Miles de leoneses se empapan de San Froilán con la romería hasta la Virgen del Camino

Carros y pendones de gala en la Romería a la Virgen del Camino

M.C.

Miles de leoneses han peregrinado desde primera hora de este domingo a la Virgen del Camino, haciendo tradición de una de las romerías más populares de la provincia. Se trata de San Froilán, la fiesta en la que las tradiciones se convierten en protagonistas indiscutibles y en la que los pueblos visten de gala a sus carros engalanados y pendones para que luzcan durante esta soleada jornada.

Los más madrugadores han sido los pendones, que han acariciado el cielo leonés en su paseo hasta la localidad sobre la fuerza de los mozos, algunos niños de corta edad, con pendones en dimensiones acordes a su altura y destreza. Después, los carros engalanados, adornados con vegetales y frutos de la temporada, y con las mulas, bueyes, caballos y burros a punto para pasear entre los miles de ciudadanos que han salido de sus casas para ver este tradicional espectáculo. Y, es que, ha sido mucha gente la que durante esta mañana se ha acercado a la Virgen del Camino, para no perderse el día grande, peregrinando junto a los carros y pendones por la carretera, cortada al tráfico rodado.

A las 12 de la mañana se ha celebrado una misa en la explanada de la Basílica, donde se estima la concentración de hasta 50.000 leoneses. Este año, junto a la presencia de concejales del Ayuntamiento de León, al alcalde de la ciudad, Emilio Gutiérrez, y al presidente de la Diputación de León Marcos Martínez, ha presenciado la romería y la misa Antonio Silván, consejero de Fomento y Medio Ambiente y portavoz de la Junta de Castilla y León, quien no ha querido perderse la fiesta.

Tras la misa solemne, la tradición manda a comer. Algunos se llevan su propio avituallamiento, otro inundarán los restaurantes de la zona y muchos lo harán a base de degustaciones de chorizo y morcilla regado con un buen vino en los puestos que se montan alrededor.

La romería popular se alargará durante toda la jornada, invitando a todos los amantes de la buena comida a darse una vuelta, comprar, mirar y especialmente probar la variedad de productos que se ofertan.

Las tradiciones marcan las pautas, todos los asistentes deben besar el manto a la virgen, rascar la lustrosa nariz de San Froilán y comprar y regalar perdones, avellanas que los hombre llevaban a sus mujeres al volver de todo un día de feria en la capital, por lo que hubiera podido pasar.

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