Desacuerdo en Las Cantaderas entre la 'cuna' del parlamentarismo y bombones

La discusión que desde hace siglos mantienen el Ayuntamiento de León y el Cabildo de la Catedral por la ofrenda que hace en Las Cantanderas el primero a la Virgen de Regla ha acabado como siempre, en desacuerdo si es por obligación (foro) como sostienen los eclesiásticos o si es por oferta, tal y como mantienen el consistorio leonés.
El claustro de la Catedral volvió a ser testigo de la eterna discusión, protagonizada por el concejal de Fiestas Juan Pablo García y el deán de la Catedral Primo Lucio Panera. La discusión tiene su origen en los lejanos tiempos del rey Mauregato, cuando los reyes cristianos -entre ellos el de León- cumplían puntualmente con el infame tributo de las cien doncellas, que debían ser entregadas a los califas musulmanes a cambio de no sufrir sus ataques. De este centenar de desdichadas, León aportaba una parte, procedentes de las parroquias de San Marcelo, San Martín, Santa Ana y Santa María del Mercado.
La leyenda tiene su inicio en el brutal acto de valor que realizaron las doncellas que iban a ser entregadas por el rey Ramiro I, que prefirieron cortarse una mano a dejarse llevar por su destino. Ante esta demostración de arrojo, el rey decidió negar para siempre el tributo y presentó batalla ante las tropas de Abderramán II, al que derrotó -supuestamente ayudado por el mismísimo Santiago- en la que hoy conocemos como batalla de Clavijo. En agradecimiento por esta victoria el pueblo de León realizó una ofrenda al Cabildo Catedralicio, ofrenda que con el paso del tiempo se convirtió en tradición pero que el Cabildo de la Catedral siempre ha señalado por obligación de la ciudad por el favor realizado en la batalla por el santo compostelano.
La ofrenda del consistorio es acompañada por las Cantaderas, una vez liberadas de ser enviadas como tributo, ataviadas con lujosas vestimentas y dirigidas por la Sotadera, que representa a la mujer de la corte del Emir enviada para instruir a las doncellas en los usos y costumbres de los musulmanes.
En esta ocasión la batalla dialéctica se saldó con dos regalos, el de una caja de bombones que realizó el concejal al síndico catedralicio, como muestra del amor con que el Ayuntamiento realiza la ofrenda, amor que no debe significar obligación, sino todo lo contrario, como sostuvo en su argumentación García Valadés.
Por su parte Panera regaló al Ayuntamienot la 'cuna' del famoso parlamentarismo ya que mantiene que aunque todos sabemos donde está lo del parlamentarismo la cuna nadie la ha encontrado. Ahora, la ciudad ya la tiene, aunque sea en pequeño y en madera.
Por cierto que el Cabildo aprovechó para recordar que antiguamente y según los escritos la ofrenda llevaba un cirio, que hace tiempo que no ven.
Pues eso, que las discusiones entre el Ayuntamiento de León y la Iglesia leonesas siguen como siempre. En rotundo desacuerdo.