León, a bordo del negacionismo político, se nos está yendo a la nada

Foto Carlos J. Domínguez

Máximo Soto Calvo

Mientras nos entretenemos unos hablando de lo mal que nos va en el ente autonómico, y otros, los afines, los paniaguados, los colaboracionistas interesados, (o de insulsa trayectoria) o los “bien pagaos”, que cantan las excelencias de nuestro estatus comunitario poniendo su voz o su pluma a favor del ente sin fijar la mirada responsable en el entorno depauperado. ¿Qué le pasa a León? No a Legio, la urbe regia, sino al provincial en esta ocasión.

Pues, que la realidad padecida se asemeja más al sumidero que en la plaza de las Palomas traga al simbólico león, situación a la que damos hálito permanente por dejación popular, y que no pasará mucho en ser plasmada en maléfico afiche, dadas nuestras tolerancias y tragaderas.

Si damos por cierto que “tanto peca el que mata como el que tira de la pata”, los dirigentes políticos, dicho drásticamente son los matarifes. Luego encontramos a los prebostes, o los que antes se titulaban magnates, puede que hoy empresarios o patronos, comerciantes, amén de los profesionales en puestos de relevancia social, que pueden estar cargando desequilibradamente con el peso de la culpa que no les corresponde (por aquello de las honrosas excepciones). El silencio cómplice o la contestación extemporánea que suena a justificación, viene a evidenciarlo, entendámoslo así, pues ni la élite se puede sacudir la culpa, ni el pueblo eximirse de estar viviendo pasajes de desventura autonómica por tolerancia mal entendida, y, en descargo, pretender asemejarlo a impotencia devenida.

El empresariado puede llegar a pensar que bastante tiene con sacar a delante su negocio, mas, eso puede ser de ahora, tiempo de pandemia y estrecheces económicas, pero los cuarenta años padecidos de reclusión autonómica, no han sido otra cosa que azotes permanentes del ente, que llevamos bien marcados para nuestra desventura leonesa. ¿Cuál ha sido la respuesta general?, pues el silencio cómplice, si acaso un leve rezongueo temeroso de perder subvenciones, apoyos o ayudas, evitando que salga a la luz pública con decisión nuestro pensamiento autonómico leonés. Reciente. ¿Acaso no han leído soluciones como IAL?

Protestar contra el ente no es llorar por incapacidad, es más bien un dejar hacer que a nadie de la Región Leonesa favorece, sí, sí, y a todos perjudica. ¿Acaso pueden escuchar con paciencia al señor Mañueco diciendo que la nuestra, vamos la comunidad de preponderancia castellana, es modelo de éxito? Como bien se ha dicho estamos en una Comunidad fallida, donde la Región Leonesa, marginada desde el poder castellano, y sumida por las indecisiones, y no las del bolero para unir almas y corazones, sino ante el ente, que lejos de aparecer para unir, sale para ofrecer... “ayuda”... ¡Dirigiendo a los interesados hacia otros lugares del foro centralista!

Mañueco con Vox subido a su chepa

Ahora tiene Mañueco a VOX subido a su chepa. La imagen: todo el partido extremista bien encarnado en la figura decorativa del vice, sin funciones, un antagonista en toda regla de “pepito grillo”, pelín sedicioso, quien además de no creer en las autonomías, según dice, pretende dirigir al pesidente hacia los posicionamientos sociales que ellos preconizan, marcando un malicioso silencio de lo leonés. Si todos los cálculos de Mañueco son así, mal vamos. Si finge ante el acompañamiento para no desmerecer ante el respetable... ¡mal! Pero si está satisfecho de la situación, todo lo suyo es postizo y va sin base ni fundamento.

El Parque Tecnológico de León que puede tener demanda por emplazamiento interesante para determinadas empresas, no está siendo atendido por los dirigentes del ente autonómico, que por obligación social han de prestársela, además de tiempo y dineros. Y nosotros, los leoneses de León no sabemos exigir. Así se propician demoras para la ampliación de suelo industrial, pues las preocupaciones están lejos, tal vez envidiosas, para proteger y promocionar otros lugares castellanos que a la Junta interesan más. La demanda de suelo que existía, porque el enclave leonés a nivel nacional siempre ha sido llamativo, lejos de animar a los interesados a agilizar los trámites, lo suyo ha sido alargarlos en el tiempo. Ahora dice, la Junta, adquirir compromisos, los daños pasados a olvidar; y el futuro que han de animar... ¿Para cuándo? Los tiempos y las oportunidades pasan veloces.

El presidente de la Fele, a quien no cito nominalmente por entender que habla por todos los asociados, según dice: Vox está contribuyendo a minar el diálogo social en todo el país, y por lo tanto de forma especial ahora en Castilla y León. Cita a la comunidad como algo irreversible, de cara a los intereses de los leoneses, puede que, en apariencia, un pelín destempladamente, mas no es tal, aunque apunta: comunidad a la que la extrema en liza empieza a hacer tomar derivas peligrosas ayudando a que falle la relación empresarios-trabajadores en todo el ente, cual si hasta ahora el papel autonómico castellano hubiera sido bueno y oportuno.

Nos van esquilmando de todo

Nos van esquilmando de todo. ¿Es posible que esto pase desapercibido? Estamos pasmados ante lo sangrante: Centro del noroeste arrebatado, y así autovías, carriles polos logísticos de toda índole... ¡En Valladolid! En un descarado centralismo de la más feroz factura. ¿Así a dónde vamos?

Estamos en un ente autonómico contra el que la gran mayoría popular nos quejamos siempre... ¡¡Cuando está lejos las urnas!! Y también en alguna distendida sobremesa empresarial, con una copita en la mano, cual brindis al sol, se recuerdan agravios, traslados y reubicaciones en Castilla de lo que debió instalarse en León.

¡De un vez por todas, hay que ponerlos sobre la mesa! Proyectos, razones... y todo lo procedente, o nos vamos por el sumidero, injuriados con la destemplanza de los vertidos residuales que no empujan, pero que pasmosamente, como sumun del colonialismo, bien depurados aún aportarán IVA al ente autonómico, algo que demasiados leoneses, voto en mano, se empeñan en no querer ver.

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