Fin a dos décadas de riesgo: la joya del románico de San Isidoro recibe dinero para frenar peligrosos desprendimientos

Los Bomberos de León actuando tras constantes desprendimientos peligrosos desde San Isidoro a la vía pública.

Carlos J. Domínguez

Han tenido que pasar prácticamente dos décadas para que la joya del románico mundial, la Basílica y Colegiata de San Isidoro, en León capital, pase por fin por la UCI. Urge someter a reparación una de sus partes más delicadas y también más peligrosas, por los desprendimientos de partes de piezas de piedra que llevan 20 años comprometiendo no sólo su estructura sino incluso la integridad física de los peatones.

En este otoño se supone que se resolverá de manera definitiva este problema identificado ya dos décadas atrás sobre el presbiterio del templo construido hace diez siglos. Será gracias a la inversión de 180.000 euros. A esta cifra se elevará una intervención ya proyectada para comenzar “en breve” y que debería tener una duración máxima de dos meses, es decir, que debería concluir no sólo antes de fin de año sino incluso dentro de este otoño.

Plazos y cuantías son confirmados por el abad de San Isidoro, a su vez vicario del Obispado de León, Luis García, que detalla que tan sólo resta recibir las memorias solicitadas a tres empresas para proceder a la adjudicación de los esperados trabajos, y que deben estar listos, detalla, “antes de meterse lo peor del invierno”.

La cifra de los 180.000 euros, aireada ya hace algunos años, es la que ahora recoge el proyecto que firma el arquitecto conservador de San Isidoro, Ramón Cañas del Río. El dinero es aportado en una parte, de momento no detallada, por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León, y el resto con fondos propios de la Colegiata.

La calle Sacramento, con pináculos enfundados hace años y prohibición de paso por el atrio por el peligro de caídas en San Isidoro.

Ese dinero propio incluye la redacción del proyecto básico y de ejecución, por encargo de la Diócesis de León. Además, el proyecto ya cuenta con los dos parabienes esenciales: a principios de julio fue autorizado sin reparos por la Comisión Territorial de Patrimonio de León. Y el Ayuntamiento de León aprobó la licencia de restauración de la zona en la Junta de Gobierno del pasado 5 de septiembre.

La intervención, en detalle

Según constaba en Patrimonio, se trata de intervenciones de consolidación y restauración de elementos como pináculos y crestería, pero también cornisas y paramentos, las cuales hace ya muchos años que tuvieron que ser protegidos con redes envolventes de maya metálica de modo preventivo, después de producirse varios desprendimientos. Por ejemplo, en noviembre de 2006, se produjo el primer 'aviso' grave, al caer una piedra de casi 10 kilos de peso hacia la calle Sacramento, muy frecuentada entre otras cosas por la proximidad de varios centros educativos.

El abad de la Colegiata de San Isidoro y vicario de la Diócesis de León, Luis García.

A partir de entonces, hace 19 años, se enfundaron esos elementos como medida preventiva. Y así han permanecido hasta ahora. Sin embargo, aunque no ha habido que lamentar ninguna tragedia, lo cierto es que los desprendimientos han continuado. En 2014 llegó a instalarse un andamio de seguridad para que interviniera la empresa Decolesa con carácter también urgente por nuevos cascotes.

Son varios los años que también se ha tenido que impedir el paso por el atrio de San Isidoro, una zona de juegos habitual de menores escolares en una zona peligrosa, que todavía se presenta acotada con vallas y cintas, . Hace poco más de un año tuvieron que intervenir nuevamente los Bomberos de León ante nuevos episodios de caídas de pedazos de piedras procedentes del ábside y que impactaron otra vez en la concurrida calle, entre las plazas de San Isidoro y Santo Martino.

Detalle de pináculos y cresterías con mallas metálicas provisionales que suman ya casi 20 años en San Isidoro.

Los trabajos previstos ahora consisten en la limpieza y retirada de piezas sueltas, el tratamiento de limpieza de cantería, de carpintería y rejería de huecos, el retacado y rejuntado de paramentos, un tratamiento general de protección y consolidación y resolver de manera lo más eficaz posible la evacuación de aguas pluviales.

A la necesaria protección y delicadeza de San Isidoro se sume “la dificultad de encontrar empresas con profesionales especializados en labores de cantería”, explica el abad García, que ha heredado este grave problema de su antecesores Antonio Viñayo y Francisco Rodríguez Llamazares, bajo cuyos mandatos sí se realizaron reformas y consolidaciones en el edificio histórico y protegido, pero que siempre dejaron al margen esta delicada zona.

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