El MUSAC como ejemplo de museo construido bajo parámetros arquitectura moderna

MUSAC

Cristina García

El Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León nació en 2005, de mano de los arquitectos Luis Moreno Mansilla y Emilio Tuñón. Se enmarca en la reciente tradición de la construcción de centros de arte y galerías, frente a todos aquellos museos que aprovechan edificios ya existentes, dándoles un nuevo uso. Este fenómeno es un hecho evidente en España y su máximo exponente es el fenómeno del Guggenheim de Bilbao.

Es de todos sabido que la fachada del MUSAC está recubierta por grandes vidrios de colores, relacionando la arquitectura clásica de la Catedral de León con la contemporaneidad del Museo. Así, se consigue poner en común el arte y la arquitectura, la ciudad y la cultura. Los arquitectos confiesan que para conseguir esta curiosa fachada procedieron a pixelar un fragmento de la vidriera El Halconero, una de las más antiguas de la catedral y que data del siglo XIII. Así pues, el Museo consigue evocar el patrimonio de la ciudad de León, sugiriendo al MUSAC como Catedral del Arte Contemporáneo.

Sin embargo, en pocas ocasiones se atiende al espacio interior del museo. Se trata de una sucesión de espacios continuos, aunque diferentes, con grandes patios y lucernarios. Una sola planta de 3400 metros cuadrados distribuidas en nueve salas de enormes proporciones, en las que destaca la desnudez dotada por el hormigón blanco y que lo dota de una homogeneidad continua. Con ello juegan los techos altos, las vigas visibles, el juego de los ángulos de los muros y la apertura a patios interiores. Además, la ausencia de pasillos dota al visitante de la posibilidad de definir su propio recorrido.

También cabe destacar el espacio de acceso como un elemento relevante dentro del conjunto. Se trata de un amplio recibidor de apariencia simétrica, en cuyo techo se marca el punto donde descansa todo el peso de esta innovadora estructura. Es aquí también donde se abren dos grandes lucernarios de 18 metros de altura que reciben luz con distintas orientaciones marcando contrastes de gran expresividad que cambian a lo largo del día.

La iluminación natural del interior del edificio proviene de los tres lucernarios y ventanales abiertos a los patios o a la calle. La iluminación de las exposiciones se confía a expositores de diversos tipos cuyo sistema permite adaptar la iluminación a las diversas necesidades expositivas.

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