Gaius Aquilius Verus, el reenganchado de la Legio VII que ha desvelado una nueva estela romana encontrada en León

La parte superior del 'ara votiva' de Gaius Aquilius Verus. // Gentileza del Museo de León

Jesús María López de Uribe

Saluti [Augustae] / Genio Campi / Marti Mi/[ne]rvae et Vic/[to]riae / G(aius) Aquilius / Verus Evo/catus Leg(ionis) / VII (septimae) G(eminae) F(elicis) / [p]osuit. Esta es la interpretación epigráfica del profesor de Historia Antigua de la Universidad de León Jorge Sánchez-Lafuente Pérez de una nueva estela romana encontrada en la excavación de la calle Legión VII, llevada a cabo por el arqueólogo Fernando Muñoz Villarejo a partir de abril de 2020 dentro de las obras del nuevo colector y peatonalización de la misma efectuadas por Saleal el año pasado.

El ara votiva, de piedra caliza roja, se encontró formando parte de los cimientos del antiguo Hospital de San Antonio Abad (más o menos a la altura del cruce con la calle peatonal que va a dar a Santo Domingo) y desvela el nombre de un nuevo vecino legionense de la Edad Antigua, salvando que en aquellos momentos era un campamento romano y no la ciudad en la que se convertiría siglos después y que hoy es la capital de la provincia. Su nombre Gaius Aquilius Verus, que, especialmente, sería el primer evocatus encontrado en el campamento de la Legio VII Gemina.

La interpretación de esta estela –de 91,5 centímetros de alto, 33 de ancho y 22 de fondo–, se ha hecho pública con la reciente publicación por parte de Sánchez-Lafuente y Muñoz de un artículo en el último Ficheiro Epigráfico del suplemento de la revista portuguesa Conimbriga, al que se puede acceder por completo aquí.

Hoy, 10 de junio, en el que se celebra el Natalicio del Águila de la Legio VII Gemina –aunque este año hay algunas actividades para los días 11 y 12 en el programa– el público en general puede conocer a este nuevo miembro de una de las dos legiones que fundaron el campamento que dio origen a la ciudad, como cuenta este documental que cinco eruditos crearon el año pasado para que no quedara sin celebrar por culpa de la pandemia.

Esta legión, creada por el Emperador Galba y apadrinada por la primera que se instaló en el campamento militarque dio lugar a León, la Legio VI Victrix, cumpliría hoy 1.953 años desde que recibió su Águila, el estandarte distintivo y principal de estas unidades de élite romanas, cuya pérdida –como ocurrió con la que se fusionó con la Legio VII Galbiana ya que se la robaron los cántabros en los primeros tiempos de Augusto treinta años antes de Teotoburgo– era considerada una tremenda deshonra. Al final se conoce a esta unidad hispana de numeral séptimo por ser una de las pocas de las que se sabe su cumpleaños y haber iniciado su carrera como una legión golpista que terminó instalándose en Hispania, concretamente en lo que hoy es León, durante tres largos siglos para realizar numerosas obras públcias.

Datación de finales del siglo II

La pieza que descubre el nombre de este soldado romano reenganchado se encontró fracturada en dos partes y ofrece molduras en la base y en la cabecera. Aunque según el artículo “la cabecera es algo desproporcionada con respecto al conjunto, contribuye a realzar y proporcionarle cierta monumentalidad. El frontón, esbozado con una simple moldura, inscribe una media luna y se encuentra flanqueado por sendos pulvini con decoración espiral. La cara superior del bloque se ha repicado, daño que se extiende a la cara frontal con una leve mutilación del frontón y de los pulvini. Consecuencia de este repicado es que el foculus ha desaparecido prácticamente. La base consiste en un pedestal con tres molduras que conserva en sus laterales como sucede en la cabecera”. “El texto discurre en diez líneas, con las dos primeras letras mutiladas en todas ellas, salvo en la primera, segunda y sexta”; y completamente irreconocible más de la mitad posterior de la primera, porque se borró intencionadamente una palabra.

Los autores apuntan que la estela se debió efectuar por el nombrado evocatus como altar honrando al genio del campamento –los genios romanos son espíritus protectores de cosas y personas similares a los ángeles cristianos– y a los dioses Marte, Minerva y Victoria: “El texto que ha encargado G. Aquilius Verus para el ara no puede ser más elocuente pese a su parquedad. La escrupulosa vinculación con la pietas militar es lo más notorio: Salus, Mars y Victoria son muy comunes en los campamentos, se trata de cultos que se encuentran plenamente abiertos a la sociedad romana, de la que dimanan. La dedicatoria al Genius Campi, el lugar donde se entrena a los soldados, tiene perfecta correspondencia con su rango, pues estos evocati solían ser profesores de armas que adiestraban al conjunto de los soldados en las artes de la lucha, del uso de la espada y demás armamento. Las invocaciones expresadas son coherentes con lo que se espera de su perfil militar, sobre todo al Genius Campi, alusión al escenario de su trabajo cotidiano en clave divinizada”.

La falta del apelativo 'Pia', clave

Una particularidad importante es que en la inscripción no se lee el apelativo Pia, galardón con el que fue premiado tambien la Legio VII en el gobierno del emperador Septimio Severo; pero sí Gémina Félix, con lo que no puede ser posterior al año 196 después de Cristo. Como tampoco se nombraba a Marte en el Ejército romano por cuestiones de moda hasta el 180, los autores suponen que la lápida es de los últimos veinte años del siglo II.

“Los epítetos de Gemina y Felix con la ausencia de Pia (presente desde 196), la tipología del monumento desde inicios del siglo II, la datación de las dedicatorias, junto con la ausencia inicial de Salus en época antonina hasta reaparecer el año 180, acreditan la datación de la pieza. Todo ello aconseja llevar la erección del monumento entre los años 180 a 196. La ausencia de dedicatorias a Marte entre los años 161-192 y reaparecidas de nuevo desde 193 no es suficiente para aquilatar aún más la fecha entre 192-196, pues de nuevo hay que considerar que puede tratarse de una limitación ocasionada por la deficiencia del elenco lapidario disponible”, indican en el artículo.

Un soldado romano reenganchado de nuevo a la Legio VII Gemina Felix

Gaius Aquilius Verus sería un soldado reenganchado tras haber cumplido sus años de servicio. Es decir, un veterano muy apegado al ejército que muy probablemente enseñaba como maestro de armas a los nuevos reclutas cómo combatir. Un evocatus era un soldado reenganchado que hoy podría ser algo similar a un sargento de instrucción, un encargado de logística o un importante consejero de los mandos del campamento; ya que tenía gran experiencia en él. Tal es así su importancia que cuando se les cita suele ser a la altura de los centuriones o los equites (caballeros). Era personal militar, de mayor rango que un legionario común, que solía realistarse para apoyar a los grandes generales o porque su vida era el ejército.

Pero resulta que de él nada se sabía, se lo había tragado la Historia. Es un nuevo vecino leonés que se da a conocer gracias a una estela que pagó el mismo y que aparece en un lugar distinto a donde se erigió. Posiblemente un templo para genii romanos cerca del campo de maniobras de la Legión que, no tan casualmente, ocupaba lo que es hoy la Plaza Mayor.

“Este tipo arquitectónico del altar sugiere un emplazamiento en lugar público y concurrido, probablemente integrado en un modesto aedes próximo al campus. Esto es lo que testimonian sus referencias sacrae, sus dimensiones, su buena ejecución e incluso pide el detalle del remate del frontón, de cierta pretensión monumental y clasicista”, explican.

Pero el resto de la historia de este soldado, el cómo llegó a Castra Legio y su expediente militar, es completamente desconocido. En realidad el campamento romano de León es una fuente de misterios. No se sabe en realidad con precisión cuándo se construyó la muralla tardorromana de los cubos y hay casi más inscripciones en piedra fuera de sus murallas que las que se han conservado o descubierto dentro del recinto. Hay que recordar que durante los años que Castra Legio perteneció a la provincia Tarraconensis, había siempre una cohorte de la Legio VII como escolta del pretor en Tarraco. Y que los soldados romanos tenían funciones de ingenieros y de cobro de impuestos por toda Hispania.

“Sobre la identidad de G. Aquilius Verus no teníamos noticias hasta la fecha, ni tampoco de ningún evocatus en la misma sede campamental, aunque puede comprenderse que su cometido resultaba imprescindible en cualquier legión romana. El origo, onomástica y promoción al escalón de principal duplicarius al que accede como evocatus G. Aquilius Verus puede explicar algunos aspectos de su identidad. La escasa presencia en el Noroeste del nomen Aquilius y del cognomen Verus cuenta en cambio mejor representación en la Tarraconense. En realidad hay que observar que su nomen en Hispania no es tan frecuente lo que puede sugerir un origen vinculable bien a la Tarraconense, bien a la misma península itálica”, sugiere en la publicación Sánchez-Lafuente.

Hoy, en el 1.953.º aniversario de la Legio VII los leoneses pueden conocer a este nuevo personaje que sigue agrandando los misterios de la propia unidad militar que está en el alma de todos ellos. Buen Dies Natalis Aquilae a todos y especialmente a Gaius Aquilius Verus. Bienvenido de nuevo, vecino.

No deje de leer el artículo completo en la revista 'Conimbriga', aún hay más

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