La polarización política, la simplificación del mensaje y la desmovilización social que sepultan los temas leoneses este 23J

Con polarización política no hay espacio para la reconversión minera. La alternativa económica para las cuencas, cuestión recurrente en las campañas de las elecciones generales de las últimas décadas en León, ha quedado sepultada en un debate político monopolizado por cuestiones nacionales con los pactos con Bildu o con Vox como arietes. Y eso que el Gobierno podría presumir de contar con un Ministerio para la Transición Justa y el Reto Demográfico, dos asignaturas pendientes para la provincia. La paradoja resulta mayor cuando, desliza el profesor de Historia de la UNED Francisco Balado, el Ponfeblino, el tren turístico entre Ponferrada y Villablino que vertebraría dos comarcas mineras, pasa de puntillas tras haber sido 'vendido' a la opinión pública antes incluso de las pasadas elecciones municipales.

En tiempos de simplificación del mensaje, los temas pegados al terruño tienen peor encaje. La profesora de Sociología de la Universidad de León Adelina Rodríguez ve una prolongación de una etapa iniciada con el adelanto en 2021 de las elecciones a la Comunidad de Madrid por parte de su presidenta, la popular Isabel Díaz Ayuso, que animaba a los electores con una disyuntiva de trazo grueso como lema: ‘Comunismo o libertad’. Y se retrotrae incluso 30 años con el famoso 'váyase, señor González' espetado por José María Aznar a Felipe González. “La personalización es propia de la derecha”, advierte la docente con el 'sanchismo' como uno de los mantras de esta campaña. Ahora que hay herramientas que permiten multiplicar hasta viralizar la difusión de estas consignas, concluye: “Lo local es más difícil de vender en las redes sociales”.

En una época de desmovilización social, sacar a la palestra infraestructuras que llevan en la agenda décadas sin concretarse apenas serviría para redoblar el escepticismo con las promesas en campaña. Las manifestaciones quedaron en una cosa del pasado en las cuencas. “Las hubo por rebajar el pago de las ayudas cuando gobernaba el PP y no después por el cierre de las minas y las térmicas”, contrasta el politólogo y exdiputado nacional popular Eduardo Fernández. La provincia sí se levantó en febrero de 2020 para reclamar un futuro con marchas multitudinarias en León, Ponferrada y Villablino que tuvieron una rápida respuesta con la creación en marzo de una Mesa por León cuya inactividad no ha hecho más que abonar el descreimiento. “Eso fue una maniobra de distracción. La ciudadanía en León ya no se cree nada”, señala el profesor jubilado de Económicas de la Universidad de León Julio Lago.

No hubo en el debate entre el candidato socialista a la reelección, Pedro Sánchez, y el aspirante popular, Alberto Núñez Feijóo, ni una sola alusión siquiera a cuestiones que implicaran a León de forma transversal junto a otras provincias de España como la despoblación, cuestión que sí acaparó en años atrás la agenda política nacional. Y eso que en el transcurso del cara a cara salieron en forma de reproche alusiones incluso al atentado de ETA que se cobró la vida de Miguel Ángel Blanco en 1997 pasando por el medio por las bombas del ataque terrorista islamista del 11 de marzo de 2004. Los asuntos más puramente locales han quedado solapados como nunca antes había ocurrido en una campaña electoral que parece una segunda vuelta de unas elecciones municipales ya muy 'nacionalizadas' hasta el punto de que Sánchez interpretó el resultado como un castigo personal, el argumento utilizado para justificar el adelanto.

La Mesa por León fue una maniobra de distracción. La ciudadanía de León ya no se cree nada

¿Por qué las cuestiones territoriales están quedando al margen en la campaña? Hay una palabra que surge como primera respuesta: polarización. “Y cuanta más polarización, menos temas locales”, resume Eduardo Fernández para a continuación entrar al detalle. “La polarización afecta a todos los actores políticos, también a los electores”, señala para indicar como consecuencia una “polarización afectiva” que se traslada al voto: “Y la gente reacciona; no reflexiona”. Fernández era candidato al Senado en 2004 cuando los atentados terroristas de Madrid dinamitaron y suspendieron la campaña tres días antes de la cita con las urnas. El elemento polarizador era entonces la implicación española en la Guerra de Irak de 2003, cuya oposición había sacado a la calle a miles de personas. Las bombas en los trenes dieron un vuelco a las encuestas que daban ganador al PP y Fernández no obtuvo escaño en la Cámara Alta. “Pero más que de polarización, la reacción fue de emotividad. Hubo un voto reactivo y muy emocional”, sostiene.

El historiador Francisco Balado también alude en primer lugar a una “polarización brutal” en un cóctel al que añade un factor sin precedentes: el hecho de que la campaña nacional llegara justo a renglón seguido de las municipales con cuestiones todavía por dilucidar como el reparto de los diputados provinciales con el PP de León abierto en canal y discrepancias más soterradas en el PSOE. Con las repercusiones al golpe de la crisis financiera haciendo estragos, José Luis Rodríguez Zapatero esperó en 2011 para adelantar las generales a noviembre, con más margen de maniobra desde las municipales de mayo. Balado pone otro contexto: el hecho de que la provincia de León, con la única salvedad de 1993, reproduzca el voto nacional en cada comicios generales. Hasta el punto de que en la secuencia de las citas de 2015 y 2016 dio entrada a las por entonces fuerzas emergentes: Ciudadanos y Podemos. “Hay una bolsa de votantes que oscila en función de la coyuntura”, remacha.

Cuanta más polarización, menos temas locales. La polarización afecta a todos los actores políticos, también a los electores. La gente reacciona; no reflexiona

En la circunstancia política actual, ni siquiera queda espacio para la transición ecológica y el reto demográfico, cuestiones elevadas a un ministerio específico por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, que no estaba utilizando esa baza hasta que el pasado lunes sí hizo alguna alusión en el debate a tres de Radio Televisión Española. Eduardo Fernández va al fondo. “Me parece muy naíf pensar que un problema que tiene Europa se puede resolver creando un ministerio”, afirma ahora tirando de su condición de geógrafo para señalar que la despoblación afecta también a Francia o Alemania sin esconder que en la provincia leonesa está condicionada por “factores orográficos”. Por lo que respecta a la transición ecológica, Francisco Balado alude al propio entramado administrativo que obliga a pasar subvenciones procedentes de Europa por distintas escalas hasta hacer que el Ponfeblino, uno de los emblemas de cada campaña electoral de las últimas tres décadas, pase desapercibido hasta ahora que parece que ya podrán liberarse los fondos.

Las cuencas mineras leonesas, que sufrieron la crisis económica y la sectorial derivada del cierre de las explotaciones hasta agudizar el envejecimiento y la despoblación, no parecen estar para grandes batallas. “Pero en Teruel todavía hay una gran movilización social. Y, sin embargo, aquí nadie ha recogido el sentir de la población”, contrasta la socióloga Adelina Rodríguez comparando también la repercusión en los medios locales de cada zona tras asumir que “nadie tiene la varita mágica para resolver” estos problemas. “Cuando se habla de transición, se debería explicar de dónde hacia dónde. Y la transición no puede ser hacia una sociedad de la que venimos”, advierte el Defensor de la Comunidad Universitaria de la Universidad de León, Paulino César Pardo, quien también echa en falta propuestas “de futuro y para los jóvenes”.

En Teruel todavía hay una gran movilización social. Y, sin embargo, aquí nadie ha recogido el sentir de la población

La sensación de agravio territorial espoleado por las mociones por una autonomía para León sí se sustanció en febrero de 2020 en una gran capacidad movilizadora ya menguada en la réplica lanzada en mayo de 2022. Eduardo Fernández hace una consideración general “El nacionalismo-regionalismo es efervescente: gana y pierde fuelle muy rápidamente”, sentencia sin obviar que “hay una asimetría en la provincia sobre un asunto que interesa fundamentalmente a una parte”. Francisco Balado cree que “la única incógnita en la provincia es si UPL va a llegar al diputado”. Paulino César Pardo recela de reivindicaciones basadas fundamentalmente en reclamar a administraciones superiores: “Y no sé si hay una ideología detrás”. Y Adelina Rodríguez hace notar la paradoja de que algunos de quienes portaban las pancartas de esas grandes movilizaciones tenían en sus manos parte de la solución a los problemas. Y así grandes infraestructuras prometidas como las autovías León-Valladolid y Ponferrada-Orense o el desarrollo de la plataforma logística de Torneros (Balado cita como “gran incumplimiento” la llegada del AVE al Bierzo) han pasado esta vez de largo incluso en la campaña electoral.

Sin alusiones a la pandemia

Precisamente la campaña está obviando una cuestión que acaparó la actualidad como ninguna otra en tiempos recientes: la pandemia del coronavirus. Eduardo Fernández alude a “un reparto de culpas” en una gestión que fue nacional pero también autonómica con entrada en escena de gobiernos de casi todas las fuerzas políticas representadas en las Cortes Generales. Mirando al “marketing político”, Francisco Balado admite dificultades para “capitalizar” electoralmente la gestión de una crisis sanitaria que se cobró muchas vidas humanas. En otro sentido, el debate económico se ha quedado en grandes titulares que no siempre llegan a la ciudadanía (los moderadores insistieron, sin mucho éxito, en introducir un tema capital como la vivienda). La macroeconomía impera con datos cruzados entre acusaciones de falsedad. “Y yo ahí echo en falta que citen la fuente. Así el contrario no podría replicar”, señala Julio Lago dando una de cal y otra de arena: la subida de pensiones “ha sido clara” mientras que ha habido “una subida encubierta de impuestos”. El caso es que el debate no ha bajado a la economía doméstica: a la cesta de la compra con León liderando la inflación. “Y así las rentas medias no perciben que la situación sea tan boyante”, avisa Lago.

Cuando se habla de transición, se debería explicar de dónde hacia dónde. Echo en falta propuestas de futuro y para los jóvenes

Subyace también una simplificación del mensaje político que afectó ya de lleno a las municipales del pasado 28 de mayo, donde abundaron las referencias nacionales. Adelina Rodríguez fue candidata a la Alcaldía de Ponferrada en 2011 por Izquierda Unida. “Y hasta estas últimas elecciones los asuntos eran siempre muy locales”, indica. Rodríguez ve “trumpismo a la española” en fórmulas que se han popularizado en esta campaña como el 'que te vote Txapote', al tiempo que considera que la política española adolece de cortoplacismo: “Se hace política a cuatro años vista. Se trata de llegar al poder y luego ya ver cómo se salvan los muebles. No veo un proyecto de ciudad, ni de provincia, ni de comunidad autónoma, ni de país”. En una esfera pública ya muy condicionada por lo que filtran los medios de comunicación y las redes sociales, Paulino César Pardo admite que “el elemento municipal ha perdido interés”. Tirando de experiencia personal en campañas nacionales, Eduardo Fernández cuantifica hasta en un 70% los asuntos provinciales que entraban en juego en los debates.

Y en la explicación de por qué los temas locales no han tenido cancha en esta campaña del 23J hay finalmente un factor personal. Pese a que los votantes eligen realmente a los diputados y senadores por su provincia, la realidad es que la inmensa mayoría está pensando en los líderes nacionales cuando ejerce su derecho. ¿Los candidatos por la circunscripción leonesa son realmente conocidos? “La propia estructura de los partidos limita la proyección de las personas”, responde como punto de partida Francisco Balado. Cunde también en ciertos análisis la sensación de que se ha perdido altura política. “Hasta los años noventa había otra oratoria y elegancia en los parlamentarios”, apunta Adelina Rodríguez, mientras Paulino César Pardo echa en falta el trasvase entre el ámbito universitario y el político que era más habitual en décadas pasadas. “Se está perdiendo mucho nivel”, opina.

La propia estructura de los partidos limita la proyección de las personas en las provincias

En esta línea, el historiador Francisco Balado habla con perspectiva para citar a parlamentarios por León desde la Transición que dejaron huella como Miguel Cordero del Campillo, Justino de Azcárate, José Álvarez de Paz, Manuel Ángel Fernández Arias, Ubaldo Nieto de Alba, Conrado Alonso Buitrón, el propio José Luis Rodríguez Zapatero o Juan Morano hasta reconocer dificultades para citar con precisión a los actualmente en ejercicio tras referirse como último ejemplo a Eduardo Fernández, quien elude tirar de las orejas a los actuales candidatos por la circunscripción leonesa por no introducir asuntos territoriales. “Al final un candidato, como el género humano, es acomodaticio”, apunta sin dejar tampoco referirse a los medios de comunicación como termómetro de las cuestiones que llegan a la esfera pública. Lo que sí tiene claro Fernández es la práctica irrelevancia de los nombres locales cuando el votante mete la papeleta en la urna. “A mí me votaban la familia y los amigos. Y no siempre…”, ironiza para cerrar el análisis de una campaña polarizada que no deja espacio para los temas leoneses.