Lía, la historia de la niña que llegó al mundo en un taxi de camino al Hospital

Más o menos, aunque para cada uno de nosotros nuestro nacimiento es único, todos recordamos nuestra llegada al mundo de una forma muy parecida. Los cimientos de nuestra historia se asientan sobre lo que nos han contado, sobre cómo nos miró nuestro hermano mayor cuando le auparon a la cuna, o sobre cuánto nos parecíamos ya desde pequeños a nuestro abuelo. Aunque es cierto que cada parto es distinto, y son muchos los factores que influyen en que todo se resuelva con la mayor destreza posible, la madre suele ingresar con contracciones en el Hospital, y dar a luz rodeada de un equipo de profesionales. Pero hay veces que el nacimiento se convierte en un episodio especial no solo para los padres y el bebé, sino para quienes improvisadamente se convierten en matronas. Y esta es la historia de Lía, un cuento con final feliz, un nacimiento que muchos recordarán por haber llegado al mundo en un taxi, el de Kiko, durante la Noche Bruja de La Bañeza, en un arcén a cinco minutos del Hospital de León y gracias a la ayuda de su abuela Ana.
“Inolvidable”, suspira muy tranquila Soraya, la madre de la pequeña Lía. Se trata de su tercera hija y todo ocurrió este martes de madrugada, hacia las 5.00 horas, cuando la bañezana de 33 años comenzó a sentir las contracciones que le pusieron sobre alerta de la llegada de su hija, “Estaba embarazada de 8 meses, me encontraba en casa tranquilamente con mi familia, en La Bañeza, y noté que me ponía de parto. Llamé a un taxista, un amigo de la familia y nos pusimos rápidamente en marcha rumbo al Hospital de León”, relata Soraya.
Pero no hubo tiempo de llegar al Hospital. “Lía nació por el camino. Yo le decía a mi madre: 'mamá que ya asoma la cabeza', y mi madre: 'que no puede ser, espera que estamos llegando', y yo: 'que no mamá, que no puedo'. Y no espero”, explica la madre de la niña, que ha pesado 2'200 kilogramos.
Una experiencia inolvidable
Para la abuela de la niña, Ana, ha sido una experiencia inolvidable. “Ella siempre ha dicho que tenía ganas de ver un parto, y mira, al final tuvo que ayudar a nacer a su nieta”.
Kiko, el taxista, se encargó de todo, de llamar al 112 y al Hospital para saber qué hacer con el cordón umbilical de la recién nacida y cómo atender a la madre.
El 112 alertó a la Policía Local de León, quien escoltó el vehículo desde la Ronda Sur de la ciudad hasta Urgencias de Pediatría del Hospital de León, donde el servicio médico las estaba esperando.
Soraya recuerda que según lo que le decían su madre y el taxista estaban a cinco minutos de llegar, pero al final no hubo tiempo. “Kiko ayudó sobre todo a qué hacer con el cordón, iba informándose con el médico. No sabíamos si cortarlo o qué, y finalmente vinimos con el cordón según estaba, yo traía en brazos a la niña, bien tapadita, y aquí se encargaron del resto”.
A pesar de la situación, Soraya apunta que no estaba nerviosa ni asustada. “Estaba tranquila, sabía más o menos lo que tenía que hacer, y sabía que Lía iba a salir, aunque nunca me imaginé que sería de esta forma”.
La madre, recuerda esta inusual experiencia con mucho amor porque se trata del parto de uno de sus hijos, pero fácil, quizás también porque no era madre primeriza. “Tuve los dolores de las contracciones, lo normal, pero nació de dos empujones, fue rápido, no me dio tiempo a nada”.
Al llegar al Hospital de León, ingresaron a la madre y a la niña, que en estos momentos se encuentra en la incubadora, pero en perfecto estado de salud. “Ha pesado 2'200 kilogramos, es muy pequeñita” comenta Soraya, que también nombra a los hermanos mayores del bebé. Manuel, Erlanch y Marta.