¿Y por qué no una adopción?

Protectora de León.

I.R.

Llegan las Navidades y las compras previas a estas fiestas. ¿Un perro o un gato entre la lista de regalos? Es una opción habitual que las tiendas de mascotas explotan igual que el resto de comercios, pero existe una alternativa a la compraventa: la adopción en alguna de las protectoras de la provincia. Aquí no se paga dinero, pero se exige responsabilidad, además de conocer si las condiciones en las que va a vivir el animal son las adecuadas.

“Un perro no es un regalo, es importante que la persona que lo va a recibir lo sepa y esté concienciado”, advierte Mónica, de la protectora de Sahagún, en la que trabaja desde 2008. “Antes éramos más flexibles con las adopciones, ahora preferimos dar menos pero que sean definitivas”, pues Mónica ha visto cómo algunos de los animales que habían salido con un dueño de allí, volvían a aparecer abandonados. “La gente es muy caprichosa, vino una chica que quería adoptar a una mastina ciega para vivir en un piso de 68 metros cuadrados con tres cocker, una de ellos agresiva”, comenta. “Le dijimos que no”.

Este albergue para animales de Sahagún nació hace unos 30 años, justo cuando colocaron los primeros contenedores en la calle. Los perros y gatos que antes se alimentaban de la basura que los vecinos dejaban a sus puertas, empezaron a quedarse sin nutrientes. La protectora tiene una capacidad para unos 25 o 30 perros repartidos en 10 cuartos con patio propio para algunos de ellos. Solo en esta semana han recogido 14 cachorros y es rara la que no aparece ninguno. Estos no tendrán problema para ser adoptados. “Los cachorros y los de raza pequeña son los que salen con más facilidad”, comenta Mónica, aunque reconoce que en este último año les está costando más que otros.

“La gente opta por los cachorros porque cree que se van a hacer más a ellos, pero están equivocados, los mayores ya lo tienen todo aprendido y son más tranquilos”, explica Marga, encargada de la protectora de Laciana. “Todos llegan con muchos miedos y son asustadizos, pero por lo general en cuanto les das un poco de cariño, esto se le quita”, comenta. La entrada a la protectora suele ser común a todos: muchas pulgas, garrapatas y muy delgados. Lo primero es la revisión veterinaria, ver si llevan microchip y dar las atenciones necesarias.

En Laciana tienen capacidad para unos 80 perros y siempre lo tienen lleno, incluso, con lista de espera. “A veces nos llama alguien que ha encontrado a un animal y le pedimos que lo cuiden durante una semana hasta que tenemos un hueco”, comenta Marga.

Contrato de adopción

Lo mejor que le puede pasar a cualquiera de estos animales que han sido recogidos es que encuentren una buena familia, por eso a los que llegan con la intención de adoptar se les exige un compromiso y la firma de un contrato de adopción. “No tienen derecho a dar ese animal a nadie, si en cualquier momento su situación cambia y no pueden hacerse cargo de él pueden volver a traerlo”, asegura Marga.

Dani, de la protectora de León, con varios de los perros acogidos.

En la Asociación Protectora de Animales y Plantas de León, donde tienen ahora mismo 224 perros y 38 gatos, también mantienen una conversación con los interesados para conocerles y poder aconsejarles sobre el perro más adecuado para sus condiciones. En un terreno cedido por el Ayuntamiento -próximo al Mercado de Ganado- viven estos centenares de animales, clasificados por tamaño y carácter en diferentes cuartos.

Las estadísticas son beneficiosas para los animales. En lo que va de año, han recogido 197 perros y 63 gatos, de los que han salido en adopción 153 perros y 38 gatos. Aunque también es cierto que hay animales que han pasado prácticamente su vida entera allí, porque son ya mayores y no han encontrado una familia que quiera llevárselo a casa. O porque, como le ocurre a uno de los mastines que se encuentra a la entrada, no tiene ninguna intención de abandonar el lugar. “Lo adoptaron dos veces y las dos veces se escapó para volver aquí, será que no les tratamos mal”, comenta Dani, uno de os encargados.

En estas y otras protectoras distribuidas por la provincia, la mayor parte de las personas que dedican su tiempo a los animales son voluntarias. Todos aspiran a tener mejores instalaciones en las que vivan los perros. Toda colaboración es bienvenida. Donaciones, promoción de la adopción... o “venir una tarde y estar acariciando a un perro, que es lo que necesitan, cariño”, explica Dani.

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