Así se salvó el protegido edificio neomudéjar de Alcázar de Toledo de un posible uso comercial

El inmueble son, en realidad, dos edificios del mismo estilo. Se llegó a vender por 6 millones de euros, ahora puede que cueste cerca de la mitad.

El espectacular conjunto neomudéjar de la calle Alcázar de Toledo, en el centro de León, que ocupa los número 11 y 13 y que está protegido como Bien de Interés Cultural (BIC) desde hace 20 años, se salvó hace bien poco tiempo de ser desprotegido por un proyecto privado que pretendía darle un uso comercial.

Se trata de una historia poco conocida que paso por las manos de la Comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de León y por las de la Comisión Territorial de Patrimonio de la Junta, las mismas instituciones que amparan todas las polémicas fases del proyecto de reforma de la Plaza del Grano o que recientemente aprobaron 'tirar' la casa más antigua de León, en la carretera de Los Cubos. Pero con final más feliz que tales antecedentes.

Todo arrancó en el año 2016. Una particular, a través de una sociedad patrimonial, solicitó una modificación puntual del Catálogo de Bienes y Elementos Protegidos en el Plan Especial del Conjunto Urbano de León para el edificio de Alcázar de Toledo, que en realidad son dos cuerpos: el número 11, construído en 1911, haciendo hace esquina con la calle San Agustín; y el número 13, de 1917, firmado por los arquitectos Manuel de Cárdenas y Arsenio Alonso. Ambos BIC en la categoría de 'Monumento'.

Inmuebles restaurados exteriormente hace pocos años, que una agencia inmobiliaria puso a la venta en 2009 por un valor inicial de 6 millones de euros y que pocos años después ya había bajado a un valor de 4 millones.

Varios informes municipales, entre otros del arquitecto municipal, desecharon la propuesta “en razón de su catalogación como Nivel Monumental (Nivel 1). Pero además, ya se observó que la propuesta empresarial ”presenta afecciones que de manera directa o indirecta podrían incidir en el régimen de protección“ que supone el BIC, amén de otras ”deficiencias o carencias de elementos documentales“, reza la documentación a la que ha tenido acceso iLeon.com.

Diferentes administraciones dieron el visto bueno a esa modificación que habría puesto en riesgo la protección de los inmuebles, o lo que es lo mismo, la integridad de los edificios mismos. Por ese motivo, la Comisión Territorial de Patrimonio celebrada el 21 de diciembre del pasado año informó “desfavorablemente” la petición y recordó que cualquier paso debía contar con su visto bueno.

La negativa cosechada, que truncaba los planes de la empresa promotora, fue recurrida por ésta con nulo éxito, al menos que se conozca hasta ahora. Y de este modo, Ayuntamiento de León y Junta de Castilla y León impidieron la posible utilización de estos valiosos y céntricos edificios para uso comercial, a escasos metros de la nueva galería que se ejecuta en la construcción de la antigua calleja entre las cales San Agustín y Ordoño II.

Los edificios siguen, pues, sin dueño, presentando una cara moderadamente decente en su exterior gracias al arreglo de los llamativos motivos de su fachada, y con un futuro igual de incierto. En su interior, aún quedan restos del antiguo esplendor de un edificio que se considera que fue el primero en disponer de calefacción, obra de su primer inquilino y promotor, un empresario minero Victorino González, que dejó sus iniciales en las vidrieras de algunas de las habitaciones.

Consta de un amplio patio, galerías y una parte trasera de hasta tres alturas con torreón. Ladrillo visto -característica neomudéjar por excelencia- pero también muebles de principios del siglo XX, una imponente escalera típica de los chalés más suntuosos de la capital, madera de gran calidad en artesonados... hasta unas raídas cortinas se aprecian aún desde la calle.

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