Tonucci: “Debemos devolver las ciudades a los niños”

Francesco Tonucci 'Frato'

Antonio Vega

Francesco Tonucci 'Frato' (Fano-Italia, 1941) es un reconocido psicopedagogo, escritor y dibujante que ha estado en León dando una conferencia dentro del Congreso Internacional de Educadores de la Escuela Moderna (Ridef), llenando el auditorio del instituto de La Palomera un domingo a las 4 de la tarde en verano.

Es impulsor del concepto “La Ciudad de los Niños” (lacittadeibambini.org), un proyecto que propone soluciones a la degradación de las ciudades, por privilegiar a los ciudadanos adultos, creando una nueva filosofía de gobierno de ciudad, donde los niños sean el parámetro a seguir y la garantía de una ciudad diversa y mejor para todos.

¿Por qué una “ciudad de los niños” cuando tenemos ciudades llenas de ancianos?

Se trata de una elección estratégica, por malos que seamos los adultos los niños nos siguen interesando y queriéndolos así que si los ponemos como punto de referencia esto tendría seguro una acogida positiva. No creo que los ancianos sean tan queridos como los niños, tenemos un recuerdo nostálgico de la infancia y por eso si un alcalde pide a sus conciudadanos cambiar la ciudad “porque lo piden los niños” facilitaría que todos superaran dificultades y rigideces que impiden los cambios, si así lo piden sus hijos. Son el arma más fuerte que tenemos en la mano para cambiar nuestras ciudades.

Se trata entonces de una revolución del sistema de poder...

Los niños tiene ventajas sobre otras categorías que se quedan fuera del poder como extranjeros, discapacitados, ancianos, pobres... la que es más capaz de representar a todos son los niños. Un alcalde que sea capaz de escuchar a los niños será capaz de escuchar a todos.

Las ciudades se han olvidado de los ciudadanos desfavorecidos por alguna circunstancia, se ha impuesto un modelo de dirección de hombre adulto trabajador que ha diseñado las ciudades para satisfacer sus necesidades y eso ha provocado que el resto de categorías hayan desaparecido de la ciudad de forma efectiva. Si uno sale por León es muy difícil ver un niño (hasta los 11 años) que ande solo por la calle, o a un discapacitado que vaya solo en silla de ruedas... son casos poco frecuentes.

Un niño para crecer necesita que el espacio público este a su disposición

Pero las ciudades si que construyen parques o guarderías para los niños...

Pero estos servicios se han diseñado para satisfacer al hombre... no al niño. Un ejemplo es que las guarderías tienen horarios según el trabajo, no según las necesidades pedagógicas de los infantes. Un niño para crecer necesita que el espacio público este a su disposición, como está a la de los demás, y cada uno debe poder usarlo en función de sus necesidades, incluídos los niños. Se hacen jardines y parques para niños, con columpios y toboganes, pero siempre con rejas de manera que son espacios creados para minorías. Esto ofrece una idea muy triste de la infancia, en todo el mundo estos lugares son iguales; con una idea de que los niños no saben jugar y se lo tenemos que sugerir los adultos y eso es un error. Los niños no son hamsters que podamos encerrar en un espacio en el que tienen que jugar a una cosa obligatoriamente.

Los adultos debemos dar un paso atrás para facilitar la independencia de los niños

¿Cómo puede satisfacer una ciudad entonces a sus niños?

Una de las reivindicaciones principales de nuestro proyecto es que los niños puedan ir solos por las ciudades. Esto debe combinarse con la capacidad de elección del juego y del lugar para desarrollarlo y que puedan pasar con sus amigos y amigas un tiempo libre. Esto es algo que actualmente ha desaparecido, los niños siempre viven acompañados y no eligen sus juegos... se acompaña a los niños a jugar, lo que es una contradicción, “jugar” debe combinarse con “dejar”, no con “acompañar”. Los adultos debemos dar un “paso atrás” para facilitar la independencia de los niños, tanto los padres como los maestros.

Un “paso atrás” ¿en qué sentido?

Los padres deben renunciar a acompañar siempre a sus hijos, a regalarles juguetes, a inscribirlos en cursos todos los días; los maestros deben renunciar a mandarles deberes después de clase... la tarde es de los niños, no de la escuela, que no puede ocupar todo su tiempo porque necesitan tiempo libre, tiempo de juego. El juego es la actividad más importante del desarrollo de una mujer o de un hombre, y sobre esto la ciencia no tiene dudas. El juego es la experiencia primaria y a través de ella se ponen los cimientos de lo que se va a aprender en la vida, sin maestros ni libros de texto. Salir de casa es una condición primaria de desarrollo social, cognitivo o emocional y no poderlo hacer tiene efectos muy graves que se repercuten hasta la juventud. Creo que muchos dramas de la adolescencia, como abuso de drogras o irresponsabilidad al volante, tienen que ver con la imposibilidad de los niños de hacer tonterías en su momento. Los niños deben tener experiencias de riesgo para construir instrumentos de defensa que les sirvan cuando sean adultos. Esto es imposible si los adultos están presentes todo el tiempo, algo que ocurre actualmente.

El juego es la actividad más importante del desarrollo de una mujer o de un hombre

¿Entonces tenemos niños menos libres?

Totalmente, a los niños de hoy les falta libertad. Los padres de hoy son mejores que antes, tienen más conciencia y participación, sobre todo los varones, pero hay un problema que es la presencia constante de los adultos, que impide que los niños tengan esa libertad. Los adultos hemos comprado la libertad de los niños en esta sociedad consumista al pensar que podíamos sustituir su tiempo comprando cursos, juegos, ludotecas, etc. Espero que la crisis favorezca que los niños puedan recuperar su libertad al no tener dinero la gente para comprarla.

¿Cómo afecta entonces la crisis a la educación? En España se han recortado fondos...

Es un error gravísimo recortar fondos. El Nobel de Economía James Heckman demostró que el dinero que se invierte para mejorar la educación infantil renta 700 veces, más que ninguna otra cosa. Esto deberían de tenerlo en cuenta los políticos. Una ciudad que apueste por los niños debería impulsar la lactancia natural, la educación infantil de alta calidad y el juego de los niños en el entorno urbano. Una ciudad que apueste por los niños, por ejemplo, es más segura y eso supone un ahorro económico muy importante. Otro aspecto de la crisis es que puede ser una oportunidad para que los niños tengan más espacio propio al no poder comprarse su tiempo.

¿Puede una ciudad como León ser una “Ciudad de los Niños”?

Es posible si hay voluntad política y ciudadana. Las ciudades que cambian por los niños se ven beneficiadas de forma global. Tenemos experiencias que han conseguido, impulsando medidas como que los niños anden solos por la calle, que baje un 50% la criminalidad. Las calles son peligrosas porque no hay niños, si pueden andar solos esto produce una responsabilidad colectiva que genera un nuevo ambiente vecinal. Se puede crear una “Ciudad de los Niños” con la mera voluntad del poder político, que tiene que convencer al resto, a sus compañeros políticos, a los ciudadanos y a los niños. Y seguro que será una ciudad mejor.

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