Un total de 2.055 estudiantes han acudido a los campus de Vegazana, en la capital de la provincia, y de Ponferrada de la Universidad de León (ULE) para hacer frente a la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), cuyos exámenes de convocatoria ordinaria que tendrán lugar entre el 3 y el 5 de junio. Los estudiantes se enfrentan este año a un nuevo modelo que pretende unificar criterios entre Comunidades Autónomas y en el que se reduce la optatividad que se había ampliado como consecuencia de la pandemia.

“Ahora el estudiante ya no va a tener un modelo A y modelo B, sino que va a tener cierta optatividad en algunas de las preguntas, pero no en otras que son obligatorias y lo que es más importante, que para sacar la máxima nota en cada examen es necesario cubrir todo el temario”, explica el vicerrector de Actividad Académica de la ULE, Julio Abad. La idea, según explica el vicerrector, es avanzar “hacia un modelo más competencial, poniendo más el énfasis en la aplicación de los contenidos, más que en el propio desarrollo de preguntas de teoría simplemente a desarrollar”.

De esta manera, entre un 20 y 25% de preguntas están destinadas a evaluar habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de argumentación, que va a ir aumentando en los próximos curso; además, también penalizarán las faltas de ortografía.

Abad ha destacado que la PAU es un ejercicio en el que participan en torno a 250 personas, profesores, tanto de institutos como de universidad, así como personal técnico de administración y servicios, a los que, desde la Universidad, se les da “las gracias por su compromiso e implicación en que estas pruebas se desarrollen con la satisfacción con la que se ha hecho en años anteriores”.

Campus de Ponferrada

En el caso del Campus de Ponferrada, en El Bierzo, las pruebas, a las que acuden 503 alumnos de 13 centros educativos de la comarca, se celebran en biblioteca universitaria, el Aulario y los edificios A y C.

Según ha declarado Luis Fernando Calvo, presidente de una de las dos secciones de la PAU en Ponferrada, aunque las asignaturas más concurridas, como es lógico, son Lengua e Inglés por su carácter obligatorio, en la convocatoria de este año destaca el gran número de matriculados tanto en Matemáticas como en Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales“. ”Y también han aumentado“, ha señalado, ”los inscritos en Historia de la Filosofía“.

Como curiosidad, una nueva materia, ya ofertada el año pasado pero en la que nadie se había matriculado hasta el momento, se incorpora al catálogo de exámenes: Coro y Técnica Vocal. “El curso pasado no salieron alumnos, así que esta será la primera convocatoria”. De esta manera, Calvo ha hecho hincapié en que estas pruebas “no solo evalúan los conocimientos prácticos, también los artísticos”.

Los alumnos, que han comenzado las pruebas a las 09.00 horas con Lengua Castellana y Literatura, se examinarán durante las siguientes mañanas de las asignaturas generales y por las tardes de las específicas y optativas.

Las preguntas de la nueva PAU:Valle, Cela y reflexión sobre universidades

El primer ejercicio de la nueva PAU ha correspondido a la materia de Lengua Castellana y Literatura II, que ha abierto un editorial del diario El País publicado el pasado 27 de octubre.

'Evitar una universidad clasista', título de ese comentario editorial inserto en la sección de Opinión, advierte del riesgo que supondría la existencia de más universidades privadas que públicas, y atribuye a las instituciones académicas, además de su papel docente, un protagonismo de “liderazgo intelectual en la sociedad”.

Los alumnos se han enfrentado al análisis sintáctico de una frase, al morfólogico de palabras, al significado de otras con la inclusión de sinónimos y antónimos, y sometido a un comentario crítico sobre el contenido: temas, estructura, características y estilo para evaluar su capacidad comprensiva y de expresión, una de las competencias más reforzadas en esta nueva PAU, con menos preguntas test.

La segunda parte de este primer examen, centrado en la literatura española, ha tenido como protagonistas a dos de las obras más emblemáticas de las letras españolas del pasado siglo XX: 'Luces de bohemia' (1920/1924) y la primera novela de Camilo José Cela, 'La familia de Pascual Duarte' (1942), cuya primera edición fue imprimida en Burgos, en el número 18 de la calle Diego de Siloé, sede entonces de la Imprenta Aldecoa.

En el caso de Valle-Inclan, el fragmento seleccionado es el célebre diálogo nocturno entre dos poetas bohemios y decadentes, Max Estrella y Latino de Hispalis, frente a los espejos deformantes (cóncavo y convexo) del Madrid de la calle Álvarez Gato (callejón del Gato), donde el autor acuña y define su teoría del 'esperpento'.