La Junta vacunará en febrero de varicela a los niños que se quedaron sin ella en 2013

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S. Calleja / ICAL

La Consejería de Sanidad comenzará a vacunar en el mes de febrero a todos los niños nacidos desde el 1 de enero de 2013 que no pudieron ser vacunados contra la varicela debido a la decisión del Ministerio de Sanidad de retirarla de las farmacias. La medida coincidirá con la entrada en vigor del nuevo calendario de vacunación infantil que incluye esta prestación con carácter gratuito y universal para todos los niños y niñas que nazcan a partir de ahora en Castilla y León, y se retrasa un mes sobre la previsión inicial, por motivos de abastecimiento.

Aunque en un principio se barajó la posibilidad de incluir en el programa a sólo los recién nacidos, Sanidad ha apostado por cubrir a esos niños que se quedaron en el limbo, tanto por una cuestión de protección global y colectiva, como por las demandas de los propios padres y sociedades científicas, entre ellas las de pediatría que siempre han sido partidarias de incluirla entre las recomendaciones del calendario infantil a edades tempranas.

Con carácter general, la vacuna se administrará en dos dosis, una a los 15 meses y otra a los 3 años. Para cumplir las pautas de forma organizada y dar cobertura a todos los niños nacidos desde el 1 de enero de 2013, el organigrama previsto por Sacyl arrancará en febrero, cuando comenzará a recibir sus dosis este grupo que se quedó sin vacuna. A estos niños se les administrarán dos dosis, con una diferencia de un mes, cuando cumplan los tres años, y en el caso de que ya hubieran recibido una, se completará la pauta con una segunda dosis.

Mientras, el 1 de abril, comenzará el período de vacunación para los nacidos a partir del 1 de enero de 2015 que no hayan pasado la enfermedad y tengan 15 meses. Cuando cumplan los tres años, recibirán la segunda dosis. En tercer lugar, Sacyl mantendrá la vacunación a los 12 años entre aquellos que no hayan pasado la varicela, hasta que las cohortes de los nacidos en 2013 alcancen esta edad.

Debate cerrado

Con este paso se cierra un debate abierto en verano de 2013, que llevó a muchos padres a viajar a Francia, Andorra o Portugal para poder comprar una vacuna que costaba unos 70 euros (dosis), pero cuyos efectos estaban más que acreditados tanto por la evolución de la enfermedad, como por estudios y organismos oficiales. Es más, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicaba su administración en niños, y el Centro Europeo para la Prevención y Control de las Enfermedades (ECDC) la proponía como universal en su guía sobre recomendaciones de vacunación a los estados miembros.

Una década de eficacia

La Agencia Española del Medicamento autorizó en el año 2003 la comercialización de la vacuna y dos años después el CISNS amplió la recomendación de vacunar a los niños de entre 10 y 14 años, medida que se implantó de forma heterogénea. Desde entonces, la incidencia se había ido reduciendo, todo a pesar de que era un medicamento caro (unos 140 euros las dos dosis) y muy pocas autonomías llegaron a financiarla en bebés, tan sólo Madrid y Navarra y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

Tal ha sido la eficacia que en el caso de Castilla y León, las tasas se redujeron en diez años a la mitad, de 360,8 a 148,6 casos, dentro de la tónica general del país. Por estos motivos, los pediatras pedían a gritos la inclusión de la vacuna en el calendario único de vacunación infantil, teniendo en cuenta que es la única medida para erradicar una enfermedad que ya es anecdótica en países como Estados Unidos y Alemania.

En el primer año del bloqueo de la vacuna para bebés, los casos aumentaron un 20 por ciento en Castilla y León a un ritmo algo superior a la media de España, del 15 por ciento. En concreto, según datos provisionales, la tasa de incidencia pasó en un año de 148,62 a 175,31 afectados por cada 100.000 habitantes, que en cifras absolutas supone 751 casos más, al evolucionar de 3.743 a 4.494 afectados.

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