Centro Región Leonesa de Buenos Aires, cien años 'cazurreando'

Foto cortesía de Ignacio Sebastián Luppi Berlanga

“Dentro del conjunto de los pueblos que habitan la Península Ibérica, los tres que ocupan el cuadrante noroeste (gallegos, asturianos, y leoneses), han ostentado el triste privilegio de ser de los mayores exportadores de su propio capital humano”.

Así introduce Juan Miguel Álvarez Domínguez su estudio 'León, una revista leonesa en la Argentina' al recordar cómo el 2 de julio de 1916 se funda en Buenos Aires el Centro Región Leonesa (de Ayuda Mutua, Recreo e Instrucción).

El cambio de actitud del Gobierno español a mediados del siglo XIX en favor de la industria textil basada en el algodón que concentraba sus instalaciones en Cataluña sume en un progresivo e imparable abandono la tradicional industria basada en el lino y marca el fin de la época dorada de la riqueza de Galicia, Asturias y León.

Abandonen el barco...

La apuesta por la industria del algodón mediterránea, que será protegida con reiterados aranceles por parte del Gobierno de España, y por el País Vasco, cuya siderurgia pasa a ser también protegida como empresa de interés nacional arruina de un plumazo la mayor empresa de Galicia, la del lino. Y con ello desaparecen la transformación de materia prima y las hilaturas en León.

En 30 años cien mil leoneses hacen el petate y parten hacia américa

Henri Bayle (al que todos conocemos por su seudónimo, Stendhal) ya recoge en su 'Diario de un Turista', de 1839: “Los catalanes quieren leyes justas, a excepción de la ley de aduana, que debe ser hecha a su medida. Quieren que cada español que necesite algodón pague cuatro francos la vara, por el hecho de que Cataluña está en el mundo. El español de Granada, de Málaga o de La Coruña no puede comprar paños de algodón ingleses, que son excelentes, y que cuestan un franco la vara”.

En los 30 años que median entre 1885 y 1915 y según los datos del entonces Instituto Geográfico y Estadístico -el INE de nuestros días-, unos cien mil leoneses emigraron a América. Un panorama absolutamente desolador.

...y Joaquín conoció a Manuela

Corre el año 1897 y allá en la Argentina, Joaquín Salvador González, mozo de Valdesandinas (22 años), conoce a Manuela Martínez Matilla, de San Cristóbal de la Polantera (de sólo 17), hija de un herrero y ascendiente de los actuales propietarios de Hierros Martínez en Veguellina de Órbigo.

“Se vino de la tierrina mi abuela a las 'américas' con 17 años, y al cargo de su hermana de 16”, recuerda Marisabel Sottosanto-Salvador, una argentina que no ha dejado nunca de ser leonesa y que presume de haber indagado hasta encontrar la partida de bautismo de su abuelo en Valdesandinas (municipio de Villazala). Y que tirando de ese ovillo encontró primos y hasta una tía abuela. Y -ahora que la tecnología lo permite y no se depende de enviar una carta sin saber si llegará a destino- cuando desde allí chatea con su prima Esperanza y sus hijas, es como si pasearan juntas, hablando de la familia.

Un frasco con tierra de León

Pero queremos saber si existe ese vínculo con la tierrina una vez que se van. Y tanto. “Mi abuela de su tierra guardaba sobre su mesa de luz un frasquito con tierra de su pueblo. Ni una foto, nada... sólo esa tierra”, responde Marisabel.

Manuela y Joaquín se conocen en una de aquellas reuniones de leoneses emigrados que se organizaban en los barrios de Buenos Aires. Y deciden abandonar sus trabajos, casarse y aceptar la ayuda que proporcionaba el gobierno argentino: tierra, un caballo, un arado, semillas, pico y pala. Y marcharon a La Pampa...

El Centro 'Región Leonesa'

Y aunque nunca hemos sido los leoneses gente de asociarse, los indianos como Joaquín y Manuela fueron diferentes a los que aquí quedaron. Fueron creando centros y colonias en cada país de América en el que se asentaban. Y dos de aquellos asentamientos 'cazurros' dieron lugar a asociaciones realmente importantes: la Colonia Leonesa de La Habana y el Centro Región Leonesa de Buenos Aires.

Fundado el día 2 de julio de 1916 en la capital argentina, el Centro Región Leonesa de Buenos Aires se constituyó como el lugar de reunión de leoneses de las tres provincias (algo que indican sus estatutos) y el núcleo de las actividades de salmantinos, zamoranos y leoneses. En 1918 el centro contaba con 154 socios, que en 1920 ya eran 584 y en 1924 llegaban a los 1.079.

Tango y jota leonesa, asado argentino y cocido maragato

Cien años después, el centro mantiene una actividad plena y continúa siendo el lugar de encuentro de los descendientes de aquellos que abandonaron la tierrina para optar a un mejor futuro. Es el lugar en donde conviven el tango y la jota leonesa, donde se degusta un asado argentino o un cocido maragato. Donde se viven con pasión los pases del balón en un España-Argentina o se busca un parque para disfrutar de una partida de bolos leoneses.

En estos días se hallan inmersos en los preparativos para la celebración de ese siglo de vida, que tendrá su colofón en un banquete el próximo 3 de julio. Uno de sus proyectos más inmediatos es organizar una exposición de la cultura y folclore de la Región Leonesa. Y para ello han solicitado a quienes quieran colaborar reunir algún objeto de que sus antepasados llevaran al país. Para los organizadores cualquier objeto es importante (fusos, ruecas, cardadores, ropa, mantones, manteles y demás). Y como aperitivo ya han organizado algo tan nuestro como una chocolatada.

Para conocer algo más de ese trocito de León al 'otro lado del charco', dejamos aquí la siguiente galería fotográfica.

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Nota: ileon.com agradece a Marisabel Sottosanto-Salvador el haber hecho de hilo conductor con estas historias del otro lado del Atlántico.

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