“No es que haya más celíacos, es que se diagnostican más”
“La enfermedad celíaca es una malabsorción intestinal secundaria a una intolerancia permanente al gluten de la dieta” explica la Doctora Dolores González, del servicio de Digestivo del Hospital San Juan de Dios.
Se trata de una enfermedad crónica que hoy por hoy no tiene cura definitiva y de la que lo fundamental es su diagnóstico preciso para evitar que el paciente pueda ser tratado de otras cuestiones que por síntomas puedan confundirse con la enfermedad celíaca.
El gluten es una proteína que se encuentra en la mayor parte de los cereales de consumo humano como trigo, cebada o centeno, alimentos prohibidos para los celíacos. Otros cereales o pseudocereales como el arroz o el maíz se pueden consumir libremente porque no tienen gluten.
Aunque pude afectar a cualquier edad hay dos picos de diagnóstico, la infancia y la cuarta edad de la vida
La Doctora González explica que la enfermedad celíaca “no es una alergia, es una intolerancia intestinal” que puede provocarnos una malabsorción de algún tipo de nutrientes y ello llevarnos a otras enfermedades, por lo que su diagnóstico y control son muy importantes.
La enfermedad celíaca se describió por primera vez en el S. XIX en la literatura médica pero las primeras referencias se remontan al siglo I a. C. Desde mediados del S. XX es cuando se producen avances en su diagnóstico y terapéuticos y la evolución de las pruebas serológicas en los últimos años ha desvelado que afecta más de lo que se pensaba, hasta estimar que el 1% de la población mundial podría sufrir la enfermedad celíaca, aunque entre el 80 y el 90% no están diagnosticados. Aunque pude afectar a cualquier edad hay dos picos de diagnóstico, la infancia y la cuarta edad de la vida.
Cómo funciona la enfermedad celíaca.
El mecanismo de la enfermedad no se conoce al 100% pero la teoría más aceptada es que sobre una base genética, una serie de factores ambientales desencadenan una reacción inmunológica. Esa reacción produce lesiones en el intestino que dan lugar al cuadro clínico.
Si se hace un estudio genético a los familiares de los pacientes diagnosticados hasta el 10% de ellos tienen datos de esta enfermedad y hasta el 80% de los pacientes afectados tienen marcadores genéticos específicos que no están en la población sana.
Entre los factores ambientales que influyen se encuentra en primer lugar el gluten, al estar presente en los alimentos, aunque hay otros que influyen. Por ejemplo la lactancia materna se ha comprobado que es un factor protector, al presentar menos porcentajes de afección en niños que la han recibido que los que no.
Los celíacos padecen con mayor frecuencia que la población general enfermedades probadamente inmunológica como lupus, tiroiditis, diabetes o incluso linfomas.
Diagnóstico.
Imagen: http://www.flickr.com/photos/venex/
La primera forma de comprobar la existencia de la enfermedad celíaca es mediante un análisis de sangre donde se pueden detectar unos anticuerpos específicos de la enfermedad (antitransglutaminasa y antigliadina).
Para confirmar el análisis sanguíneo o bien por si no es concluyente se realiza una biopsia intestinal mediante una gastroscopia. En ella se suele encontrar una atrofia de las vellosidades intestinales, que provocan una peor absorción de los nutrientes.
La tercera prueba a realizar es un estudio genético, útil si hay sospecha clínica pero la biopsia es poco concluyente y en la detección de la enfermedad en la población de riesgo, como familiares de primer grado de los enfermos celíacos.
Síntomas.
El cuadro clínico de la enfermedad celíaca es muy variable. Hay una forma clásica, que ya no se ve casi actualmente, conocida como el 'hábito celíaco'. Era frecuente verla en niños no diagnosticados hace 50 años con vientre en batracio, muy pálidos o sin masa muscular. Hoy son casos muy raros.
Dentro de las formas atípicas se encuentran los síntomas derivados de la malabsorción de un nutriente. Los pacientes, explica la doctora González, llegan a veces con cuadros de una malabsorción de hierro o calcio y haciéndoles un estudio al final se detecta que son celíacos.
No obstante la más habitual hoy en día es la dispepsia. Una dispepsia son unas molestias de más de tres meses de duración y con una prueba endoscópica normal. También se puede sospechar de una enfermedad celíaca en caso de diarrea crónica con una colonoscopia normal. Actualmente es la forma más frecuente de diagnóstico de la enfermedad celíaca. Con esos síntomas se realizan las pruebas para detectar si los pacientes son celíacos o no, algo que sucede en muchos casos.
Tratamiento
El control médico debe incluír una analítica una vez al año para ver cómo está el paciente por si hay ingesta no advertida de gluten.
“El único tratamiento efectivo hoy en día para los pacientes sintomáticos es la dieta sin gluten, absolutamente sin gluten y de forma permanente” incide la Dra. González.
“No se puede tomar gluten, en absoluto”, explica, para recordar además que hay que tener cuidado para evitar tomas accidentales porque el gluten forma parte de los excipientes de helados, conservas, derivados cárnicos y muchos alimentos.
Recomiendan desde el Hospital San Juan de Dios a los pacientes que se asocien y se pongan en contacto con otros celíacos porque hablar con otras personas en la misma situación sirve para resolver problemas logísticos del día a día como recetas o lugares de venta de productos sin gluten.
Además de una dieta sin gluten en la unidad de Digestivo del Hospital San Juan de Dios apuntan a que hay que comprobar si existe algún déficit de nutrientes, que hay que corregirlo buscando el equilibrio en su cuerpo.
La Doctora González recuerda que con la enfermedad celíaca se puede hacer una vida absolutamente normal, pero es crónica y hay que seguir el tratamiento para prevenir otro tipo de problemas, además de un seguimiento anual para ver si faltan nutrientes o se ha podido realizar una ingesta no advertida de gluten.
El Hospital San Juan de Dios cuenta con un equipo médico actualizado sobre la enfermedad celíaca y con el equipo necesario para la realización de las pruebas diagnósticas de la enfermedad celíaca, fundamental para garantizar la calidad de vida de estos pacientes en su detección inicial y posterior seguimiento.