La contaminación por nitrógeno atmosférico amenaza los ecosistemas de prados, matorral y brezo en Picos de Europa

Eduardo Margareto / ICAL Valle de Valdeón en los Picos de Europa desde el mirador de Piedrashitas

Ical

El incremento de los niveles tolerables de nitrógeno atmosférico amenaza y pone en riesgo amplias zonas y ecosistemas de prado natural, matorral y brezo en los dos parques nacionales de Castilla y León: Picos de Europa y Sierra de Guadarrama. Es la conclusión de un estudio elaborado por el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), que considera este elemento, causado por los combustibles fósiles y el amoniaco de los fertilizantes, como el tercer factor de perdida de diversidad biológica a escala global, después de las alteraciones en el uso del suelo y del cambio climático.

El informe, al que ha tenido acceso Ical, concluye que esta contaminación por compuestos nitrogenados ha alcanzado niveles altos, de “forma sorprendente”, en zonas de montaña, “lo cual es relevante en áreas protegidas, como los parques nacionales, porque es en ellos donde se encuentran especies vegetales o animales que cuentan con ciertas particularidades y que son las que la sociedad española ha querido defender con estas figuras”, según explicó a Ical el investigador y científico Héctor García, de la Unidad de Modelización y Ecotoxicología de la Contaminación Atmosférica del Departamento de Medio Ambiente del Ciemat.

En Picos de Europa se analizó una superficie de 54 hectáreas de prado natural y en el cien por cien de estos ecosistemas se concluyó que está en riesgo de eutrofización, es decir, que en un conjunto de unidades “vivas e inertes que conviven juntas cambian su relación y se convierten en otra cosa; ahí se pierde la biodiversidad, porque cambian las especies”, una cuestión que “puede darse también por el cambio climático”. También en Guadarrama los niveles de esta contaminación son altos, si bien se analizó menor superficie.

En el caso de los brezales y matorrales de zona templada se encuentran en riesgo siete de cada diez hectáreas en Picos de Europa y un 20 por ciento en el parque del Sistema Central. Por último, los matorrales también cuentan con un índice importante de amenaza, cercano al cien por cien en el parque nacional del norte y por encima del 60 por ciento en Gudarrama.

García explica que los dos componentes que forman este contaminante son el dióxido de nitrógeno, procedente de los combustibles fósiles, y el amoniaco, principalmente expulsado por los fertilizantes. “Se convierten en contaminantes porque el ser humano los emite mucho más allá de sus valores normales”, significa. Aunque el estudio describe el depósito atmosférico de nitrógeno para el año 2008, los resultados “pueden considerarse representativos de la situación actual”. No obstante, las emisiones en España de óxidos de nitrógeno se han reducido un 34 por ciento en casi diez años y las de amoniaco se mantienen estables, “con lo que es esperable una disminución en el depósito de nitrógeno”.

Sufrimiento de los hábitats

El científico sostuvo a Ical que los hábitats “sufren mucho” cuando ese nitrógeno baja de la atmósfera y se deposita en la superficie terrestre o a medios acuáticos. “Este elemento se diferencia del molecular en que es muy reactivo. Cuando el ser humano ha aumentado la fertilización sintética y la quema de combustibles fósiles, al ser tremendamente móvil ha hecho más daño”, justificó. Por ejemplo, citó el caso del amoniaco que sale de granjas de cerdos, “con efectos directos en vegetación pero indirectos en ecosistemas y, a largo plazo, en medios acuáticos”.

El enriquecimiento por nitrógeno es un “riesgo a nivel global”. En este ejercicio de análisis de riesgo, en el que se han tenido en cuenta las pérdidas tolerables, “se aprecian variaciones en la composición en pastos, que afecta directamente a los parques nacionales, debido a su altura”. Se trata de índices, o “cargas críticas”, como los científicos las denominan, que se han establecido en otras áreas de Europa, “pero España tiene particularidades y por eso son buenos estos análisis de riesgo, para alertar donde están los problemas de enriquecimiento de nitrógeno y ver cómo corregir”.

Apoyo a la investigación

En este sentido, reclamó ayuda a la investigación para hacer análisis ciertos, no de riesgos, pues se podría “estar infravalorando este tipo de depósito en los bosques españoles”. A su juicio, sería necesario desarrollar y testar metodologías de estimación del depósito seco en distintos tipos de hábitats que se puedan utilizar de una forma estandarizada en ambientes mediterráneos.

El principal objetivo científico del grupo de trabajo que coordina García es encontrar aquellos escosistemas “más apreciados que la ciudadanía quiere conservar”, en este caso parques nacionales, analizar su riesgo y “volcarse en solucionarlo”. Por ello, pidió la monitorización de las áreas de montaña, que “ahora están fuera del control de la calidad del aire”. Ese paso se traduciría en incluir esta medida en los planes de gestión de montaña. “Hoy en día están muy centrados estos controles en la sanidad humana, que es bueno; pero debería ampliarse a estas zonas porque a largo plazo repercutirá en los hombres”.

De hecho, advierte de que la alteración del ciclo biogeoquímico del nitrógeno “forma parte del cambio global inducido por el ser humano” y es considerado una amenaza para la seguridad de la especie humana“. Pero el principio de la eutrofización causada por este elemento comienza en los parques nacionales con más riesgo, que son los de más altura, como es el caso de Picos de Europa, con media de 1.368 metros.

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