El acusado de disparar a Roberto Larralde: “Nunca se me pasó por la cabeza matarle, era mi amigo”

Ical. Presunto autor material de la muerte del boxeador leonés Roberto Larralde.

“Era mi amigo, nunca se me pasó por la cabeza matarle”, así lo ha asegurado este martes José Ramón, uno de los acusados de matar a Roberto Larralde, en concreto, el acusado de dispararle la noche del 14 de septiembre de 2014, durante la segunda sesión del juicio que acoge la Audiencia Provincial de León.

La Fiscalía solicita para él una pena de 20 años de prisión por un delito de asesinato y otros dos años más de cárcel por otro delito de tenencia ilícita de armas por considera que éste condujo a la víctima hacia un paraje situado a las afueras de Santa Olaja de la Ribera, próximo a una gravera, y cuando Roberto iba andando por delate, José Ramón, por la espalda y con intención de matarle, le disparó en la cabeza produciéndole la muerte casi inmediata.

Un plan criminal, según la Fiscalía y la acusación particular, urdido por otro de los acusados de asesinar a Roberto, Julio L., tras haber iniciado una relación con la viuda de la víctima, Miriam C., también acusada de los mismos hechos.

En su declaración a preguntas de su propio letrado, José Ramón, que no ha contestado al resto de letrados, ha negado haber participado de modo alguno en el crimen y ha dicho que, incluso, cuando se enteró de la muerte de Roberto se le cayó “el mundo encima”. “Me pongo en el pellejo de Roberto, soy padre de dos hijos, como él, no entiendo matar a un amigo”, ha lamentado el acusado al mismo tiempo que la familia de la víctima, también presente en la sala, se ha quejado de sus palabras.

El acusado también ha dicho “sentirse utilizado y engañado por Julio –quien presuntamente le encargó la muerte- o por las personas que estaban con Roberto”, según su declaración, en el momento de su muerte.

Reconoce estar con la víctima la noche de su muerte

Así, el acusado reconoce haber estado con Roberto la noche de su muerte y dice que ambos habían quedado para “dar un 'palo' de 'chocolate'”, es decir, para robar droga a unos narcotraficantes para lo cual ambos habían quedado en León, cerca del McDonlad's y del Aldi del mercado de Ganado, desde donde después se trasladaron en la furgoneta del acusado a Santa Olaja de la Ribera.

Allí, según el propio acusado, dejó a Roberto en compañía de otros hombres “del este” a los que no conocía y se fue porque se encontraba “muy fumado”. “Me dijeron que me fuera, Roberto y ellos porque no estaba en condiciones de dar ningún 'palo'”.

Siguiendo este mismo relato, José Ramón afirma que se marchó del lugar y no regresó hasta el día siguiente con una máquina excavadora. La llevó hasta el Aldi y allí se la dejó a estas personas del este para que desenterraran la droga. Niega que la máquina la llevara el mismo hasta el lugar donde se encontraba el cadáver de Roberto para enterrarlo.

Además, en relación a las contradicciones con su primera declaración a la Policía, alega que después de estar varios días detenido los agentes “le volvían loco” y “no sabía ni lo que decía”. También ha señalado que en el momento de lo ocurrido tenía un grave problema con las drogas y estaba muy enganchado a la cocaína tras haber sufrido “una recaída”.

Por otro lado, en relación a por qué no contó dónde estaba Roberto cuando fue preguntado por los agentes y por la propia familia del fallecido ha respondido que porque no quería descubrirle en relación al 'palo de chocolate' que ambos habían planeado y porque éste tenía una amante y pensaba que podría encontrarse con ella.

Siete acusados

Además de José Ramón, se sientan en el banquillo Julio, quien presuntamente encargó el asesinato; Miriam, la viuda de la víctima que presuntamente también urdió el plan; Froilan y Carlos, también acusados de asesinato por la Fiscalía; y Antonio y Adrián, para los que el Ministerio Fiscal solicita dos años de cárcel para cada uno de ellos por vender el arma con el que mataron a Roberto.

Durante la tarde, el juicio se reanuda con la declaración de Julio.

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