La espeleología y la música tradicional de rabel se alían para crear magia en la cueva de Valdelajo

Cueva de Valdelajo y Mario González.

No quedan muchos rabelistas en España, aunque en León pervive una pequeña comunidad de media docena de estos músicos fascinados con el sonido medieval que despiden estos instrumentos de cuerda. Uno de ellos es Mario González Álvarez que se ha aliado con los responsables de la cueva de Valdelajo, en Sabero, para finalizar la visita a esta cueva con un pequeño concierto.

Mario nació en Casares de Arbas, en la Montaña Central Leonesa, rodeado de la música tradicional que se cantaba en filandones o filanderos, como los conoce él: “He vivido toda la vida rodeado de esta música tradicional, con esos instrumentos, y el rabel, especialmente, me llamó la atención”, cuenta.

A través de varios conocidos aprendió a tocarlo, manteniendo viva la llama de esa pasión musical que siempre ha tenido “un lugar especial en su vida”, como dice él, “pero había que comer”, así que hizo de la minería su profesión: “Trabajé de minero el siglo pasado, y este siglo he dejado de hacerlo. He tenido la suerte de poder prejubilarme y compré un rabel”.

Así volvió a empezar todo para Mario, que desde hace años mantiene viva esta afición y, con ella, una parte importante de la cultura y tradición leonesa que se han quedado grabadas en su mente desde aquellos filandones que conoció de niño, a través de las canciones que interpreta pero que se resiste a catalogar como exclusivamente de un solo lugar: “La canción tradicional no es de un solo lugar, porque la tradición iba y venía, especialmente por la trashumancia, por la que los pastores, que fueron los mayores conservadores de la tradición oral, viajaban por todas partes, llevando con ellos las canciones que sabían pero que podían tener su origen en cualquier parte de España”, argumenta Mario.

Si son pocos los rabelistas que quedan en León, menos aún lo son quienes los fabrican. Mario es uno de esos pocos, cuando se le pregunta cómo aprendió a crearlos responde: “No debe de ser muy difícil, si yo puedo hacerlo”, comenta riendo, “aunque siempre me gustó trabajar la madera”. Los materiales necesarios (cola de caballo, pieles, tripas...) se los aporta la gente en la mayor parte de las ocasiones.

Difícil o no, el hecho es que muchos de sus rabeles han acabado en manos de músicos como los integrantes del grupo 'La Braña' o 'Cecina de León' y otras figuras leonesas como el campeón de lanzamiento de peso, Manuel Martínez, que ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 2004.

A través de conocidos, Mario conoció a Ricardo Alonso, responsable de la cueva de Valdelajo, en Sahelices de Sabero, e idearon una experiencia que une la espeleología con la música tradicional.

La cueva de Valdelajo, en Sahelices de Sabero, se descubrió de forma fortuita durante una prospección para una cantera, pero no fue hasta hace pocos años que se abrió al público, después de comprobar que fuese apta para los visitantes.

En su interior todavía se esconden secretos y los responsables de la cueva trabajan junto al equipo de paleontólogos de la Universidad de León, que han encontrado unos pequeños huesecillos que todavía están examinando. Además, las formaciones se pueden observar a apenas 20 centímetros de los ojos de los visitantes.

“Es la primera vez que vamos a hacer algo así en la cueva”, dice Ricardo, “es una especie de experimento, pero nosotros ya hemos hecho las pruebas y el sonido del rabel, con el canto de Mario, es mágico”.

La visita especial se realizará el sábado 20 y el domingo 21 de agosto, y consiste en un recorrido guiado por toda la cueva, que dura entre 50 y 60 minutos, y al final los grupos podrán deleitarse con un pequeño concierto de Mario con su rabel. Las plazas son limitadas, a 18 euros, con reserva previa a través del número 643 36 91 38.

Etiquetas
stats