Los beneficiarios de ayudas sociales se estancan pero aumenta la “cronicidad” de muchos usuarios

Programa Alimentos Solidarios banco

R. Travesí

Entidades referentes en el tercer sector en Castilla y León y líderes en la atención de personas con extrema vulnerabilidad a consecuencia de la crisis económica como Cruz Roja Española, Cáritas y Banco de Alimentos coinciden que los beneficiarios de las ayudas se estancaron durante 2016, en comparación con el año pasado, e incluso bajaron bastante con respecto a los ejercicios más duros de la recesión. Eso sí, advierten a la Agencia Ical de la “cronicidad” de muchos usuarios que se traduce en que hay un número muy elevado de beneficiarios que requieren de más ayudas por los efectos de la duración de la crisis.

La coordinadora autonómica de Cruz Roja, Eva Fernández, lo explica gráficamente al apuntar que el año pasado se cerró previsiblemente con una cifra un poco inferior a 2015 de personas atendidas por extrema vulnerabilidad pero las intervenciones se mantienen. Eso se produce, según su opinión, porque “hay usuarios que llevan demasiado tiempo con nosotros y necesitan más ayudas”.

El presidente de la Federación de Bancos de Alimentos de Castilla y León (Febacyl), Jesús Mediavilla, corrobora este extremo con los datos recopilados hasta octubre, puesto que las personas a las que suministraron productos de primera necesidad han bajado en unas 4.000 personas al pasar de los 67.000 de 2015 a los 63.440 del año pasado. Pero, en cambio, apenas descendió la entrega de alimentos con 9,4 millones de kilos en 2016 frente a los 9,5 millones registrados en los diez primeros meses de un ejercicio anterior. Un descenso que no está relacionado con la bajada de las entidades con las que colaboran los bancos de alimentos, que solo son 9 menos (hasta las 735).

Mediavilla asegura que eso se traduce en que cada familia recibe, en función de las disponibilidades de cada banco, más kilos de alimentos que hace un año. Y eso es posible gracias a la “enorme solidaridad” de los castellanos y leoneses que entregan productos en cada una de las campañas extraordinarias que lleva a cabo la organización a lo largo del año. La última Gran Recogida, por ejemplo, obtuvo un millón de kilos en el conjunto de la Comunidad. Alimentos que, recuerda, permitirán garantizar el suministro hasta febrero.

El presidente de Cáritas Castilla y León, Jesús Martín de Lera, calcula que el descenso de personas atendidas por su organización a lo largo de 2016 rondará entre el 1 y el 2 por ciento, hasta las 110.000 en los programas de acogida y atención primaria. Precisa a Ical que en algunas provincias o zonas rurales, la bajada será inferior. “No se puede comparar Valladolid con Soria ni una capital con un pueblo”, recuerda. Además, apunta que los territorios que “entraron antes en la crisis, se recuperan antes”.

Fernández y Martín de Lera coinciden en que estas estadísticas son el reflejo de que el empleo no ha llegado a muchas de estos beneficiarios de las ayudas que prestan sus ONGs. “Si no se crea empleo o es muy precario, seguirán necesitando de nosotros”, advierte el responsable de la organización vinculada a la Iglesia Católica. Por su parte, la coordinadora de Cruz Roja reconoce que “se pueden paliar situaciones pero el empleo es fundamental” y, sobre todo, para los mayores de 50 años que tienen muchas dificultades para reincorporase al mercado laboral, después de su expulsión con la crisis.

Desgaste en lo anímico

Eva Fernández alerta de que estos colectivos sufren un desgaste a nivel anímico porque pierden la esperanza de revertir la situación en la que están sumidos. De ahí que abogue por la atención integral de las personas afectadas y que reciben ayuda por parte de Cruz Roja. Explica que una vez cubiertas las ayudas paliativas (alimentos, pago de suministros y gastos de los hijos), que son las más importantes, los técnicos de la entidad se centran en el plan de empleo con el ánimo de mejorar la inserción laboral de estos beneficiaros. Un plan que pasa, en muchos casos, por la formación que es clave para encontrar un trabajo. En ese sentido, la tasa de inserción de estos participantes que logran un contrato es del 38 por ciento.

El presidente autonómico de Cáritas muestra su preocupación con las personas con una situación “cronificada”. Es algo que han constatado las 11 cáritas existentes en la región, que pueden atender a menos personas pero “demandan ayudas de forma más seguida”. Y eso se produce porque las prestaciones públicas finalizan sin haber encontrado un empleo que permita sacar adelante una familia. Pone el ejemplo de las personas que antes solicitaban apoyo para el pago de un recibo de la luz o gas dos veces al año y ahora se produce en cuatro ocasiones.

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