La Universidad investiga reutilizar residuos de obra para fabricar nuevos hormigones “de gran calidad”
Dos estudiantes de Ingeniería Agrícola de la Universidad de León (ULE), Desirée Rodríguez y Julia García, están ultimando sus tesis -la primera la ha presentado con un gran éxito- en las que recogen las conclusiones de la investigación que han llevado a cabo durante los últimos cuatro años y donde contemplan la posibilidad de reutilizar residuos de obra para la fabricación de nuevos hormigones de gran calidad y que, a su vez, resultarían cuidadosos con el medio ambiente.
El trabajo desarrollado, bajo la dirección del profesor Andrés Juan Valdés, forma parte de un proyecto del Ministerio de Economía, y ha consistido en estudiar las posibilidades de reutilización de los escombros procedentes de la construcción para la fabricación de nuevos hormigones. El 'boom' de la construcción generó “un auténtico problema” en lo que al almacenamiento de escombros se refiere, ya que hasta la aprobación de la legislación europea “se hacía un agujero, se enterraban y ya está”, relata Valdés.
Ahora se va más allá y se buscan alternativas de uso a esta gran cantidad de residuos que se calcula que en el año 2008, apenas un año más tarde del inicio de la crisis, alcanzaban una producción de unos dos kilos por persona y día en España, lo que constituye “una barbaridad”. El nulo destino que tenían estos escombros hizo a este grupo de investigadores, todos ellos ingenieros agrónomos, buscar las posibilidades existentes a la hora de reutilizar esos materiales.
“Planteamos la posibilidad de coger los residuos y meterlos de nuevo en el ciclo de producción de hormigones” con dos objetivos ventajosos: se introducían de nuevo en la cadena productiva y no se abandonaban en el medio ambiente, con lo que se “aliviaba” el impacto medioambiental de arenas y gravas de canteras y minas, que resulta “muy perjudicial”.
En nuestra vida cotidiana, el hormigón es un material que está presente en elementos constructivos allá donde vamos. De hecho, se estima que es el segundo producto más consumido a nivel mundial, tan solo por detrás del agua potable, algo impensable en un primer momento pero que apreciando a nuestro alrededor y ver las aceras, los pavimentos, los bordillos... gana enteros. “Estamos rodeados de hormigón por todos los sitios y es un material que admite muy bien recoger estos productos”, explica Valdés.
Estas dos estudiantes no solo han trabajado en León, sino que también lo han hecho, una de ellas en un laboratorio en Lisboa y ambas en un laboratorio “muy potente” de Gante, en Bélgica, donde han podido desarrollar numerosos estudios y trabajos para “avanzar en muy poco tiempo”, se felicitan. De hecho, de la investigación realizada ha sido posible obtener la dos tesis que ahora defienden, ambas con proyección internacional, que se espera que puedan demostrar que este material “se puede utilizar de manera propia” y se dé un primer paso para la puesta en marcha de estudios técnicos que avalen “que realmente se pueden coger nuevos hormigones y tienen una viabilidad técnica y económica”.
Después de haber visitado numerosas plantas en España, en concreto en Castilla y León, Galicia, Asturias y Madrid, y comprobar el tipo de residuos que había en ellas, se ha trabajado “con muchos residuos” de diferentes composiciones que han permitido estudiar “si la calidad del hormigón que podemos obtener es suficiente como para garantizar una buena estructura que dé seguridad”. Y es que desde la existencia de normativa al respecto, no es posible arrojar los escombros, con lo que “se recogen, se tratan y quedan acopiados a la espera de que alguien les encuentre una utilidad”.
Una de las principales conclusiones de este estudio desvela que si se mantiene un control sobre esos materiales de obra y el hormigón se fabrica “de manera normal, como debería hacerse”, el resultado es un material “realmente viable” y que cuenta con una resistencia y una durabilidad “adecuada”, además de que resulta más respetuoso con el medio ambiente. Incluso, si se llevara a cabo un análisis del ciclo de vida, este nuevo material podría resultar más barato que el que se adquiere en la actualidad.
La intención con este estudio es “dar un paso más” y dar una aplicación a estos hormigones de los que ya se conocen las propiedades de las que se pueden disponer. En este proceso se incluyen también residuos que “están cumpliendo la labor de los residuos naturales”, con lo que se consigue “el doble de ganancia” porque ni esos residuos concluyen su vida en el vertedero ni se utilizan elementos naturales, entre ellos la grava, que se está sustituyendo por esos desechos.
El mercado reciclado en España se encuentra “a la cola” de Europa y eso hace difícil que, a día de hoy, se pueda pensar en un mercado de hormigón reciclado, pero no se descarta esta posibilidad en el futuro dada la limitación de los recursos naturales y la legislación existente al respecto, por lo que ambos elementos apuntan a que los resultados de estos estudios podrían ser todo un éxito en el mundo de la construcción.