Brugos de Fenar deja a San Jorge en casa

Campillo / ICAL . Los vecinos de Brugos de Fenar recogen el pendón que iba a ser procesionado por primera vez en la fiesta

Miriam Badiola / ICAL

En condiciones normales, todo estaría ya preparado. Los programas de fiestas repartidos puerta por puerta, las orquestas viajando desde sus lugares origen, la tasca cargada de bebida, las familias reunidas, los frigoríficos y despensas llenos, los jóvenes tendrían su botellón comprado y los no tan jóvenes habrían quedado para tomar el vermú y, por qué no, hacer un café torero.

Este jueves, 23 de abril, Brugos de Fenar estaría en fiestas. Celebraría su patrón, San Jorge, y los vecinos del pueblo vestirían sus mejores galas para recibir a los oriundos que nunca faltan a la cita con su localidad. El Santo también estaría engalanado, hoy le tocaría salir a pasear por las calles y a su caballo beber del pilón.

Sin embargo, no son condiciones normales. El país entero se encuentra sumido en un Estado de Alarma que obliga a los ciudadanos a quedarse en sus casas, mientras que el pánico a sufrir las consecuencias del Covid-19 es el único que recorre las calles. Así, las fiestas de Brugos de Fenar, encargadas cada año de dar el pistoletazo de salida al calendario festivo de la Montaña Central leonesa, se han suspendido, mientras que el confinamiento y las consecuencias de la pandemia dejan en el aire qué pasará con el resto de celebraciones.

“Las fiestas este año se celebrarían el 22, 23, 24 y seguramente también el 25. Ayer, miércoles, habría habido una verbena con orquesta por la noche, que suele ser grande porque al día siguiente no trabaja y hoy, día de San Jorge, sería el día grande. Habría procesión, repique de campanas, baile vermú, comida con toda la familia, juegos para niños y otra verbena. Mañana habría actividades para niños, se repartirían chucherías y bollos preñaos y por la noche también habría orquesta, igual que el día 25, porque este año caía en sábado”, cuentan Alfonso Martínez y Pablo García, de la comisión de fiestas de Brugos de Fenar.

Además, este año sería un año importante, ya que el pueblo había hecho su primer pendón, que se habría inaugurado hoy “con su bendición, alzado y puesta de gala, iba a venir la Asociación de Pendones y se iba a hacer una olla ferroviaria”. Sin embargo, ya en el mes de febrero esta puesta de largo se vio suspendida, porque “la Asociación de Pendones empezó entonces a cancelar todos los eventos ante lo que se avecinaba”.

En cuanto a las orquestas, que también estaban ya elegidas, se cancelaron hace un mes, cuando la comisión de fiestas habló con el representante para que diera el aviso de la cancelación de las fiestas, ya que “después de cinco o seis días de Alarma, ya se veía que no se iban a poder hacer”.

Además, en vista de la suspensión de las fiestas, la comisión decidió utilizar el dinero recaudado con las rifas vendidas para comprar calzas, batas y guantes y donarlas a los sanitarios del Hospital de León, el centro de salud de La Rola y el de Trobajo del Camino.

Cohetes y campanas

A las 12 de la mañana del día de hoy, los vecinos habrían sacado a hombros a su San Jorge y lo habrían paseado por todas las calles de la localidad, “haciendo como un cero”, hasta llegar al pilón que está situado justo al lado de la iglesia, “donde se acerca al santo para poder darle de beber agua al caballo”, algo que el propio Alfonso Martínez comenzó a hacer hace unos 15 o 20 años.

“Al principio pensaron que era una idea de unos chavales borrachos, pero ahora todo el mundo lo hace, incluso el cura lo tiene como una parada más dentro de la procesión”, explica, para señalar que “mientras todo eso ocurre unas ocho o diez personas suelen subir al campanario para repicar las campanas”.

Sin embargo, “este año a nivel organizativo no se puede hacer nada, ni siquiera a nivel familiar”, lamentan desde la comisión de fiestas, aunque Alfonso no se resigna y para, tratar de paliar su disgusto, ha comprado unos cohetes y asegura que tocará las campanas, “para que la gente lo relacione con el día de la fiesta”.

“Para mí la fiesta de mi pueblo es lo primero, este año pues como estamos todos asustados y acongojados, no es una prioridad, aunque sé que mis vecinos, mi madre y demás gente van a hacer igual el aguisado en sus casas como si fuera la fiesta”, asegura Alfonso, quien vive justo enfrente de la iglesia de Brugos de Fenar y no recuerda que nunca antes se hayan suspendido las fiestas. “Hace muchos años, antes de estar la nave donde ahora se hacen las verbenas, se hacían en una cuesta paralela y me acuerdo de estar nevando y ver a la gente con paraguas pero en la fiesta”.

Primera vez en la vida

Tamara López vive estas fechas con “mucha pena”. Descendiente de Brugos de Fenar, no ha habido un solo año de su vida que haya faltado a la cita, marcada tanto en su calendario como en el de su familia.

“Tengo la pena de no poder ir y reunirnos toda la familia como hemos echos siempre, incluso después de morir mi abuela hemos seguido reuniéndonos en casa de mi tía”, cuenta Tamara, quien echa de menos este 23 de abril “la paella que hace todos los años mi tío, el tirar los colchones por el suelo o dormir de dos en dos en camas de 90, el dejar la llave al lado de la puerta para ir entrando en casa cuando llegamos escalonados, el pegarte por el baño para entrar a prepararte para ir a la procesión o el ir directamente al vermú mientras los mayores y pequeños van a misa”.

Aún viviendo fuera de León, la joven ha hecho todo lo posible año sí y año también para poder celebrar las fiestas de su pueblo. “Es que echo de menos hasta hacer el botellón con jóvenes y no tan jóvenes antes de bajar a echar unos bailes a la orquesta”, lamenta la chica que este año marca en el calendario la primera vez en su vida que no va a las fiestas de Brugos de Fenar.

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