Mansilla de las Mulas acoge una jornada sobre la titularidad compartida de las explotaciones agrarias

Manos mujer cebollas

Ical

La Asociación de Mujeres Leonesas del Medio Rural, Amulemer, celebra hoy en la localidad de Mansilla de las Mulas una jornada que se enmarca dentro del Plan de divulgación y promoción de la Titularidad Compartida de las explotaciones agrarias, aprobado por la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, dentro del programa de la Junta de atención a mujeres con necesidades especiales, de promoción de la igualdad de oportunidades y de prevención de la violencia de género en Castilla y León.

Hasta final de año se van a desarrollar encuentros de este tipo en toda la Comunidad en los que se hablará de la titularidad compartida de explotaciónes agrarias que gestionarán las asociaciones provinciales que forman la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur) Castilla y León, que tiene como principios básicos el trabajo por y para lograr la igualdad y el progreso de las mujeres rurales.

Fademur explica en un comunicado que ha puesto en marcha este plan de impulso a la Ley 35/2011 de Titularidad Compartida de las explotaciones agrarias. Esa Ley, señalan, ha significado un paso de extraordinaria importancia en la valoración de la participación de las mujeres en los derechos y obligaciones derivados de la gestión de las explotaciones agrarias.

Su aspiración es constituir un factor de cambio de las estructuras agrarias de modo que las mujeres del mundo rural gocen de una igualdad de derechos efectiva respecto de los hombres, lo que permitirá -apuntan- la supresión de barreras formales y sustantivas, así como la potenciación de ciertos valores en las mujeres del mundo rural, tales como la confianza, la igualdad y la no discriminación, la visibilidad y, por tanto el desarrollo sostenible.

No obstante, explican que desde que se aprobó se han encontrado diferentes obstáculos, por un lado los relacionados con las distintas administraciones, algunas de las cuales todavía la desconocen, la confunden e ignoran cuáles son las directrices informativas que es necesario poner en manos de lo/as interesados/as.

A ello, apuntan, hay que sumar en primer término el problema que para muchas explotaciones supone el pago de dos cotizaciones a la Seguridad Social, lo que en el caso de algunas explotaciones representa un obstáculo “insalvable” dado el nivel de ingresos que derivan de la actividad agraria. Aunque para algunas mujeres con determinada edad y durante un corto periodo de tiempo existen unas ayudas de hasta el cincuenta por ciento de las contingencias comunes, sería conveniente, dicen, articular una cotización ajustada a la nueva realidad que supone la titularidad compartida.

Por otro lado encuentran barreras en la falta de motivación de muchas mujeres para emprender la visibilización del trabajo que ya realizan y “la mentalidad machista de los varones para reconocer de forma fehaciente que el trabajo de sus cónyuges o parejas no es meramente una ayuda familiar, sino que es productivo y por ello generador de derechos”. Por último, explican, hay un problema que afecta de forma general a la actividad agraria y que también se pone de manifiesto en la incorporación de jóvenes, y consecuentemente, en el relevo generacional: la falta de valoración de la profesión de agricultor y/o ganadero. La actividad agraria, concluyen, no es una actividad profesional que socialmente esté bien considerada y, en el caso de las mujeres, se da todo un conjunto de influencias disuasorias para el acceso a la titularidad de las explotaciones.

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