Los enfermeros exigen una nueva carrera profesional tras un modelo que nació “viciado”
Los enfermeros de Castilla y León han decidido elevar la voz para exigir un nuevo modelo de carrera profesional que sirva para avanzar en el desarrollo de sus competencias, después de que el actual naciera “viciado” como un complemento salarial para todo el sistema que, lejos de impulsar la formación y las competencias, ha supuesto un obstáculo y una discriminación para los enfermeros, el colectivo de mayor peso dentro de Sacyl, con más de 10.000 efectivos, y el de mayor reconocimiento social.
Así lo denunció este miércoles el presidente del Consejo de Colegios Profesionales de Enfermería de Castilla y León, Alfredo Escaja, quien avanzó que van a reunirse con los grupos políticos mayoritarios para arrancarles el compromiso de incluir en sus programas electorales ante las autonómicas de 2019 una nueva norma, más aún cuando el actual decreto, aprobado en 2009, se paralizó con la crisis y sólo se ha aplicado en los procesos extraordinarios de 2010 y 2011, y a raíz de sentencias del Tribunal Superior de Justicia (TSJ).
“En Castilla y León la carrera profesional se reguló con la filosofía de un complemento retributivo para todos”, tanto sanitarios como no sanitarios, sin criterios de valoración homogéneos, que ha llevado a que hoy cada gerencia tenga sus propio modelo de acreditación y exista “un sistema desigual e injusto”, que arroja datos “denigrantes”, como que los enfermeros acreditados correspondan, principalmente, a las provincias de León, Segovia y alguno a Salamanca, y que haya más auxiliares acreditados -un 31,12 por ciento-.
Modelo viciado
El decreto, explicó Escaja a Ical, tendría que haber nacido para motivar e incentivar a los profesionales; para mejorar la competencia; promocionar y reconocer la excelencia en el desempeño; impulsar la innovación y desarrollar la organización y la satisfacción de los usuarios. SI bien, se ha quedado en un simple complemento retributivo que se corrompió desde el inicio, a raíz de su negociación en el seno del Diálogo Social y bajo la tesis del café para todos del presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, precisó. A ello se sumó la desaparición de la Fundación para la Acreditación de la Calidad y la Acreditación del Sistema Sanitario, entre cuyas funciones se encontraba la acreditación profesional, lo que supuso el punto y final para el modelo.
En conclusión, gracias a este sistema sólo el 2,13 y el 2,9 por ciento de los enfermeros de Sacyl tiene el grado II y grado III, seis puntos por debajo de los médicos; tres por debajo de los técnicos especialistas, y más de dos puntos por debajo de los fisioterapeutas, y en el grado III están cinco puntos por debajo de los técnicos especialistas; tres por debajo de los médicos y 2,5 puntos por debajo de los técnicos en cuidados auxiliares de enfermería.
Además, se da la paradoja de que el personal no sanitario tiene reconocido el grado de carrera en mayor medida que los profesionales sanitarios. Hay cuatro veces menos enfermeros con este grado que trabajadores sociales; seis veces menos que peones, operarios y celadores, y onces veces menos que el personal administrativo. “Es un sistema desigual, injusto y vergonzoso”, muy desigual al del resto de las autonomías, que también se han propuesto elevar al Procurador del Común, sentenció el presidente del Consejo de Colegios Profesionales de Enfermería de Castilla y León