La maleza escondía un bombón
El bosque no debaja ver el árbol. Estaba ahí desde los años 30 del siglo pasado, señorial como todos los chalés del ensanche de la capital leonesa. Pero desde el cierre de la azucarera de Santa Elvira de León en 1992, hace poco más de treinta años, el edificio se había quedado oculto tras un bosque que impedía disfrutar de su bella hechura arquitectónica.
El chalé que siempre acogió a los directores de la azucarera (hasta tres hicieron de él su casa, según recuerdan los más antiguos empleados) ha sido testigo de una industria floreciente en su época que marcó un hito en la ciudad al otro lado del río y de la línea del ferrocarril.
Ahora, el proyecto de reconversión de la mayor parte de la azucarera en Palacio de Congresos se ha 'olvidado' del viejo chalé abandonado. Inmerso en un terreno propiedad de una UTE, y sin que fuera tenido en cuenta para proteger su planta, si nadie lo remedia se convertirá en pisos a saber cuándo, quizá incluso en un hotel que en principio prevé en la zona la actual planificación urbanística, pero ese hotel sería de nueva construcción, dado que el actual destino del chalé del director de la azucarera es ser demolido, sin más.
Hace ya casi tres semanas que aquel bosque que ocultaba el edificio fue talado. Los árboles tumbados permanecieron varios días sobre el amplio solar (como se aprecia en estas fotos) y a día de hoy ya han sido retirados, se supone que para su aprovechamiento. Un aprovechamiento que no podrá disfrutar el chalé en sí. No se sabe cuándo caerá bajo la piqueta, pero el caso es que a día de hoy es una de las últimas oportunidades casi seguro para verlo con casi todo su antiguo esplendor.