Una provincia abrasada en cuatro días
El jueves 16 de agosto fue una jornada poco habitual en la provincia, el parte de incendios señalaba que en ese día no se habían producido incendios en ningún municipio del territorio provincial. Quizás fue la calma antes de la tormenta perfecta pues ya el viernes se desataba un terrible incendio en el municipio berciano de Borrenes, acompañado de otro, un día más tarde, para obstaculizar las tareas de extinción en una zona no demasiado accesible. En ambos casos se señaló la autoría como intencionada.
Este fin de semana se preveía muy complicado para los montes y bosques de la provincia y la Junta de Castilla y León lanzaba una alerta por riesgo meteorológico, activa hasta el lunes 20. La alerta implica la prohibición incluso del uso de barbacoas autorizadas en zonas recreativas situadas en los montes y una petición de evitar el tránsito por los montes ante el riesgo extremo de incendios.
Hasta el lunes por la noche la provincia de León ha vivido arrasada por una veintena de incendios, localizados en dieciséis municipios, repartidos estrategicamente por la provincia de norte a sur y de este a oeste, sin olvidarnos del centro (consulta el mapa aquí). De los veinte dos incendios llegaron a la provincia desde Orense y Zamora, el primero con escasas consecuencias pero el segundo implicó el primer gran despliegue en Castrocontrigo.
El sábado fue la jornada negra con más incendios en la provincia, todos con origen intencionado, que prácticamente hacían imposible el despliegue de medios en tantos sitios como tenían focos activos. Las altas temperaturas no han ayudado además el fin de semana a que la extinción se pudiera realizar de forma rápida. El peor incendio de la jornada se localizó en Piedrafita, municipio de Cármenes, controlado el domingo pero todavía no dado por extinguido. Ese mismo sábado llegó el primer incendio a Castrocontrigo, proveniente de Cubo de Benavente.
La intervención de la UME, una de cuyas sedes se encuentra en León, ha sido necesaria en los peores incendios
El domingo comenzaron los incendios de Villaobispo de Otero y otro en Castrocontrigo, como siempre de origen intencionado según la Junta, que han arrasado miles de hectáreas y han cubierto de ceniza y humo buena parte de la provincia leonesa. Estos incendios se han mantenido activos hasta este lunes en que todavía no han podido ser controlados.
El nivel 1 de alarma se ha tenido que activar en los casos de los ocurridos en los municipios de Borrenes, Villaobispo de Otero, Cármenes y Castrocontrigo. Este nivel significa que se han activado medidas para proteger a las personas. A nivel 2 llegaron los activos incendios de Villaobispo de Otero y Castrocontrigo, ya que la emergencia puede entrañar grave riesgo para la población y bienes distintos a los de naturaleza forestal.
La virulencia del de Castrocontrigo ha sido tal que se ha visto afectada una de las principales bases contra incendios de la provincia, la ubicada en Tabuyo del Monte, que tuvo que ser desalojada en la tarde-noche del lunes.
La situación vivida en la provincia en estos cuatro días no se recordaba, con incendios por todas partes y con serias sospechas de que todos han tenido causas no naturales. Los despliegues han sido intensos, prueba de ello han sido la intervención de la UME y que en el peor de los incendios, el activo de Castrocontrigo trabajen hasta 500 personas en su extinción, una cifra que da imagen de la magnitud alcanzada por las llamas.
El 2012 es el peor año en cuanto a incendios forestales de los últimos 10 registrados en España. Los incendios forestales declarados en España desde el 1 de enero hasta el 12 de agosto han arrasado 139.886 hectáreas de superficie forestal. Estas cifras triplican lo que ardió durante el año 2011 (40.239 hectáreas). Éstos datos no recogen los últimos diez días de incendios que han sido catastróficos en zonas como Zamora, Ávila, La Gomera o León.
Ante la situación generada la alerta por riesgo de incendios permanece activa hasta el jueves 23 de agosto.
