Asturias regula el avistamiento de la fauna salvaje
El Principado acaba de regular el turismo de avistamiento de la fauna salvaje y de la flora. Ha incluido esta actividad dentro del catálogo del turismo activo, en el que ya existían otras 57 variantes diferentes. Esto supone que equipara el seguimiento de osos o la escucha de la berrea al puenting, el descenso de ríos en canoa, las excursiones a caballo o la vela.
La fórmula elegida por el Gobierno del Principado ha sido la publicación en el Boletín Oficial del Principado de Asturias (BOPA) de una resolución que modifica el Decreto 111/2014, para incluir en el anexo de actividades todas las actividades ofertadas por empresas y relacionadas con los animales y la vegetación.
Era un clamor. El incremento de las empresas y de los paquetes de viajes relacionados con la observación había empujado a los especialistas a exigir una mínima regulación, tanto de los profesionales como de las propias compañías. El Ejecutivo asturiano recogió este guante y en febrero de 2017 reconoció la necesidad de aprobar una regulación. Ya entonces el director general de Turismo, Julio González Zapico, reconoció en la Junta General que este sector en alza tenía encaje dentro del decreto de turismo activo. Así ha sido, finalmente.
La resolución del BOPA explica en su introducción que, “en los últimos años, el turismo de observación de la naturaleza ha ido creciendo de forma exponencial. Este impulso de la demanda está empujando la creación de una nueva oferta de actividades que exige un encaje en la regulación existente”. Con este objetivo como guía, la Consejería de Empleo, Industria y Turismorepasó el decreto de turismo activo de 2014 y encontró un apartado en el que se definía a las empresas turísticas como “aquellas que se dediquen a proporcionar mediante precio, actividades que se sirvan básicamente de los recursos que ofrece la propia naturaleza”.
A modo de orientación, para concretar este artículo, el Gobierno incluyó un catálogo de actividades en un anexo. Así que ahora ha entendido que el camino más sencillo es utilizar esta percha legal.
“La actividad de avistamiento de flora encaja perfectamente en la consideración de turismo activo tal como es definida [...], por lo que se considera conveniente incluir la referida actividad en el anexo I del decreto de turismo activo, con el objeto de hacer visible la licitud de la oferta turística referida”, explica el documento.
Esta nueva modalidad de viajes ha generado ya algunas controversias, sobre todo, por el seguimiento de especies protegidas. Este mismo verano, en la frontera entre Asturias y León, pero en terreno leonés, se grabó un vídeo en el que se veía a un nutrido grupo de turistas grabando hasta el acoso a un oso pardo. Colectivos conservacionistas ya han alertado de la proliferación incontrolada de estas prácticas, el propio Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente ha publicado una guía de buenas prácticas, en un intento de que los propios excursionistas sean conscientes de la actividad que desarrollan, y el Principado, junto con la Fundación Oso Asturias y la Fundación Oso Pardo, distribuyó 25.000 ejemplares de tríptico con diez consejos prácticos para evitar incidentes si se tropieza con un oso. Incluso la Universidad de Oviedo ha estudiado el tema y ha concluido que este tipo de actividades sin control pueden generar estrés en los animales.