Las elecciones del 20N encumbraron al PP de Isabel Carrasco

Isabel Carrasco

J.M. López

Pese a todos los movimientos ciudadanos que desde la calle exigían un cambio en las formas y en el fondo, nuevas políticas más cercanas a las necesidades reales, lo cierto es que, al margen de conjeturas, las cifras dejan a las claras que el principal contingente de votos ha ido una vez más al PP y al PSOE, aunque se ha abierto un pequeño hueco a otras opciones. Más allá del papel de los nacionalismos destaca sin duda la subida de UPyD y de IU, que superó, esta última formación, las expectativas y los resultados de 2004 en León, cuando obtuvo 13.406 votos, 2.000 menos de los que acumuló el pasado 20N que sumó 15.446 votos en la provincia. Si estos datos se hubieran producido en mayo en las elecciones locales el ayuntamiento leonés presentaría un mapa representativo totalmente inusual, dado que tanto IU como UPyD dispondrían de dos o tres concejales y la gobernabilidad estaría sujeta a muchas posibles combinaciones. Pero el PP mantuvo su fidelidad de voto.

La primera consecuencia de la crisis económica, el desbarajuste institucional y la falta de liderazgo en la cúpula del PSOE deja una cifra y una conclusión no menos evidente; la lista encabezada por José Antonio Alonso perdió casi 70.000 votos, aunque en ningún momento peligró el cuarto diputado, ya que incluso antes de la contienda electoral el propio PP daba por bueno el resultado que finalmente logró; tres diputados de los cinco en liza por la provincia. Este resultado ha marcado el punto y final a la era de José Luis Rodríguez Zapatero y ha abierto una etapa dentro del socialismo en la que todo está por hacer. En el PP de León, ha quedado claro, no existe más voz que la de Isabel Carrasco.

No resulta muy complicado establecer este paralelismo porque los resultados evidencian que el voto del PP no varió demasiado respecto a los resultados de 2008, entonces fueron 143.897 votos frente a los 151.773 registrados el pasado 20 de noviembre.

El factor “Morano”

Uno de los aspectos más evidentes de la contienda dentro del PP es el férreo control que aplica la presidenta Isabel Carrasco a todo cuanto acontece a su alrededor y buena prueba de ello es el cambio de Juan Morano como cabeza de la lista al Congreso por Alfredo Prada y su traslado a la lista del Senado. Juan Morano Masa había ocupado este puesto de salida desde principios de la última década del pasado siglo: en 1994 la cúpula del PP le obligó a elegir entre la alcaldía y el sillón de la Carrera de San Jerónimo y la operación propició la llegada a la alcaldía de Mario Amilivia, quien en su primer embate logró 14 ediles, la primera mayoría absoluta del PP en el Ayuntamiento leonés, ahora casi una anécdota después de los 15 que obtuvo Emilio Gutiérrez.

Ya en 2007 Isabel Carrasco mantuvo un enfrentamiento visceral con Mario Amilivia que había logrado el apopo de Génova para encabezar de nuevo la lista municipal, aunque en esa contienda su principal enemigo fue la propia Isabel Carrasco. Al final Carrasco y Amilivia sellaron la aparente paz en forma de acuerdo: él encabezaba la lista y ella tomaba asiento en el Consejo de Administración de Caja España y aquí paz y después gloria.

Juan Morano, como otros muchos altos cargos orgánicos e institucionales del Partido Popular de León, no esconde fuera de micrófonos su absoluto descontento con la actual dirección y en especial con la presidenta que ha “fumigado” de las instituciones y del partido a toda persona que no le rinde pleitesía. El último caso esta encarnado por el Jefe de Protocolo Iñaki Pérez. Más allá de los enfrentamientos, la irrupción en los medios de comunicación nacionales de los cargos que atesora y el dinero que cobra Isabel Carrasco (158.000 euros el año pasado incluidos todos los ingresos) han servido de justificante para tomar la decisión del cese. Según muchas voces del entorno cercano de la presidenta, una muestra más de la máxima que aplica Carrasco a su equipo más próximo; o pleitesía o destierro.

En la misma piedra

No es la primera vez que sucede algo parecido; buena parte de las inversiones que han llegado a León en estos últimos ocho años del Gobierno Central han ido a parar a alguno de los barrios de voto socialista por excelencia, pero la respuesta a este flujo de proyectos ha sido totalmente contraria en las urnas; el caso más agudo se localiza el Crucero, en donde los vecinos habían visto por fin cumplido el sueño de un único barrio, durante muchas décadas dividido por el paso a nivel. Pero el voto ignoró por completo este esfuerzo. Algo parecido había sucedido en el primer lustro de la última década del pasado siglo; Agustín Turiel perdió la Diputación Provincial en la comarca de Cistierna en donde se habían prodigado las ayudas públicas; la batalla la ganó Emilio Gutiérrez y José Antonio Díez y Díez asumió con comodidad la presidencia de la Institución Provincial.

Pero las elecciones legislativas han marcado además otra línea clara, el papel de los periódicos digitales, la información que llega casi en tiempo real al usuario, es cada día más relevante y traza la senda de hacia dónde se dirige sin retorno el formato impreso.

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