El buscador de oro leonés

Claudio toma un café con ileon.com mientras charla de su experiencia.

Marta Cuervo

Claudio García, cambió las tapas de León para pasear junto a los 'poro' (reno en finlandés) de Kittilä. El joven ingeniero de minas, aceptó la oferta que la empresa internacional de explosivos en la que trabajaba le ofreció: marcharse un mes al norte de Finlandia para implementar su proceso de formación.

“Me marche a Finlandia por trabajo y para completar mis conocimientos, aunque no quería”.

Cuando Claudio acabó la carrera montó una empresa de energía solar, pero “con la crisis” tuvo que hacer borrón y cuenta nueva y “buscar otra cosa”. “Tomé un cambio de rumbo, totalmente distinto de las placas solares y me dediqué a la minería”, recuerda.

Y, sin más, Claudio hizo sus maletas y se fue al otro extremo del mundo, al norte de Finlandia.

“Me marché solo y aunque mi jefe allí también era español, vivía en otra ciudad. Todos los demás empleados eran finlandeses”. La adaptación del trabajo fue “dura”. “Mi rutina transcurría en la mina, pero a nivel idiomático nos entendíamos porque la empresa es canadiense y el lenguaje habitual era el inglés”.

Una de las mayores dificultades a superar fue el frío. “Las temperaturas alcanzaban los 20-25 grados bajo cero, y la semana que más frío hizo no superaron los 35-40 bajo cero”.

Claudio trabajaba en una mina de oro, en la fabricación de explosivos. “Me dedicaba a temas de ingeniería, contacto y asesoramiento al cliente de la mina, además de al seguimiento de las voladuras”.

El leonés no recuerda su estancia en el país finlandés con demasiado entusiasmo. “Me pasé los seis meses pegado al ordenador y a Skype”, bromea ahora divertido, aunque asegura que había unas “tartitas de crema que estaban muy buenas”.

Levi, pistas de esquí al norte de Finlandia.

A pesar de ello, el balance de su estancia en Kittilä, ciudad que se encuentra a 150 kilómetros del Círculo Polar, ha sido positiva: la mina tenía cielo abierto y subterráneo, estaban cargando con dos tipos de explosivos, era bastante grande y para aprender ha sido una experiencia muy interesante“.

Próximo destino: Groenlandia

Otro de los puntos positivos de su estancia ha sido que allí ha conocido su próxima meta: Groenlandia.

“Cuando dejé la empresa canadiense ya tenía casi asegurada otra oferta con una empresa inglesa en otra mina de oro”, adelanta.

El principal motivo que ha llevado a Claudio a volver a tomar las riendas del nuevo proyecto en Groenlandia, han sido una serie de “condiciones concretas”, la principal: el tiempo. “A Finlandia sin saber cuando iba a volver, si hubiese sido por ellos no habría vuelto. En Groenlandia la oferta se trata de 6 semanas allí y 3 en León, además de 4 meses de vacaciones al año con todos los viajes pagados, lo que hace todo más llevadero”.

Claudio bromea con que son las minas de oro quienes le eligen a él. El leonés asegura que existe cierto desconocimiento acerca de estas excavaciones, ya que, especialmente por la situación de nuestra provincia, estamos más acostumbrados a las de carbón.

“Una mina de oro, a diferencia de las de carbón es mucho más limpia, puesto que el oro está metido dentro de la roca sin apenas polvo”. Otra de las mayores diferencias es que en las minas de oro se utiliza una “maquinaria bastante grande”, puesto que sus dimensiones sueles ser enormes.

En la excavación de Kittilä se hacían lingotes de oro, “se trata de una planta de tratamiento del mineral”.

Un consejo de la mano de Claudio para quien se marche tan lejos: “intentar trabajar lo más posible para volver antes, porque como en España... en ningún sitio”.

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