Fiesta minera de Rodiezmo: ¿Punto y final?

Alfonso Guerra (PSOE) y Cándido Méndez (UGT) en la fiesta minera de Rodiezmo en 2012.

Ical

La localidad de Rodiezmo vive mañana su primer domingo de septiembre más tranquilo desde 1995. Ese año, como ocurre en esta ocasión, se suspendió la fiesta minera astur-leonesa que desde 1979 reunía a miles de personas en la amplia campa del pueblo. Entonces, la celebración se sustituyó por el luto del sector, que horas antes vivió su accidente más trágico en la historia reciente, con la muerte de 14 trabajadores en el pozo San Nicolás de Hunosa, en Mieres.

Esta vez los motivos no son trágicos. El sindicato SOMA-FITAG-UGT, organizador del evento, explicó a finales de julio que se tomaba la decisión de suspender el encuentro festivo, reivindicativo, sindicalista y socialista por la difícil situación económica general y por el complicado momento que atraviesa el sector del carbón. No faltan voces que aseguran que las cabezas visibles de organizaciones de trabajadores o políticas prefieren evitar enfrentarse a un colectivo cuyo futuro inmediato está en vilo y con un panorama a medio plazo más que desalentador. Aunque SOMA dice que la intención es retomar la cita, se ha llegado incluso a decir que las altas esferas socialistas la dan por desaparecida y probablemente sea la realidad de la minería –cuyo nuevo plan del carbón se negocia la próxima semana- la que determine si la fiesta se recupera o muere.

La propia situación económica de la organización convocante y también su delicada realidad interna son otras de las causas que acompañan a una decisión que deja a los mineros, en activo o no, sin su encuentro más distendido y al PSOE sin su habitual escenario para estrenar el curso político. SOMA-FITAG-UGT se encuentra en estos momentos 'descabezado' y en manos de una gestora desde el mes de mayo, tras la salida de José Manuel Fernández Villa, alma de la organización y protagonista de las intervenciones más encendidas y largas -cuentan las crónicas que alguna vez alcanzó los 90 minutos- del turno de discursos de Rodiezmo. Villa, que ha declinado referirse a la fiesta a la que ya no acudió el pasado año por motivos de salud, vivió momentos muy emotivos en el escenario de la campa y recibió prolongadas ovaciones.

Imagen de la celebración en el 2012.

Una fiesta venida a menos

Armando Fernández, actual portavoz socialista en Mieres y mano derecha de Fernández Villa durante años, echaba siempre las mismas cuentas en la presentación del acto para calcular el número de asistente que habría. “Trescientos autocares y unos 3.000 turismos... unos 30.000”, señalaba cada año en la única rueda de prensa ofrecida en bable en tierras leonesas. Lo cierto es que Rodiezmo vivió sus momentos de máximo apogeo tras el nombramiento de José Luis Rodríguez Zapatero como secretario general del PSOE y durante su primer mandato.

A la sombra del líder, ministros, cargos institucionales y políticos de distintos rangos se sumaban a los líderes sindicales, desfilaban por la fiesta y aguantaban estoicamente un sol de justicia o una lluvia incesante, según los años. Zapatero cumplió su promesa de acudir cada año a la fiesta hasta 2010. Con una huelga general convocada, llenó su agenda con un oportuno viaje internacional y puso fin a una reciente tradición: abrir el curso político con algún anuncio de cierto relumbrón, frecuentemente la subida de pensiones. En su calidad de presidente del PP, Mariano Rajoy reprochó a Zapatero su ausencia. “Yo hubiera ido a Rodiezmo. Hay que dar la cara”, aseguró entonces. El PSOE ha buscado un 'parche' parcial al hueco dejado por la cita en la campa leonesa y los socialistas asturianos inician el curso político mañana en Oviedo coincidiendo con la celebración de la Fiesta de la Rosa, que se recupera después de tres años.

Quienes tienen en su memoria la fiesta de Rodiezmo desde hace décadas recuerdan como algunos de los mejores años, “el 2000, el 2004 y cuando salió elegido Zapatero presidente del Gobierno y a finales de los 80, la primera vez que vino Alfonso Guerra como vicepresidente del Gobierno”. Los peores, los más recientes. “Se ha ido notando el tema de los conflictos mineros”, reflexionan. “Es un reflejo de lo que está viviendo el sector, que está en decadencia”, apuntan.

Alfonso Guerra, con nombre propio

El ex vicepresidente del Gobierno, actual diputado y presidente de la Fundación Pablo Iglesias, es sin duda una de las estrellas que más han brillado junto al pinar de Rodiezmo. Algunas de sus intervenciones fueron más que sonadas y cada año dejaba alguna 'perla' que el respetable recibía con risas y aplausos. Por ejemplo, en 2003 llamó “mariposón” a Mariano Rajoy, “porque va de cargo en cargo”. La frase le costó una denuncia que finalmente fue archivada por el Tribunal Supremo. Respecto al relevo de Aznar en La Moncloa y la llegada de Zapatero, comentó un año después: “Es como cambiar a Rambo por Harrison Ford”. En 2012 acusó al PP de instalar el “Estado del malestar” con sus políticas de recortes. “Parece que está orballando”, dijo en otra ocasión, cuando el agua calaba hasta los huesos.

El origen del encuentro

Que la campa de Rodiezmo haya sido objeto de comentario incluso en el Congreso de los Diputados no entraba en lo previsto cuando se fraguó la fiesta. El pinar era el espacio elegido cada verano por dos peñas: la Fulgencio, de Mieres y la Sociedad Recreativa Deportiva Los Pedrines, de León. Algunos dirigentes de SOMA asistieron a esos encuentros y surgió la idea de organizar una fiesta para los mineros asturianos y leoneses. La propuesta fraguó en 1979, con un pequeño bar y la ayuda de los vecinos para tener agua y luz. Con el paso del tiempo, se diseño un amplio programa de actividades con un concurso de entibadores, competición de juegos de ordenador y actuaciones musicales que aportaban el contrapunto más festivo a las intervenciones políticas y sindicales.

El pueblo nota la ausencia

Casi una semana antes de la celebración, los vecinos de Rodiezmo ya vivían un movimiento de gente que acudía al lugar para iniciar los preparativos. El escenario, las vallas, los distintos espacios para las actividades programadas... El pedáneo de la localidad, Miguel Ángel Castañón, explica que el sindicato alquilaba la campa cada año por unos 2.700 euros. A esos ingresos se sumaban los de los distintos puestos instalados en la zona. En total, unos 5.500 euros que suponen alrededor de los ingresos anuales de la entidad local. Por eso y porque “se consideraba la fiesta como nuestra y el pueblo se conocía a nivel nacional por ella”, espera que la celebración se recupere el próximo año.

Los vecinos lamentan las pérdidas económicas, sobre todo para los establecimientos hosteleros de la zona. Pero también dicen que “ese día es impresionante, no se puede salir de casa” y esta vez tendrán una tranquilidad a la que no están acostumbrados en una fecha, el primer domingo de septiembre que tienen tan marcada en el calendario o más que el 29 de junio, cuando se celebra la fiesta del pueblo. Con la incógnita en el aire, Castañón concluye: “Si la vuelven hacer, se supone que será porque las cosas van mejorando”.

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