Nicolás Bartolomé Pérez: “Que la Región Leonesa tenga una notable entidad histórica no cotiza políticamente”

Nicolás Bartolomé Pérez

Abel Aparicio

Nicolás Bartolomé Pérez nació en León en 1971. Abogado, articulista e investigador, miembro de la Academia de la Lengua Asturiana, fue el primer presidente de la Asociación Cultural Faceira hasta 2017. Destacada su labor de investigación en el ámbito la cultura y lengua leonesas, principalmente dentro del mundo de la tradición oral. Defensor de la lengua leonesa desde una perspectiva no politizada del idioma, en 2018 publica el primer volumen del Diccionariu Llionés, primer diccionario bidireccional leonés-castellano y castellano-leonés con más de once mil términos leoneses categorizados gramaticalmente respecto a veinte mil correspondencias castellanas.

Su último trabajo es la coordinación del libro Región Leonesa, la 18.ª Comunidad Autónoma de España en la que participan Rogelio Blanco, David Díez Llamas, José Luis Prieto Arroyo y Carlos Javier Salgado, entre otros, que apuntalan los cimientos intelectuales, legales, sociológicos y económicos de la lucha por conseguir la administración autonómica número 18 del Estado. Habla sobre cómo conseguirla en esta entrevista.

A raíz de la moción sobre creación de la autonomía leonesa presentada por el ayuntamiento de León en diciembre de 2019, un tema que parecía dormido, aunque realmente nunca lo llegó a estar, se convirtió en debate en todo el Estado. ¿Qué lectura sacas de aquello?

La cuestión de la autonomía leonesa no estaba ni está dormida; a la vista de las mociones autonomistas aprobadas en numerosos ayuntamientos leoneses, de la manifestación en León de febrero de 2020 y de los resultados de las elecciones autonómicas del 13 de febrero de 2022, hay un problema político por resolver en León y el debate autonómico sobre la configuración territorial de Castilla y León sigue tan vivo como hace cuarenta años. Los leoneses no querían forman parte de Castilla y León en 1983, ni lo quieren ahora.

Uno de los primeros debates que abren el libro es sobre la falta de autonomía propia en una región a la que la Unesco en 2013 reconoció como la Cuna del Parlamentarismo.

El hecho de que la Región Leonesa tenga una notable entidad histórica no cotiza políticamente. ¿Qué entidad regional histórica tenían las provincias de Logroño o de Madrid? En el sentido que reclama el artículo 143.1 de la Constitución, muy poca al lado de León. Y sin embargo, a diferencia de León, esas provincias se constituyeron en autonomías.

Sin ir tan atrás en el tiempo, todas las miradas sobre la creación de esta autonomía están puestas en el paramés Rodolfo Martín Villa y sus “razones de Estado”. Hoy vemos como aquellas razones, lejos de ser útiles, van en sentido contrario, ya que tanto el independentismo catalán como el vasco tienen más representación que nunca. Lo que está claro es que el sacrificado fue el pueblo leonés.

La creación de la Comunidad Autónoma de Castilla y León fue fruto de un acuerdo político entre la UCD y el PSOE en un momento histórico preciso, realizado en función de los intereses de las élites políticas del momento. Ese tiempo histórico ya pasó, y las generaciones leonesas del presente y del futuro tienen todo el derecho a replantearse aquella decisión política tomada hace décadas por unos pocos al margen de la voluntad del pueblo leonés.

Hay críticos, entre los que me encuentro, que recurrir solamente a que un día León fue Reino para pedir la autonomía suena tan nostálgico como los que hablan de la grandeza de España añorando a Felipe II. Entiendo que hay una raíz, pero no debe quedarse solo en eso.

El reino medieval de León es un poderoso elemento simbólico, eso es innegable. La identidad política del pueblo leonés nació con el Reino de León, pero lógicamente, el autonomismo leonés ha de fundamentarse en otros elementos, y el principal ha de ser el deseo mayoritario de los leoneses de constituirse en Comunidad.

Desde el punto de vista económico y demográfico, el fracaso del oeste de esta comunidad, es decir, las tres provincias leonesas, es algo incontestable. ¿Con una autonomía propia nos iría mejor?

No nos podría ir peor, eso seguro. La Comunidad Autónoma de Castilla y León ha tenido cuarenta años para demostrar su utilidad a los leoneses, y el resultado ha sido desastroso: la conformación de un nuevo y potentísimo centralismo en Valladolid, desequilibrios económicos entre las regiones leonesa y castellana que conforman la comunidad (en perjuicio de León), despoblación de la Región Leonesa, desarrollo de políticas de marginación y ocultación de la cultura e identidad leonesas...

Inicialmente, Castilla y León estaba diseñada para que formaran parte de ella Santander y Logroño. ¿Si Castilla y León es una comunidad de éxito, como ha dicho recientemente un destacado líder político, por qué Cantabria o La Rioja no renuncian a la autonomía y se integran en esa comunidad? Quien tenga dudas sobre si nos iría mejor a los leoneses con una autonomía propia, que mire para Cantabria y La Rioja y se pregunte si esos territorios estarían mejor como provincias castellanoleonesas de lo que están ahora como Comunidades Autónomas.

Hay un debate abierto entre las personas que desean la autonomía leonesa. León, Zamora y Salamanca, o primero la provincia de León y luego si se quieren sumar Zamora y Salamanca, cuya posibilidad se llega a plantear en el libro.

La voluntad democrática de los zamoranos y salmantinos es clave; si la mayoría de los habitantes de Zamora y Salamanca no desean formar parte de una futura autonomía leonesa, no se les puede imponer.

Uno de los puntos clave, para mí, es el análisis entre continente y contenido. Se pide la autonomía de las tres provincias leonesas porque sus gentes tienen características culturales, geográficas y etnográficas, entre otras, comunes.

La Constitución Española, en su artículo 143.1, dice que las provincias limítrofes con características históricas, culturales y económicas comunes pueden acceder a su autogobierno y constituirse en Comunidades Autónomas. Ese presupuesto constitucional para acceder a la autonomía lo cumplía y cumple la Región Leonesa (León, Zamora y Salamanca), porque es una de las regiones históricas españolas.

Como explicas detalladamente, es posible desde el punto de vista legal la creación de una comunidad autónoma leonesa. Sin embargo, partidos como el PSOE llegaron a enviar una carta a alcaldes y concejales advirtiéndoles de que no apoyaran la moción porque decían que “era inconstitucional”. El PP por su parte llegó a anunciar medidas contundentes contra los ediles que las apoyaran. Hoy vemos que son muchos los ayuntamientos gobernados por PP y PSOE que la apoyaron. ¿Qué miedo hay en Madrid y en Valladolid a la democracia?

No lo sé. El autonomismo leonés es un movimiento cívico y político, plural, profundamente democrático, que busca un encaje justo de León en España, y que no solo respeta el orden constitucional, sino que exige su cumplimiento para uno de los territorios históricos del país, el único al que se le impidió acceder a la autonomía.

Dejas claro que el primer paso es la reforma del Estatuto de Autonomía de Castilla y León, pero vistos los resultados electorales, la empresa se plantea harto difícil. Por otra parte, los tres procuradores conseguidos por la UPL más el claro mensaje de León y su alfoz invitan al PSOE a recoger el guante. ¿Qué lectura sacas de estas elecciones?

En clave autonómica, que Castilla y León es una comunidad pensada para servir a los intereses políticos de los partidos estatales, para eso se conformó y es su razón de ser esencial. Un ejemplo claro y reciente lo tenemos en la actitud de Tudanca, presentando en 2021 una desastrosa moción de censura en las Cortes de Castilla y León ordenada desde Madrid, que solo es equiparable al servilismo de Mañueco convocando unas elecciones innecesarias ordenadas también desde Madrid. Ambos deberían haber dimitido por sus fracasos y maniobras ajenas al interés común, pero su docilidad los hace útiles a sus respectivos partidos.

En todo caso, el autonomismo leonés no es patrimonio exclusivo del leonesismo político, es transversal. En todos los partidos ha habido y hay defensores de una Comunidad Autónoma Leonesa: en el PSOE, Baldomero Lozano, José Antonio Díez (actual alcalde de León), Rogelio Blanco...; entre los conservadores, José María Suárez González, (antiguo alcalde de León y diputado por León) o Juan Morano, entre otros muchos.

Como coordinador de la obra. ¿Qué mensaje enviarías a los escépticos de la creación de la Comunidad autónoma de la Región Leonesa o País Leonés?

En primer lugar, de respeto por quien tiene unos planteamientos diferentes a los míos, que son los de un autonomista leonés. Y en segundo lugar, diría que los que deseamos que en un futuro exista una Comunidad Autónoma Leonesa solo queremos que el lugar de la Región Leonesa en España sea el mismo que tienen el resto de regiones de nuestro país: ser una autonomía, que esa futura comunidad sea la mejor garantía de progreso y bienestar de nuestra ciudadanía, y que dé continuidad a la identidad y a la personalidad histórico-cultural de León.

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