mejor sí lo es”, aclara.

No todo son ventajas

Alac trabaja especialmente con los niños, aunque apenas llevan un año desde su creación, por lo que reconocen estar también “abiertos a los adultos”. Aunque sería importante, desde la asociación se tiene la certeza de que muchas personas desconocen disponer de una alta capacidad, porque antes no se detectaba de la misma manera y otras personas “no están seguras”.

Estelita Lara insiste en que “no todo son ventajas”, como podría parecer desde el exterior. Pero para facilitar el día a día de estos niños, desde Alac se organizan numerosas actividades, formativas pero sin olvidar la diversión de los más pequeños de la casa. “Les interesan muchos temas, y muchos no los conocen o no tienen acceso”, lamenta.

Dentro de la intención de “abrir ventanas” para informar también a la población, se han organizado talleres de radio, un taller de caligrafía china, otro de papiroflexia... actividades que “les motivan” y con las que se les puede enseñar “de manera divertida”. Sus últimos conocimientos, cómo ayudar a una persona en caso de emergencia para poder salvarle la vida. Podrían ser nuestros futuros 'salvadores'.

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