El optimismo esquivo del 2014

ramo leones

Maje Muñiz

Que 2014 ha sido un año difícil en multitud de aspectos nacionales y locales es un hecho que no se escapa del conocimiento de cualquier leonés de a pie. Tres presidentes de la Diputación en menos de seis meses -salpicados estos cambios por asesinato y corrupción-, unos brotes verdes que no terminan de germinar en la microeconomía, ruedas de prensa sin preguntas a través de un plasma, corrupción, tonadilleras en prisión por más corrupción, boxeadores asesinados, estrenar nuevo rey, más corrupción...

Los medios de comunicación intentan -a veces, y no siempre con éxito- apartar la primera espesa capa de los datos y poner cara a las víctimas reales. Pero, ¿y si paras a cualquier persona por la calle e intentas hacerles pensar en algo bueno que haya tenido el año para ellos?

Muchos han tenido que pararse a pensar y no todos han sabido qué responder. “Siempre piensas primero en todo lo malo”, cuentan. El año se ha portado tan mal que sólo le va a caer carbón.

Julio Rodríguez (36 años) es conductor de autobús y suele hacer la línea León-Villamanín un par de veces al día. Además, se encarga del transporte escolar del instituto de Pola de Gordón desde hace una década. Preguntado por lo mejor de los últimos doce meses para él, asegura que se siente más orgulloso de su sobrino que de sí mismo: éste ha obtenido el título de patrón de barco a sus 17 años.

Detrás de Julio va sentada María José González (61 años), para quien el 2014 ha dejado “esperanzas de que todo vaya mejor, de salir de esto. Sobre todo para los jóvenes”. Acaba de enterrar a su madre y sobre sí misma es incapaz de hacer memoria sobre algo positivo.

La meteorología, icónica ella, oscurece León. El autobús, que ha viajado todo el trayecto bajo un sol invernal, se adentra en la niebla más espesa a los pocos metros de entrar en la ciudad. La luz desaparece y el ambiente se torna más gris que azul.

La sonrisa de Jesús Barrio (25 años) eclipsa el frío. Este dramaturgo proviene de Melgar de Arriba, localidad limítrofe entre León y Valladolid y le unen un montón de cosas con nuestra provincia. Su hermana pequeña, a la que ha venido a ver, estudia aquí. Ha publicado su primer libro 'El hombre que tú necesitas' y se ha sacado el carnet de conducir, con el que ha tenido alguna que complicación. “Ha sido un año difícil pero diciembre ha dado un giro a mejor”, comenta contento.

Juanra Robles (27 años) enumera a varios políticos que han acabado encausados por corrupción. De lo personal/profesional, nada. Para Marta Martínez (29 años) lo más relevante ha sido tener su primer poemario entre las manos.

Las calles no son el mejor lugar para encontrar a leoneses optimistas a estas temperaturas. Muchos se esconden detrás de un gorro y una bufanda.

Sin embargo, las calles no son el mejor lugar para encontrar a leoneses optimistas a estas temperaturas. Muchos se esconden detrás de un gorro y una bufanda. Una camarera de un bar de la Gran Vía de San Marcos tampoco puede pensar en nada bueno que le haya traído este año. “Si me preguntas por la actualidad, puedo decirte algo. Pero así, que me haya pasado a mí...”

La cantinela se repite en varios rostros más, asustados al escuchar la pregunta “¿Me puedes contar algo bueno que haya tenido el 2014 para ti?”. ¿Es posible mantener la felicidad efímera en el plano de la memoria rápida? ¿Llega a pasar a la memoria a largo plazo si no somos capaces de responder con premura a qué nos ha hecho felices en los últimos doce meses? ¿Se ha llevado por delante la crisis al optimismo junto con los números negros en las cartillas del pequeño ciudadano?

Sea como fuere, dar carpetazo y comenzar con la lista de propósitos renovables a cada año es un deber ineludible. Este reportaje empezó con la idea del optimismo por tesis y, con el paso de las líneas y personas, ha desembocado en superación. Como cada hogar en el que se cuadran las cuentas para llegar a final de mes. Como el cambiar “al menos tenemos salud” por “al menos estamos vivos, que la sanidad no da de sí”. Superación y la suerte de poder contar con un oasis personal que haga las veces de muralla para cuando el oleaje venga fuerte. Para contar todo lo demás, ya quedamos nosotros. Feliz 2015 si nos dejan.

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