Qué mal trago de etapa en Pekin Express

Ylenia y Sonia, participantes de Pekín Express, en La Sexta.

Nuria V. Martín

Tras salvarse la semana pasada a las pulpeiras les tocó cargar toda la carrera con un hándicap con apariencia de tigre, aunque era un hombre bastante caprichoso y vago. Las medidas de dudosa moral que utilizaron los blogueros la semana pasada, prometiendo dinero a los conductores para conseguir transporte, dividieron la competición entre las parejas que les tachan de tramposos y los que prefieren olvidarlo, como es el caso de las astorganas que también intentaron hacer promesas de dinero que nunca pagarían.

Como siempre la primera fase de la carrera empieza en carretera, luchando por llegar en las dos primeras posiciones para hacerse con la ansiada inmunidad. Los aristócratas y la expareja fueron los que compitieron en el sexto juego de la inmunidad. Uno de cada pareja debía memorizar el orden de cinco saris, los trajes típicos de la India, mientras que el otro debía conseguir madejas de hilos de los diferentes colores para ordenarlos correctamente. Unas cuantas carreras después los luchadores fueron los vencedores. Victoriosos se plantaron en una asamblea con sorpresas, ya que en contra de todo pronóstico las ovejas negras fueron Blanca y Pepe, no los blogueros como ellos quisieron, lo que fraccionó más la competición. Algo que se palpo en el segundo tramo del programa con los comentarios que hacían las parejas en lo que avanzaban camino.

Las parejas pasaron la noche antes de alcanzar una prueba obligatoria en mitad del camino. En un principio, los inmunes estaban exentos de tener que comer un desagradable manjar gracias a un antídoto, pero se lo podían quitar por lo que decidieron esconderse en el pueblo de salida para que todos les adelantaran. Al día siguiente continúa la carrera con sus tensiones, rencillas y hasta el peligro de toparse con un tigre real. A pesar de todo llagan a la “degustación” y para desgracia de los inmunes los blogueros les montaron una emboscada y al salir corriendo se les cayó el antídoto, por lo que a pesar de los lloros de la luchadora tuvieron que comerse el “veneno” para saber el resto de la dirección.

Después del mal trago las ovejas negras llegaron primeros, pasando a segunda posición lo que hizo que los primos se quedaran con el amuleto. Madre e hija llegaron las cuartas, así que siguen en la carrera una semana más. La pareja que abandonó irremediablemente la competición fue la de las pulpeiras, demostrando que la suerte de superar el hándicap sólo la tuvieron las astorganas por el abandono de los desconocidos.

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