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La ciencia exige un marco estable que haga prosperar la investigación como motor de crecimiento y bienestar
El mundo de la ciencia exige a las formaciones políticas que salgan elegidas en las urnas el próximo 24 de mayo un marco estable que haga prosperar la investigación como motor de crecimiento y bienestar. Acostumbrados a las restricciones presupuestarias, a convocatorias que nacen y desaparecen y a ser, muchas veces, “los grandes olvidados”, reivindican previsiones presupuestarias plurianuales, recuperar el nivel de gasto público en I+D+i para llegar al que se había alcanzado antes de la crisis, pero también el diseño de una carrera investigadora clara, mejorar en gestión, evitar la fuga de talentos y, ante todo, tener en cuenta a la ciencia para diseñar políticas que beneficien a la sociedad.
En el ámbito sanitario, el director del Instituto de Ciencias del Corazón (Icicor), Alberto San Román, mantiene que la clave pasa por que entiendan que la investigación biosanitaria es un motor de crecimiento y de bienestar para la sociedad. En ello coincide con el etnobotánico Juan Andrés Oria de Rueda, quien considera fundamental el apoyo a la “investigación eficaz y útil” que es aquella, explica, “que tiene consecuencias en la salud de las personas y, por lo tanto, un valor directo”. Oria de Rueda, Premio Castilla y León de Protección del Medio Ambiente 2014, denuncia que a ese tipo de investigación se dedica un porcentaje de las inversiones en I+D+i “bajísimo”, ya que buena parte del dinero que va a ese ámbito acaba en proyectos que no tienen una repercusión directa en las personas. “No es tanto que se incremente el dinero, que también - porque España es uno de los países de Europa que menos dedica a ello-, sino que vaya a la investigación eficaz”, apostilla.
Inversión y gestión
Lo dice también Miguel Olano, profesor e investigador de la Escuela de Ingenierías Agrarias del Campus de Soria y miembro del Instituto de Gestión Forestal Sostenible (Cometas), para quien los políticos deberían ser conscientes de que el avance científico es uno de los principales motores de la sociedad, y que gran parte del bienestar futuro va a depender de el posicionamiento científico de España. “La ciencia no es un gasto suntuario, y las políticas científicas deberían ser tratadas con seriedad. Al menos, con tanta como el fútbol”, dice.
Por ello, el director del Instituto de Estudios de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad de Salamanca, Miguel Ángel Quintanilla, se posiciona a favor de recuperar el nivel de gasto público en I+D+i, hasta alcanzar al previo de la crisis, y dotar a los centros públicos y a las universidades de un plan de inversiones en ciencia y tecnología que permita recuperar el objetivo del 2 por ciento del PIB como meta de esfuerzo en investigación y desarrollo. “Este compromiso debe desarrollarse a corto plazo, es decir en un horizonte que va de 2016 a 2020”.
Para Emiliano Bruner, responsable del Grupo de Investigación Paleoneurobiología de Homínidos, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, más allá de fondos, que también, la investigación precisa una gestión apropiada, adecuada, y profesional. “Demasiado a menudo el factor limitante no es el dinero o las infraestructuras, sino las competencias, es decir las capacidades institucionales y administrativas en la gestión del patrimonio humano, cultural, y tecnológico. Y el sistema político tiene que ser el promotor y el garante de una correcta utilización de los recursos. Peor de una escasez de medios, es el desaprovechamiento de los mismos”.
Talento joven
Esta investigación eficaz y útil, en el ámbito sanitario, debe pivotar sobre los hospitales de Sacyl, ya que la calidad de la asistencia debe sustentarse en la calidad de la docencia y de la investigación, indica San Román. Como acciones concretas dice que hay que apostar por institutos de investigación sanitaria, el desarrollo y profesionalización de unidades de apoyo a la investigación; contratar a profesionales para puestos asistenciales con perfil investigador, y a profesionales cuya labor fundamental sea la investigación. También, incide en promocionar la investigación de investigadores jóvenes mediante la convocatoria de ayudas específicas, otra de las premisas para Oria, quien ve preciso un respaldo institucional a la investigación de excelencia como una medida fundamental para atraer el talento joven que, lamentablemente, después de formarse en España acaba aplicando sus conocimientos y dando grandes resultados en otros países, denuncia.
Lo mismo opina Olano, que hay que diseñar una carrera investigadora clara, que obliga a “desterrar la endogamia”- También es importante, dicen, incluir al personal técnico de apoyo, “una carencia básica” que “limita enormemente” el potencial investigador.
Carra de fondo
“La investigación es una carrera de fondo, por lo que requiere de un marco estable que la haga prosperar. Es necesario disponer de previsiones presupuestarias plurianuales, alejadas de los ciclos electorales” y de cierto nivel de previsión sobre convocatorias de financiación, explica Olano. A su juicio, además, hay que ser muy exigentes con los procesos de evaluación, para que el dinero vaya a los mejores, y reducir la carga burocrática, que ahora “alcanza unos niveles absurdos que causan la estupefacción de nuestros colegas extranjeros”. Emiliano Bruner también ve necesario ese marco estable, un compromiso que vaya más allá de proporcionar recursos, y sobre todo a lo largo de un tiempo que vaya más allá de un breve periodo electoral.“
Mientras, Quintanilla dice que en esta carrera de fondo también hay que tener en cuenta la renovación de las plantillas. Aunque reconoció que los efectos todavía no se notan, debido a que el sistema de ciencia y tecnología tiene una elevada inercia, advirtió de que la disminución de la tasa de reposición en la función pública va a dejar sin renovación a las plantillas de investigadores por muchos años. Solo hay una excusa para dejar de financiar las actividades científicas y tecnológicas, añadió, el “pensar que se trata de un lujo”, pensamiento “erróneo”, porque lo que no puede permitirse un país es de “prescindir de la ciencia y la tecnología”.
Así opina también el director del Instituto de la Viña y el Vino de la Universidad de León (ULE), Enrique Garzón, que pregunta a los partidos políticos si tienen previsto el relevo de los investigadores, teniendo en cuenta que cada vez es “más importante” la investigación aplicada que se realiza con las empresas de los diferentes sectores.