Tremor de Arriba: un antruejo entre burras y un toro

Burras y Toro en Tremor de Arriba.

Abel Aparicio

A media tarde, subiendo por la carretera que acompaña paralela al río Tremor, serpenteando encajonada entre una ladera y otra, pasando por Tremor de Abajo, Almagarinos y Pobladura de las Regueras, se llega a Tremor de Arriba, en el municipio berciano de Igüeña. El pueblo recibe a lugareños y visitantes con una gran cantidad de coches aparcados a su entrada, junto al bar Eliseo, que hoy regenta Vicente, el mismo que en su día hiciera el trabajo de recopilar lista con el nombre de los treinta y un bares que estuvieron abiertos a la vez en esta localidad minera. Hoy solo queda el suyo, pero resiste como polo social de la zona.

Siguiendo a la música, se llega al desfile de carnaval que recorre las calles del pueblo, las cuales cuentan con una toponimia propia del asturleonés bien conservada. Calle la Llongalona (llongo, largo), Calle Veiciellos (Veigo, veiga, una vega pequeña), Travesía el Tollo (barro) o Plaza el Fueyo (hoyo). Entre disfraces de Lacasitos, superhéroes y dibujos animados, destacan las burras y el toro, elementos propios del antruejo de este pueblo del Bierzo, cercano a las comarcas de la Cepeda y Omaña.

“Nuestra asociación, El Cáscaro, pertenece a la Federación de Antruejos Reino de León. Una persona muy activa de esta federación, Iván Martínez Lobo, que estuvo en Tremor hace tres años dando una charla sobre las ‘Mascaradas’, nos indicó qué era lo necesario para que nuestras burras y el toro de Espina de Tremor fueron reconocidos como antruejos y no como una invención actual”. Quien habla así es Manuel Travieso Fidalgo, que en palabras de la otra asociación del pueblo, Peñafurada, es la persona que más hace por hablar de las burras fuera del valle, incluso fuera de la provincia y del país. “Antonia García Crespo, una mujer que ya falleció, nos contó que durante la posguerra no se dejó de celebrar esta tradición. Es más, la burra era el único personaje que estaba autorizado a taparse la cabeza”. Otro integrante de la asociación El Cáscaro, Nicolás Blanco, cuenta a este medio que “una persona de este pueblo, Emilio, que hoy tiene noventa y ocho años y una memoria prodigiosa, me contó el otro día recuerda perfectamente oír hablar a sus padres, que ya sus padres hablaban de las burras. Es decir, estamos hablando de casi unos doscientos años”.

Manuel Travieso explica que los mozos salían vestidos de burras por el pueblo pidiendo el aguinaldo mediante un cantar recogido en la propia voz de Antonia García en el pueblo de Urdiales.

Denos, denos, denos, si nos han de dar, chorizos y huevos para hoy cenar.

Denos, denos, denos, si nos han de dar, que el camino es largo y lo hay que andar.

Como se puede escuchar en la grabación, depende de la voluntad de los vecinos, se le cantaba una respuesta u otra, dependiendo de si le hacían entrega del preciado aguinaldo.

Esta casa sí que es casa, esta sin que son paredes.

Aquí está el oro y la plata, estas sí que son mujeres.

O por el contrario, si no se lo daban.

Esta casa es de estopa aquí vive un zampatortas.

Nicolás Blanco insiste en que estas dos asociaciones, tanto Peñafurada que se formó hace unos quince años, como El Cáscaro de más reciente creación, están poniendo todo su empeño en que este antruejo salga del pueblo y sea conocido por el mayor número de personas posible. Manuel cuenta orgulloso que hace una semana estuvo representando a las burras de Tremor en Bemposta (Portugal), en el III Encontro de Rituais Ancestrais, en el que se dieron cita más de tres mil asistentes en la mayor cita de caretos y mascaradas de la Península Ibérica.

Cuando los mozos dejaron de salir con sus burras, el tema se fue adaptando. Durante varios años salieron con el colegio y ahora con los carnavales que organiza Peñafurada. Lo cierto es que las burras ya desfilan en el Antruejo de León junto al resto de localidades que gozan de esta tradición ancestral. “Lo más significativo de la burra es que no hay nada similar, ni en Oumaña, ni el Órbigo, ni en Cabreira”, incide Nicolás, mientras Manuel explica lo que antes se le cantaba a la burra para picarla y ahora lo dice ella para provocar a los niños y niñas.

Burra canosa, marrana y asquerosa.

“Antes la burra era muy burra, todos le tenían miedo. Te daba y te daba de verdad”, indican entre risas Manuel y Nicolás, mientras no quieren dejar de hablar del toro del vecino pueblo de Espina de Tremor, del que aseguran que lo acompañaban más personajes pero de los que no tienen ni información oral y documental. Ante la pregunta de si la burra y el toro bajan el valle a otros pueblos, aseguran que hasta que no empezaron a moverlo con las asociaciones Peñafurada y El Cáscaro, nadie fuera de Tremor conocía a la burra.

La jornada, como no podía ser de otra manera, termina en la casa de cultura haciéndole entrega de una placa a Manuel Travieso por su labor como divulgador de la burra fuera de las fronteras locales y con diversos premios a las diferentes personas que participaron en el carnaval. El broche lo puso una cena que unió a vecinos y vecinas en un día festivo, con la intención de que sus burras año a año vayan adquiriendo más difusión y el antruejo de Tremor de Arriba, que hace un par de años también alcanzó popularidad mediática gracias a la venta de pisos a un precio muy asequible. Como indicó Manuel al recibir la placa por su labor, “esta placa es de todos. Es un orgullo para mí que las burras de Tremor sean cada vez más conocidas”. Lo dicho, el próximo año, tienen en Tremor de Arriba un antruejo muy especial. Anímense, seguro todas las personas que quieran acercarse serán bien recibidas.

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