¿Es mejor caminar en playa o en montaña?
Caminar es una buena forma de hacer ejercicio. Cuando caminamos quemamos calorías, mejoramos nuestra salud cardiovascular, tonificamos la musculatura, liberamos endorfinas que reducen el estrés y aumentamos nuestros niveles de energía incrementando el suministro de oxígeno a los tejidos. Además, dependiendo de por dónde caminemos, sumaremos otros beneficios que nos aporta el entorno. Hablamos con Lorena Sánchez Gómez, miembro de Saluspot y fisioterapeuta y osteópata en la Clínica Arvila Magna.
Beneficios de caminar en la playa
● Al andar descalzos, estimulamos los mecanorreceptores de la planta del pie mejorando la propiocepción (o equilibrio) global del cuerpo y generamos sustancias que ayudan a la relajación por el contacto de nuestra piel con el suelo.
● La arena, seca o mojada, constituye un terreno inestable donde nuestros músculos deben trabajar más y, por tanto, se tonificarán más rápidamente.
● Además, la arena sirve de exfoliante natural para la planta del pie.
● Al caminar bajo el sol, aumentamos nuestros niveles de vitamina D, que reduce el riesgo de padecer osteoporosis y ayuda a nuestro sistema inmunitario.
● El contacto al andar con el agua de mar nos ayuda a prevenir el envejecimiento por los niveles de yodo y sodio del agua. La temperatura del agua tiene un efecto antiinflamatorio, analgésico y de mejora del retorno venoso y de la circulación linfática.
Si vamos a andar en la playa, debemos tener en cuenta que nos será más fácil caminar por la arena mojada por ser más dura y más estable y que la arena seca ofrece mayor resistencia, que también podemos andar con el agua por la cintura para fortalecer más la musculatura de las piernas y que debemos hidratarnos, protegernos del sol y evitar las horas de mayor exposición.
Beneficios de caminar en la montaña
● El desnivel hace que quememos calorías más rápidamente y tonifiquemos más rápidamente la musculatura de las piernas.
● Aumenta la oxigenación al cerebro al respirar un aire más limpio y eso estimula nuestra creatividad y nuestra capacidad de solucionar problemas.
● Las plantas y los árboles segregan moléculas llamadas fitoncidas que se ha demostrado que mejoran nuestro sistema inmunológico y aumentan la producción de sustancias endógenas anticancerígenas.
● Un estudio demuestra que el simple hecho de estar en un bosque nos hace más felices, reduciendo nuestra tensión arterial y bajando los niveles de cortisol.
Si queremos practicar senderismo, debemos informarnos sobre el nivel y el estado de la ruta que vamos a hacer y equiparnos bien con un calzado que tenga la suela gruesa, sea impermeable y sujete el tobillo, y ropa cómoda que nos permita el movimiento y sea adecuada a la ruta y la época del año.