Control de palomas en León, el difícil equilibrio entre la sensibilidad animal y la lucha contra una plaga

Foto Fernando Otero / ICAL

C.J.D.

La percepción de que en la ciudad de León hay un número muy elevado, y muy creciente, de palomas hasta el punto de convertirse en una molesta y costosa plaga es más que una simple percepción.

Estas aves, que lo mismo ambientan una plaza e incluso la bautizan como 'Plaza de las Palomas', por la de San Marcelo, como causan la desesperación de inquilinos por anidar en árboles y fachadas y el enfado de los hosteleros por su avidez 'robando' tapas y causando destrozos en las terrazas, están en plena ola de incremento. Y por eso, también el Ayuntamiento de León incrementa las medidas para intentar ponerlas freno.

En el último recuento oficial de la Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de León se cifra, aunque de manera aproximada -por un cálculo estimatorio de cuadrículas- un total de 7.682 ejemplares, según fuentes municipales.

Se trata sobre todo de palomas de dos tipos: la bravía, digamos que la de toda la vida, y la paloma torcaz, más presente hasta ahora en la naturaleza que en el escenario urbano.

El ritmo del aumento

El área de Salubridad del Consistorio ha detectado que la percepción de los vecinos, incluso con un aumento de quejas oficiales, es cierta: dos años antes, en 2018, las palomas eran unas 6.884 y en 2016 se cifraron aproximadamente en 6.498. Teniendo en cuenta que pueden vivir hasta 15 años, el problema está servido.

Además, los análisis evidencian sin dudas que el mayor incremento es de la paloma torcaz, que se ha hecho con el 'dominio' de las zonas más verdes de la capital hasta casi igualar en número total a las otras, cuando hace apenas cuatro años apenas eran el 21% del total.

Pero que la paloma torcaz sea más esbelta y de apariencia más limpia y sana no impide que sea un inconveniente por su número.

Los métodos desechados en León

Los planes de control de plagas en vigor, en la actualidad se han desechado métodos posibles tales como ultrasonidos, trampas acústicas o piensos esterilizantes. Y de un tiempo a esta parte, las capturas selectivas son el único empleado en León, siempre previa autorización de Medio Ambiente de la Junta.

Sólo en lo que va de este año se han cazado 830 ejemplares en zonas como el barrio de Eras de Renueva, plazas de Santo Domingo, de Regla (Catedral), San Marcelo (Plaza de las Palomas), Puerta Castillo o Plaza Mayor.

Así se capturan y se gestionan

Se capturan las palomas bien con jaulas trampa, de una en una, o redes lanzadas con cañón o activadas a distancia después de cebar la zona durante una semana para atraerlas. Y lo ejecuta personal municipal del mercado de ganados dirigidos por los veterinarios municipales, dado el alto coste de contratar tales servicios, a razón, para hacerse una idea, de 500 euros por jaula al mes.

Hasta capturar unas 50, se mantienen las aves en instalaciones anexas al mercado con condiciones óptimas y después se entregan por partidas a un gestor autorizado. Se ha descartado acabar con ellas por sacrificio mediante una cámara de CO2, y tiene un coste aproximado de un euro por kilo a destruir, y tampoco se entregan a criadores de rapaces como alimento.

La propuesta leonesa actual es entregar los ejemplares cazados a colombófilos para su utilización en la repoblación de cebaderos o para que se usen en ejercicios de tiro al pichón.

A través de las capturas, buscan bajar la densidad poblacional sobre todo de las palomas bravías lívias (Columba livia) en puntos estratégicos de la capital, muy especialmente en el centro antiguo de la ciudad, donde anidan en casas abandonadas y se alimentan fácilmente de los restos de comida que se caen de los bares.

No se ha calculado coste de daños

El Consistorio no dispone de una cuantificación de los costes derivados de la presencia de palomas y sus daños. Pero sí constatan que son “son fuente de numerosas quejas debido a la suciedad, ruidos y molestias que causan”. Llegan a producir atascamiento de canalones y por tanto humedades domésticas, deterioro de tejados al mover las tejas para anidar, rotura de cristales, e impregnan fachadas y patrimonio escultórico con sus excrementos. A esto hay que sumar el coste de los sistemas de prevención, como colocación de pinchos, mallas o ahuyentadores.

Como plaga urbana, se todas ellas se adaptan rápidamente a las infraestructuras humanas, e incluso se ven además impulsadas por personas que las alimentan, a pesar de estar prohibido y sancionado por las ordenanzas municipales de limpieza. De hecho, la estrategia municipal propone convencer, primero, a hosteleros no mentalizados para recoger pronto las terrazas y a vecinos recurrentes para no echarles pan o arroz, y si no imponerles una multa económica.

Más cernícalos... pero de forma natural

Este año, sobre el cielo de la ciudad de León se ha podido ver un gran aumento de ejemplares de cernícalos. Estas rapaces son muchas veces empleadas para cazar o al menos amedrentar a las palomas, si bien también lo hacen con otras especies, incluso canarios domésticos.

El Ayuntamiento de León asegura que de haberse producido tal incremento, su proliferación será natural porque no se usa ahora este método que algunos expertos critican, al contrario que otros como Burgos, que acaba de anunciar el uso de halcones.

Entre los años 2014 y 2019, en León se capturaron 8.334 palomas mediante jaulas trampa. En concreto, antes de la pandemia, en 2019, fueron 1.215 los ejemplares atrapados. Puntos muy concretos como la calle Gordon Ordás, el barrio de Las Eras de Renueva, la calle Mariano Domingo Berrueta que baja de la Catedral a la Plaza Mayor, el viejo y cerrado Teatro Trianón, la plaza de Santo Domingo, el Colegio San Claudio y la calle Ramiro Valbuena sumaron la inmensa mayoría de ellos. En 2018 la cifra había batido récords, con 2.002 palomas atrapadas y 'sacadas de la circulación'.

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