Raad Salam: “El Islam se aprovecha de las democracias de Occidente”

Raad Salam, a la entrada del Instituto Bíblico y Oriental.

Isabel Rodríguez

Solo una semana separaba a Raad Salam Naasam de la muerte cuando logró escapar de la cárcel en la que había sido condenado en los 90 por el régimen de Sadam Husein. Fue entonces cuando abandonó el país, como luego harían muchos de sus hermanos, cristianos como él. Por eso, cabe suponer que cuando el dictador fue depuesto y ejecutado en 2003, Salam esbozara una mueca de satisfacción, alivio o algo similar a un sentimiento de venganza cumplida.

Sin embargo, cuando este iraquí echa ahora la vista atrás no puede evitar pensar que fue peor el remedio que la enfermedad. Y que el movimiento revolucionario que prendió en Irak solo ha conseguido sumir al país en un caos. Con este arriesgado discurso, Raad Salam vino ayer a León a dar una conferencia organizada por la asociación Promonumenta. Doctor en Filología y economista, y residente en Madrid, viaja cada jueves a la capital leonesa para dar clase en el Instituto Bíblico y Oriental.

¿A qué conclusión llega tras comparar el régimen de Sadam Hussein con la actual situación de su país?

Sadam Hussein era un asesino y un dictador, pero era un dictador político, lo que permitía que en el país hubiera cierta estabilidad y cierta libertad religiosa. Ahora hay una dictadura religiosa, el país está en desorden, hay guerras, persecuciones de cristianos y matanzas cada día, por lo que creo que no todas las revoluciones son buenas.

Yo fui de los pocos que gritaron contra Sadam Husein y he estado perseguido y amenazado por grupos islamistas radicales.

¿Por qué?

Porque los países árabes no se pueden comparar con los occidentales. Para empezar, los estados islámicos no son compatibles con la democracia porque lo que hace la religión es imponer doctrinas a un pueblo. Por eso yo soy partidario de separar religión y política. Además, hay que tener en cuenta que Sadam Husein llegó con una revolución, igual que lo hicieron Gadafi o Castro.

Pero, entonces, ¿es mejor no hacer nada, no levantarse ante el opresor?

No. Yo fui de los pocos que gritaron contra Sadam Husein y he estado perseguido y amenazado por grupos islamistas radicales. Yo defiendo la libertad y la democracia, pero hay que investigar quiénes están detrás de los rebeldes, no ir en contra porque sí. La sociedad árabe está más atrasada, la mentalidad es diferente, no se puede comparar con Europa, por eso hay que estudiar la alternativa y analizar que opción es la mejor.

¿Sospecha que no nacen del pueblo esos movimientos?

Yo no creo que sea casual que todo el mundo árabe se levante a la vez, pienso que hay algo organizado, bien formado, y con medios. Y los únicos que están organizados y bien formados son los Hermanos Musulmanes. Hay que tener cuidado, fijarse en ejemplos como lo que pasó en Irán en 1978 y pensar: ¿qué es mejor, el régimen de Gadafi o la actual situación?

¿Cómo cree que ha afectado en las revoluciones árabes la actuación de Estados Unidos contra Bin Laden?

Los americanos con Bin Laden hicieron una cosa perfecta, así es como se tiene que actuar en estos casos. Si coges a Bin Laden para juzgarlo, es probable que un montón de grupos radicales islamistas secuestraran a miles de occidentales. Yo creo que han respetado mucho la tradición islámica: dejaron el cadáver un tiempo, su familia estuvo con él... y luego lo lanzaron al mar, que no es parte de un rito islámico, pero si llegan a enterrarlo, el lugar se habría convertido en un santuario.

La única solución tiene que venir de dentro del Islam porque este no va a permitir que alguien de fuera solucione sus problemas

¿En qué situación se encuentra actualmente Irak?

En Irak hoy hay un descontrol y un desorden increíble, pero una cosa está clara, el pato lo pagan los cristianos. De los 700.000 cristianos que había en los 90 en Irak, hoy solo quedan unos 300.000 debido al éxodo continuo. El problema es que cuando los musulamens vienen a Occidente tienen toda la libertad para construir mezquitas, lo cual me parece muy bien porque es propio de una democracia. Pero ellos tienen que aprender a dar libertad también a minorías en su país, y en este caso con más razón porque esas minorías somos originarias de Irak, y desde antes que ellos. Lo único que queremos es una convivencia pacífica.

¿Se consiente mucho a los musulmanes en Occidente?

Lo que pasa es que cuando aquí se prohíbe un velo, los medios no dejan de hablar del tema. Sin embargo, no pasa lo mismo cuando allí se ataca una iglesia cristiana.

¿De dónde puede venir la solución?

La única solución tiene que venir de dentro del Islam porque este no va a permitir que alguien de fuera solucione sus problemas. Pasó lo mismo con la Iglesia Católica que en el pasado cometió muchos errores, pero fue evolucionando y lo hizo desde dentro. En el Islam tiene que pasar lo mismo. El Islam no radical tiene que frenar al radical.

¿Y en Occidente qué hay que hacer?

Tiene que enseñar a los árabes a integrarse, a cambiar sus mentalidades. En democracia se da libertad a todos, pero el Islam se aprovecha de esta democracia para otros fines. No todo el Islam, solo una parte. No es cuestión de prohibir o permitir un velo sino de explicar por qué lo llevan, lo que simboliza y por qué lo usan las mujeres.

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