Amore, la 'bruja' tecnológica

Efe

Son máquinas, pero esperan de ellas que aprendan y actúen como los seres humanos. Con esa premisa, un grupo de investigadores españoles ha desarrollado un sistema informático que enseña a los ordenadores a hacer predicciones del futuro y tomar decisiones para anticiparse a ellas.

Se trata del denominado proyecto Amore, un simulador de redes neuronales en el que han trabajado los profesores de la Universidad de León Manuel Castejón y Javier Alfonso Cendón, en colaboración con otros docentes de la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad de La Rioja.

En una entrevista concedida a Efe, Castejón ha comentado que la idea del sistema es que las máquinas “respondan” con lo “aprendido de lo visto en el pasado”, ya que “cuando conocemos muchas experiencias podemos hacer un modelo de qué va a ocurrir”, precisa su compañero.

Castejón ha señalado que “interesa mucho predecir el futuro”, por ejemplo, en los procesos industriales en los que las técnicas tradicionales de control automático no son válidas por la tardanza en la toma de datos.

“En una acería, no se puede esperar media hora para conocer el resultado de una prueba, porque la chapa sigue saliendo a treinta metros por segundo y en ese tiempo se han perdido muchos kilómetros de chapa”, ha proseguido Castejón, quien resume: “El objetivo es adivinar a la primera, de la forma más aproximada posible, el valor que tienen que tomar las variables que controlan el proceso”.

Más allá de la producción industrial, el sistema ya ha sido utilizado en universidades internacionales para estudios sobre el SIDA, la secuencia del genoma, la evapotranspiración forestal y el estudio a gran escala de las redes de células grasas.

Cendón ha comentado que este sistema sirve para “todo aquello que tenga un conjunto de datos” sobre los que se quiera identificar unas pautas.

Entre otras utilidades, ha añadido, podría servir para hacer un modelo para los accidentes de tráfico, a partir de unas variables a las que se asignaría un peso específico.

Otro ejemplo de su utilidad serían los parquímetros, que con este sistema habrían sido capaces de “darse cuenta” del cambio de la peseta al euro y saber cuáles eran las nuevas monedas en curso legal.

“Gracias a las redes neuronales, esto es muy sencillo y no es necesario cambiar toda la instalación, basta con que un empleado empiece a meter monedas hasta que la máquina aprenda”, ha puntualizado Castejón.

Preguntados por el temor de que las máquinas sustituyan a los seres humanos, Castejón ha opinado que siempre ha habido cierto miedo de que la industrialización aparte al hombre del trabajo, pero al final “a todos nos gusta la tecnología”.

En cuanto a la progresión de las redes neuronales, ha opinado que el futuro es “muy prometedor” y los avances de los últimos años hacen pensar que en una década se va a estar “en la gloria”, porque las técnicas están mejorando “muy rápidamente” y se están difundiendo en todo el mundo de forma “muy poderosa”.

“Este tipo de tecnologías que antes estaban restringidas a un grupo de científicos muy reducido, ahora mismo se proporcionan en entornos gratuitos a los que tiene acceso muchísima gente en todo el mundo”, ha incidido.

Castejón y Cendón, que han sido galardonados por este proyecto en el último concurso de prototipos orientados al mercado de la Fundación General de la Universidad de León y de la Empresa, han anunciado que este verano se va a lanzar una versión mejorada de Amore, pensada para facilitar su uso en los centros de supercomputación.

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