Un bronceado inteligente

playa sol y mar

Marta Cuervo / Miguel Ámez

A cinco días de la llegada oficial del verano las ansias por conseguir un tono dorado de piel se disparan entre la población leonesa. La gente quiere ponerse morena, y cuanto antes mejor. Pero el principal problema que ponen de manifiesto los expertos en temas cutáneos es que, muchas veces, nos olvidamos de las medidas de seguridad a tener en cuenta. El sol es peligroso, apuntan la mayoría de los dermatólogos, y no todo vale para conseguir el anhelado bronceado, especialmente si queremos que nuestra exposición sea saludable y no nos pase factura. Y es que, “la piel tiene memoria”.

¿Hasta que punto se puede abusar de las cabinas de rayos uva? El jefe del servicio de dermatología del Hospital de León, Manuel Ángel Rodríguez, asegura que la cuestión a analizar no es si los rayos uva son perjudiciales o no, sino que el problema proviene de la luz ultravioleta. “Da igual de donde provenga, de una cabina estética o directamente del sol”, comenta.

En algunos casos es buena porque “sintetiza la vitamina D”, incluso recomendable para algunas personas que sufren enfermedades cutáneas como la psoriasis, siempre bajo la supervisión de su médico. En cambio, el doctor apunta que, por otro lado, es dañina porque “provoca perjuicios a nivel cutáneo y de tejidos generando daños por acumulación”.

La pantalla total no existe; el espectro A, la longitud más alta, no puede ser protegida por nada

Según explica el doctor, el daño por acumulación consiste en que, a partir de una dosis total que se acumula y suma a lo largo de toda la vida de la persona (y es aquí donde se puntualiza que la piel tiene memoria), que se mide en julios por centímetro de piel, la piel se resiente y pueden aparecer manchas, vasos dilatados e incluso derivar en un cáncer cutáneo.

Pero, en definitiva, “la luz ultravioleta no es recomendable para nadie, solo de forma terapéutica, bajo prescripción médica y prestando mucho atención a la existencia de lunares”, que no deben ser irregulares ni abultados, ni tener un número abundante.

El dermatólogo asegura que, a pesar de lo que muchos laboratorios anuncian en los envases de sus cremas con protección solar, “la pantalla total no existe; el espectro A, la longitud más alta no puede ser protegida por nada”.

Además, el factor de las cremas no es universal, principalmente porque “no todos tenemos una piel con idénticas características, depende de la predisposición genética del paciente”.

La polémica rodea estos días a EEUU, donde se ha prohibido que en los protectores sociales se anuncie que las cremas son resistentes al agua y al sudor protegen del cáncer de piel. Los envases deberán advertir que los filtros de protección menores a 15 no evitan el envejecimiento ni el cáncer de piel, para combatir la publicidad engañosa.

El estudio ha revelado que aunque en el mercado existen cremas con filtros de protección solar de 70, 80 y hasta 100 no existe mucha diferencia respecto a un protector de 50.

Consejos para una dosis sana de sol

El experto leonés explica que “las personas de piel muy blanca no pueden esperar milagros”. La mejor hora para tomar el sol son las primeras del día, y las próximas al atardecer. “Hay que huir de las horas del medio día y no someterse al sol más de una hora”.

El doctor afirma que uno de los principales problemas “es que no utilizamos la crema con la suficiente frecuencia ni utilizamos la cantidad adecuada”.

¿El mejor protector solar? “la ropa”.

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