500 años de Juan del Enzina en León: el gran músico renacentista y padre del teatro español

Juan del Enzina, músico renacentista y padre del Teatro Español.

A todo el mundo le suena en León el nombre de Juan del Enzina, por ser cómo se denomina el Instituto de Secundaria del centro de la ciudad. Otra cosa es que sepan quién fue... y que lo sepan escribir bien, porque la mayoría escribirán erróneamente Juan de la Encina, cuando el centro educativo usa la grafía renacentista con la que él mismo firmaba.

También es bastante probable que al nombrarlo recuerden la imagen del busto que preside el patio exterior del centro educativo (el central de la representación gráfica que abre este reportaje). Al que los alumnos llamaban Juanillo y que la dirección hace años tuvo que ponerle un pedestal elevado porque estos le ponían cigarrillos en la boca, bufandas y gorro cada dos por tres.

¿Pero quién era Juan del Enzina para darle nombre a uno de los institutos con más prestigio de la capital leonesa? Pues nada menos que el considerado 'padre del teatro español', poeta y uno de los mejores –si no el mejor–, músicos renacentistas hispanos de la época de los Reyes Católicos; del que se conservan muchas composiciones y que fue músico de cámara del Papa. Y que acabó su vida como prior de la Catedral de León, donde se atesoran varias de sus partitchelas.

Su nombre real era Juan de Fermoselle. Y como muchos de los grandes personajes históricosn –en este caso de las artes–, no se sabe bien dónde nació, si en aquel pueblo de Zamora o en la ciudad de Salamanca o alguno de los pueblos salmantinos con el nombre Encina de San Silvestre o la Encina. En todo caso, nació en el Reino de León. Lo que sí se conoce es el día de su nacimiento, el 12 de julio de 1468; pero no el de su muerte, que se produjo algún día de 1529 en la capital leonesa.

El Instituto Juan del Enzina realiza hoy un homenaje a esta gran figura historica a partir de las 19 horas, con el descubrimiento de una placa conmemorando su supuesta llegada en diciembre de 1523 a la ciudad, donde el sacerdote pasaría su retiro después de una próspera vida en las mejores cortes principescas. Este viernes 26 de enero –ya que al ser vacaciones de Navidad no se pudo efectuar aquella la fecha al estar la comunidad educativa en sus casas– será descubierta a las siete de la tarde una placa conmemorativa por la dirección del centro y el alcalde de León, para después disfrutar un concierto en su memoria del grupo vocal Ancaita en el salón de actos cuya fachada preside su busto. La entrada es libre y gratuita.

Un músico de altos vuelos

Juan del Enzina es un personaje olvidado para el común de los mortales, pero fundamental en la música y la escena española. El profesor de Historia del Arte de la Universidad de León y musicólogo, César García Álvarez, es uno de los apasionados de Juan del Enzina y describe su importancia así: “Fue el más completo escritor y músico de la época de introducción en España de los modelos culturales italianizantes de comienzos del siglo XVI. Su polifacética formación intelectual, que incluye ser graduado en Leyes en Salamanca, capellán de su catedral, escritor en la corte del duque de Alba, cantante y compositor en la Roma del esplendor del Renacimiento clásico, viajero y peregrino a Jerusalén, y finalmente prior en la catedral de León, hasta su muerte en 1529, le permitieron desarrollar una vida de excepcional riqueza y fecundidad intelectual”. 

El joven Juan de Fermoselle estudió en Salamanca. Y se dice que tuvo un maestro excepcional, el creador de la Gramática Castellana Antonio de Nebrija. Su padre fue un burgués, que tenía su taller de zapatería en la calle de las Mazas de la capital charra. Se gradúa en Leyes en la Universidad de Salamanca, bajo la tutela de figuras ilustres como Nebrija y posiblemente su hermano, Diego de Fermoselle, ya entonces catedrático de música. Como la cosa de grandes músicos venía de familia, para diferenciarse de él, en su juventud se cambia el apellido poniendo primero el de su madre, Del Enzina.  

Con tan sólo 14 años Del Enzina ya componía sus primeras obras, pastoradas escritas en sayagués, un dialecto del asturllionés en Zamora

García Álvarez destaca que con 14 años ya componía obras en llionés, en obras que alcanzaron gran éxito en los círculos cortesanos, y que fueron admiradas e imitadas por numerosos autores posteriores. Años más tarde las incluiría en su Cancionero (1496): ocho églogas dramáticas de carácter religioso o cortesano, protagonizadas por pastores. Escritas en sayagués, un dialecto del llionés en Zamora.

Su formación musical le permite entrar en la capilla de música de la Catedral de Salamanca, donde se incorpora como mozo de coro en 1484 (dieciséis años) y asciende a capellán en 1490 (veintidós) bajo la dirección de Fernando de Torrijos. Aunque buscó el puesto de maestro de capilla tras la muerte de Torrijos, se vió superado por su amigo Lucas Fernández, también autor dramático, y entonces buscó otros horizontes, siendo albergado en una de las familias más importantes de los grandes de España.

Patriarca del Teatro español

En 1492, Juan del Enzina entra al servicio del duque de Alba, Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez. En la Navidad de ese mismo año, representa dos églogas teatrales ante los duques, en las que unos pastores anuncian el nacimiento de Critso. Ese es el momento en que los expertos consideran que se puede considerar el inicio del teatro español y por lo que se le considera el patriarca del mismo.

Y con tan sólo 24 años. Sus primeros pasos como dramaturgo los dio en el Castillo de Alba de Tormes, que frecuentaba mucho el hijo primogénito de los Reyes Católicos, Allí se encargaría de organizar festejos y escribir comedias y música. Y su fama fue tal que incluso se le encargó que escribiera una pieza para celebrar la conquista de Granada.

¿Qu’es de ti, desconsolado, / qu’es de ti, rey de Granada? / ¿Qu’es de tu tierra y tus moros, / dónde tienes tu morada? / Reniega ya de Mahoma / y de su seta malvada, / que bivir en tal locura / es una burla burlada. / Torna, tórnate, buen rey / a nuestra ley consagrada, / porque, si perdiste el reino, / tengas el alma cobrada. / De tales reyes vencido, / honra te deve ser dada. / ¡O Granada noblecida, / por todo el mundo nombrada, / hasta aquí fueste cativa / y agora ya libertada!

Pero lo que prometía una carrera meteórica en España, se desvaneció con la muerte del príncipe Juan, el 4 de octubre de 1497 en Salamanca; obligándolo a buscar nuevos horizontes.

Precisamente fue Juan del Enzina el que le dedicó el famosísimo Triste España sin ventura, que se puede escuchar en el vídeo de arriba con la letra:

Triste España sin ventura, / todos te deben llorar, / despoblada de alegría, / para nunca en ti tornar. / Tormentos, penas, dolores, / te vinieron a poblar. / Sembrote Dios de plazer / porque naciesse pesar. / Hízote la más dichosa / para más te lastimar. / Tus vitorias y trïunfos / ya se hobieron de pagar. / Pues que tal pérdida pierdes, / dime en qué podrás ganar. / Pierdes la luz de tu gloria / y el gozo de tu gozar; / pierdes toda tu esperança, / no te queda qué esperar. / Pierdes Príncipe tan alto, / hijo de reyes sin par. / ¡Llora, llora! Pues perdiste / quien te había de ensalçar. / En su tierna juventud / te lo quiso Dios llevar. / Llevote todo tu bien, / dexote su desear, / porque mueras, porque pe nes, / sin dar fin a tu penar. / De tan penosa tristura / no te esperes consolar.

Músico del papado

Esto marca el inicio de su viaje a Italia, llegando a Roma, donde cosecha el favor de papas como Alejandro VI, Julio II y León X, especialmente por su talento como cantante. El último lo apreció especialmente y lo tuvo en su capilla. Juan del Enzina fue bastante viajero y volvía una y otra vez a España para regresar a Roma entre 1510 y 1519, cuando este papa le concede el priorato de la Catedral de León el 31 de diciembre de ese año.

Pero no fue directamente a León, sino que el primer día de julio de 1519 se dispuso a peregrinar a Jerusalem –y lo hizo junto a otro grande de España, el Marqués de Tarifa Fadrique Enríquez de Ribera, adelantado de Andalucía. Al llegar, celebró su primera misa. Viaje que comenzó en Venecia y contó en su obra Trivagia o Vía sagrada a Hierusalem, resumiéndolo en un romance de 464 versos. Una obra singular que contiene todas las características de un libro de viajes y peregrinación, que por desgracia fue denostada por Menéndez y Pelayo; con lo que hasta hace no mucho se había dejado de lado injustamente.

Tras regresar de Jerusalem, volvio a Roma, donde publicó esta obra, y se cree que llegó a León el 26 de diciembre de 1523 y aquí se quedó, muriendo en 1529. Pero no está enterrado en la Seo Legionense, sino que sus restos se trasladaron a la catedral de Salamanca, donde permanece su tumba.

Para conocer más anécdotas sobre la vida de este inmenso artista, es recomendable escuchar el programa de Hoy por Hoy León en Radio León SER conducido por Chechu Gómez en el que junto a Ricardo Chao conversa con el director actual del centro, Luis Javier Hernández Irigoyen, sobre su vida. Se puede escuchar pinchando aquí.

Afortunadamente, se conserva su extensísima obra, que se lista profusamente aquí, y en los últimos años se ha venido recuperando su figura y determinando su importancia para entender la vida tanto en la Corte de los Reyes Católicos a finales del siglo XV como en la Casa Pontificia de la Curia Papal en los primeros tiempos del siglo XVI. “Un personaje muy importante, que necesita de un estudio más profundo, que ojalá se produzca en los próximos años, sobre todo en su vida en León”, destaca el profesor César García Álvarez.

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