Cómo recuperar la calma cuando perdemos los nervios

Perder el control, estrés.

Marta Cuervo

El corazón se nos sale del pecho, la respiración va a mil por hora y sentimos que estamos al borde un ataque de nervios, ¿qué hacer para recuperar la calma? Todos en algún momento de nuestra vida hemos sentido esa desazón en la que parece que la lógica se escapa de nuestra cabeza y todos los problemas recaen de golpe sobre nuestra espalda. Pero que no cunda el pánico: existe solución.

Para saber cómo devolver la armonía a nuestra rutina, consultamos con el psicólogo Julio César Álvarez, profesional de Valenda Psicólogos. “Lo más importante es respirar. Respirar hondo, de manera suave, y repetir la acción las veces que sea necesario. Cuando uno está tenso no respira bien, lo hace de manera superficial porque el cuerpo se encuentra en estado de alerta. Un cerebro oxigenado piensa mejor y actúa mejor”, explica el psicólogo y escritor leonés.

Un cerebro confuso no piensa con claridad y tampoco toma buenas decisiones

Otro de los hábitos que cada vez estamos perdiendo más y que ayuda a calmar nuestro desasosiego es el silencio. “En el silencio puede aparecer la calma, pero estamos muy poco habituados a dedicarle unos minutos al día. Y es sinónimo de bienestar, de escucharse a uno mismo”, apunta Álvarez.

También subraya que, a la mínima que tenemos un minuto de silencio, por ejemplo, en la espera del médico, nos ponemos con el móvil, llamamos a alguien, resolvemos un correo, o realizamos cualquier cuestión que nos mantenga ocupados. En definitiva, no nos dedicamos ese tiempo para nosotros, lo que se convierte en un círculo vicioso. “Unos minutos de silencio al día siempre se pueden encontrar, y trae beneficios no sólo a nivel personal, sino en la relación de pareja, con los hijos y en el bienestar familiar en general. No hay que poner excusas para algo tan decisivo”, señala.

'Una serie de catastróficas desdichas'

Pero, ¿por qué parece que esos días que perdemos la calma todo nos va mal y se encadenan las catástrofes? El especialista, Máster en Psicología Clínica y Psicopatología, resume la idea básica en un antiguo refrán español: 'A perro flaco, todo son pulgas'. “Cuando uno se encuentra en tensión, no se piensa con claridad y, por tanto, no se toman buenas decisiones. Esto desemboca en malos resultados, lo que suma más tensión y nuevas malas decisiones. Quizá eso tan importante puede esperar a mañana, cuando estemos más relajados”.

Julio César Álvarez argumenta que hay personas más susceptibles de sufrir estos días caóticos en una sociedad como la actual. “En estos tiempos se nos ha premiado tanto la 'multitarea' que se ha convertido en sinónimo de éxito. Estamos siempre haciendo cosas, y parece que nos hemos quedado sin tiempo para reflexionar, para tener una agradable conversación y detenernos. Nuestra época niega la calma en sí misma”, señala el experto.

En esta sociedad 'multitarea' nos hemos quedado sin tiempo para reflexionar, para tener una agradable conversación y detenernos. Nuestra época niega la calma en sí misma

Más humor, más deporte, un baño relajante y el juego contra los días difíciles

Otro de los consejos para recuperar la serenidad es tener más sentido del humor y realizar deporte. “La gente que tiene un sentido del humor más a flor de piel, se toma mejor las cosas. El humor libera endorfinas que calman el organismo. Otro mecanismo es el ejercicio físico, que además es una de las actividades que consigue relajarnos más a corto plazo. Es importante moverse, aunque sea pasear y evitar quedarnos todo el tiempo en el sofá”, apunta.

Otro aspecto positivo es que “el humor y la calma son entrenables, como cualquier otra habilidad”. “Hay que dedicarle tiempo, algo a lo que tampoco estamos acostumbrados, porque otro fenómeno de nuestro tiempo es querer conseguir las cosas de un modo inmediato”, reflexiona Álvarez.

Tomar un baño relajante y el juego lúdico son otras actividades que también ayudan a mejorar nuestra sensación de serenidad. “Solemos tender a darnos una ducha rápida, que no genera el mismo bienestar que un baño relajado, que aporta tranquilidad y reduce la tensión muscular”.

El juego lúdico, por otra parte, es algo que nuestros abuelos hacían y en la actualidad cada vez se practica menos. “Después de comer, era habitual 'echar una partida' de cartas o de dominó. El hecho de centrar la atención plenamente en algo, libera la preocupación de otras cuestiones Si además, se reduce el propio perfeccionismo el malestar probablemente disminuirá”, declara el psicólogo y escritor. Como recomendación final, Álvarez aconseja levantarse antes en un día que se prevé duro. “Es muy aconsejable despertarse un poco antes para desayunar con tranquilidad e irse preparando para toda la vorágine que se avecina. Y mentalizarse para estar más fortalecidos”.

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