Ideas para luchar contra la ansiedad en tiempos de confinamiento
«La ansiedad mata relativamente a pocas personas, pero muchas aceptarían gustosas la muerte como una alternativa a la parálisis y el sufrimiento provocados por las formas más graves de ansiedad».
DAVID H. BARLOW, Anxiety and Its Disorders [La Ansiedad y Sus Trastornos] (2004)
Momentos complejos. Mucho tiempo para pensar. Problemas globales, pero que nos pueden y nos afectan en primera persona. Decisiones arriesgadas y difíciles, y que requieren una adaptación. Todo esto nos crea muchas horas, demasiadas, para imaginar y que se vengan a nuestra mente viejos fantasmas, o fantasmas nuevos, que nos hacen ver el lado catastrófico de las cosas. También es momento de afrontar problemas y, sobre todo, enfrentarnos a la temida incertidumbre: ¿qué pasará mañana, dentro de un mes, dentro de un año? La ansiedad en momentos 'normales' afecta a casi 2 millones de españoles, según la OMS. En los momentos extraordinarios, se dispara. Y ahora estamos en uno de ellos. Así que creo que es muy importante reflexionar sobre el poder de nuestra mente (para activarnos o desactivarnos, para crear o destruir), cómo usarla y que trabaje PARA nosotros, no CONTRA nosotros.
Por ello, me centraré en 3 ámbitos que considero de máxima relevancia:
1.- Nuestros pensamientos.
Repasemos nuestra esfera cognitiva: Estamos haciendo lo que hay que hacer, lo que nos están pidiendo que hagamos, quedarnos en casa. Los expertos lo dicen, los datos lo avalan. Sólo nos queda pensar que estamos haciendo lo correcto. Y, además, no depende de nosotros, está fuera de nuestro “círculo de control”, y no lo podemos cambiar.
¿De qué nos sirven las lamentaciones, los por qués? ¿De qué sirve pensar en situaciones que NO podemos tener? Hagamos lo que está en nuestra mano, céntrate en TÚ circulo de control, en aquello que TÚ sí puedes hacer y que depende de ti. Focaliza los pensamientos en lo que verdaderamente es productivo para ti, en las circunstancias extraordinarias que te han tocado vivir y sácale el mayor partido, porque si no, los pensamientos negativos, destructivos te llevarán a la angustia, a la desazón y, con ello, a la irracionalidad. Controlar los pensamientos es tan importante como respirar.
2.- Las emociones.
Lo normal es tener malos días. Pero hay que lograr que sean los menos posibles y sacar lo mejor de nosotros: “Nuestra sonrisa, cariño, amabilidad y comprensión”.
Hacer es un gran verbo. Detrás del hacer hay ACCIÓN, y detrás de la acción hay INTENCIÓN, pensamientos, una vez más, foco en obtener una productividad sobre las circunstancias.
Cocinar, leer, ver la TV, escribir, disfrutar de la música (escuchar, bailar o incluso componer), deporte, llamadas, videollamadas, mensajes con los amigos y familiares, seguir conectados con los nuestros, interaccionar, pensar y crear nuevas aficiones. Son ejemplos, vitales y productivos, del verbo hacer en tiempos inciertos como los que vivimos.
En este sentido, creo que es imprescindible mantener un estilo de vida saludable, no abandonarse (en este caso sería, dejar de hacer), moverse y mantener un nivel de actividad física adecuado. Es sumamente recomendable para nuestra salud mental y emocional tratar de tener una disciplina con la alimentación y el ejercicio (3-4 veces por semana).
La relajación y disciplinas como el yoga (el mindfulness o el Thai Chi) se consideran instrumentos muy útiles para estar 'presentes', es decir, ni atormentados por el pasado ni ansiosos por el qué pasará en el futuro. Vivir cada día de forma presente, tratando de conectarte con tu cuerpo y tus emociones (permitiendo incluso que salga la frustración o el miedo) puede ser muy positivo.
Evita el tabaco y alcohol u otras sustancias. Es fundamental, parece que te evaden por unos instantes, que te ayudan a no estar presente (justo lo contrario que decíamos antes) pero luego actúan como depresores, alteran nuestra esfera psicoafectiva, nos pueden hundir porque los pensamientos (sobre todos los negativos y catastróficos) campan a sus anchas creando ansiedad en estado puro.
Alimentarse bien es también muy importante para controlar la ansiedad: comer fruta, legumbres, chocolate negro, frutos secos, alimentos con Omega 3 (salmón y sardinas entre otros) son ahora nuestros aliados 😊.
3.- ACTÍVATE
La salud y el equilibrio mental se trabajan, día a día, con cada acción, y más en momentos complejos. Para lograrlo considero que es clave vivir 'día a día', planificar 'el mañana', crear rutinas para no 'perder nuestro tiempo' y sacarle algo bueno al día. Planteemos objetivos cortos con acciones pequeñas, que nos permitan sentir que 'hacemos', que progresamos.
Ponerse ahora a planificar los próximos 15 o 20 días, o los próximos meses, puede ser una fuente de frustraciones y de ansiedad.
No pongas el foco en preguntas de difícil respuesta y fuera de tu control, una vez más, del tipo ¿cuándo volveré a salir? ¿cuándo recuperaré la 'normalidad'? Esas preguntas, abiertas, imposibles de responder, hace que tu mente atraiga pensamientos para 'cubrir' (con negatividad) las lagunas de información.
Otro aspecto muy relevante es evitar estar sobre-informados. Un exceso de datos (muertes, infectados, casos concretos) ... y estar todo el día en foros, chats y mensajes monotemáticos... ¡no ayudan! La culpa no la tienen los medios de comunicación, hacen su trabajo, informar. Sobre todo, si lo que se transmite es una información adecuada (veraz, ecuánime y sin incitar al morbo). Pero una exposición excesiva a la información nos puede generar un mayor estrés emocional, tensión, disgustos y malestar; en definitiva, puede ser muy contraproducente.
Para contrarrestar los pensamientos negativos hay que tratar de atraer los positivos: cosas o momentos que nos gusten y nos llenen de alegría y tranquilidad. Pensemos en los abrazos, risas y momentos que disfrutaremos cuando todo este mejore o acabe, por decirlo de una manera radical. ¡Es más, valora la importancia del contacto, del calor humano y de lo importante de las personas que forman nuestras vidas! La escasez (en este caso, de contacto y relaciones más personales) nos hace valorar muchos pequeños detalles que teníamos y que nos pasan desapercibidos.
Leemos cosas como: “muchos ciudadanos temen infectarse, se sienten frustrados, se aburren, les faltan suministros o temen pérdidas económicas (la pérdida de empleos y la incapacidad de hacer frente a gastos como la hipoteca, el alquiler o las facturas)”. Después de lo que hemos comentado hasta este momento, podrás entender que todo esto es una bomba inagotable de ansiedad y estrés.
Y en este contexto, los trabajadores de la salud (a quienes conozco muy bien por haber vivido este tipo de experiencias en primera persona) puedan llegar a sufrir síntomas más severos de estrés postraumático que el resto de la población. Son colectivos donde la frustración, la culpa, la impotencia, la soledad y la tristeza... son más habituales de lo que se suele creer.
“Tener síntomas de este tipo ante acontecimientos traumáticos es completamente normal, y la mayoría de las personas dejarán de experimentarlos una vez finalice esta situación”, nos dicen los psicólogos. Sin embargo, también matizan que “un alto porcentaje de personas se encuentran en niveles de riesgo”.
Por esa razón, incluso si nunca tuviste ansiedad, y esta situación te la está creando, si no le prestas atención igual se queda contigo durante mucho tiempo. Así que no lo dejes pasar porque intervenciones tempranas evitan problemas psicopatológicos posteriores. No dudes en pedir asistencia psicológica en estos momentos. El bienestar mental es el pilar fundamental de nuestro bienestar general.
Trabajar para cuidar nuestra mente, con lo que pensamos y hacemos, es una de las tareas más importantes que tenemos que hacer durante el confinamiento para evitar consecuencias posteriores a largo plazo ni 'secuelas'.
Por último, permíteme un consejo: dejemos el enfado y el mal rollo para otro momento. ¿No te parece que ya tenemos suficiente con lidiar con esta situación? El enfado lo agravas más y al final sólo hay un perjudicado, nosotros. Y, ¿sabes quién gana? El malestar, el estrés y la ansiedad...
Así que ¡protege tu MENTE y... paciencia!
TESSA | Teresa García González www.tessastreetlife.es