Villameca, historia de un pantano y un río retorcido
No recuerdo quién, alguien definió la Cepeda como el corazón silencioso de la provincia de León. No le faltaba razón: para lo bueno y lo malo, así laten tanto la comarca como la provincia. En la parte más septentrional, un pantano, el de Villameca, que a causa de la cantidad de agua embalsada a estas alturas de la temporada, está estos días en boca de aquellas personas que, desde aquí hasta La Bañeza, son regadas por el río Tuerto (Tortius, del latín tortus, retorcido). Un río, el que nos ocupa, que ya es peculiar en su nacimiento, debido a que no nace de una sola fuente, tal y como aseguran los lugareños, sino que lo hace de tres, a saber: Cervera, en Nistoso, y Fuenfría y Canalina en Tabladas.
Con una capacidad de 20 hm3, durante la misma semana del año pasado tenía un 1 hm3, es decir, un 5%, sin embargo este año alcanza un 77,4%, con 15,5 hm3, como consecuencia de las incesantes lluvias de estas semanas. Sin peligro de desborde, sí son numerosas las fotografías que están compartiéndose estos días, ya que debido al agua caída, la presa tuvo que abrirse para desembalsar parte del agua que entra. Según la web de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) este lunes los datos eran (3’5 m3 de entrada y 3’1 m3 de salida).
La presa principal de las tres que componen el embalse fue puesta en servicio en 1947, previa inauguración el 2 de octubre de 1946 por el dictador Francisco Franco, como puede verse en esta pieza del NO-DO de ese 14 de octubre. Dos años antes de su puesta en marcha, exactamente el 28 de noviembre de 1945, los vecinos y vecinas de Oliegos, pueblo hoy sumergido bajo las aguas, se vieron obligados a emigrar desde la estación de ferrocarril de Porqueros a Foncastín, en la comarca de Rueda (Valladolid). Este fue el destino elegido después de ser descartados Benavente y Huesca.
El proyecto de la presa de Villameca, como tantos otros, fue ideado sobre el año 1900 y en 1934, durante la II República, ya se encontraba en obras. El promotor fue Emilio Bardón Sabugo, del vecino pueblo de Quintana del Castillo y tío del autor del centenario Cuentos en dialecto leonés, Cayetano Álvarez Bardón. Para la construcción de la presa, se emplearon, entre otros, trece presos políticos que retomaron las obras en 1941 tras ser interrumpidas por el golpe de Estado y la posterior Guerra Civil.
El pantano, salvo años excepcionales, no suele tener problemas para su llenado, pero esto no siempre fue así. Hasta que en el año 1967 que fue puesto en marcha el trasvase que desde Murias de Ponjos alimenta el embalse de Villameca, este nunca llegó a su tope. A través de una pequeña presa en el río Valdesamario o Ponjos, que nace en las faldas de la sierra de Gistredo (Xistréu) y de un túnel de 1.400 metros, este regala sus aguas al río Tuerto.
Aguas abajo, y a veces sin ser conscientes del esfuerzo (impuesto) realizado por los habitantes de Oliegos -salvo el ya reconocido Versos a Oliegos que este año alcanzó su vigesimotercera edición- los pueblos regados por el Tuerto disfrutan de sus aguas.
El aprovechamiento de éstas es variado, bien para consumo, véase la ciudad de Astorga; para ocio, véanse el Pisón de Sueros, la playa fluvial de Sopeña o la zona de recreo de San Justo de la Vega o para mover los múltiples molinos que crecieron a la vera del río, véanse los situados en la Moldera Real o el Museo Etnográfico de la Molienda en Riego de la Vega.
Antes de recibir las aguas del Duerna a la salida de La Bañeza y de regalar las suyas al Órbigo a la salida de la ciudad, el Tuerto, en su parte media baja está viendo como el sistema de riego está sufriendo una importante trasformación.
Villarnera como epicentro y hasta San Román de la Vega y Nistal entre otros, están solicitando o llevando a cabo proyectos de modernización del Riego, ya que como anuncia César Pan, regante y presidente de la Cooperativa Prodeleco, “sin modernización, la vega del Tuerto tiende a desaparecer”. Otra de las históricas reivindicaciones, que después de décadas será en breve una realidad, es el cierre de la presa de Villagatón. Esta regularía el cauce del río Porcos, el cual vierte sus aguas al Tuerto en Otero de Escarpizo.
Un río que apenas alcanza los sesenta kilómetros de longitud, pero que alberga una gran variedad paisajística, desde la amplia vega hasta la sierra en la que nace, contempla como el pantano que lo regula se está llenando en un plazo récord. Sea este un buen motivo para conocer la zona.