TRIBUNA DE OPINIÓN
Urbicum Flumen

¿UPL, Quo vadis?

Protesta leonesista frente al Palacio de los Guzmanes.

Corríjanme los notables del reino si me equivoco, pero creo haber leído en varios lugares, incluida esta misma Tribuna de Opinión de mano de algún colaborador, que antes de que los políticos leoneses de la transición nos condenaran a ser un mero apéndice de la autonomía de Castilla y León, hubo una consulta previa a los alcaldes de León para que comunicaran el deseo de la ciudadanía de sus respectivos ayuntamientos acerca del modelo autonómico que preferían: León solo, Región Leonesa, unido a Castilla o Asturias.

Al parecer el resultado no fue el apetecido de los gerifaltes del momento y el documento donde se reflejaba un apabullante deseo de conformar una autonomía uniprovincial acabó en el cajón de un despacho de la Diputación. La pulsión democrática comenzaba ya viciada desde un principio para esta autonomía de la que se desligaron Santander (Cantabria) y Logroño (Rioja). Segovia también pretendió seguir la estela de las dos anteriores pero, como León, tampoco consiguió desasirse y pasó a saborear las mieles de esta ‘Comunidad de éxito’ .

Desde un principio hubo provincias de primera y de segunda, unas se hicieron escuchar, las otras ni siquiera tuvieron ocasión de hacerse oír y, como en nuestro caso, directamente nos ‘encasquetaron’ la camisa de fuerza y con ella seguimos languideciendo. Más por si fuera poco este déficit democrático intervinieron otros componentes insólitos: algunos de los políticos que representaban a León en aquellos momentos eran cuneros (venidos de otros puntos geográficos) por lo que su pasión por León se le supone, como el valor al soldado que no ha entrado en combate. El resultado es de todos conocido, nos metieron con calzador en un ente que nadie quería. Nos deben, pues, una reparación histórica, una reposición.

El paso del tiempo, oportunamente manejado por los grandes partidos que se han ido turnando en el gobierno de España, UCD, Alianza Popular (AP) después PP y PSOE, acabaron por laminar el sentido de pertenencia a una entidad con siglos de solera. El inevitable distanciamiento durante décadas entre León, Zamora y Salamanca, hizo el resto. Se perdió el espíritu combativo, la idiosincrasia y la ciudadanía se abandonó a su suerte como el condenado que sólo aguarda su ejecución. Toda o casi toda la población de las tres provincias aceptó resignada –en unas más que en otras– pasar a ser considerada castellanoleonesa.

Pero la Junta de Castilla y León, con el viento de cola de PP y PSOE, no tuvo reparo alguno en aplastar cualquier conato de prosperidad sobre todo en Zamora y León, cosa que perpetró de manera inmisericorde con abusivas restricciones y un comportamiento insidioso que ejecutó implacablemente, hasta el punto de que la contestación acabó por surgir en León y más tímidamente en las otras dos provincias. Nada pareció preocupar a la Junta, conocedora de que nuestra gente ya dejó caer los brazos y asiste sin alzar la voz a los mayores atropellos.

La ola de incendios

La ola de incendios que asola la mitad occidental de España se ha ensañado con Zamora y León. Una sequía brutal ha propiciado que el fuego haya calcinado miles de hectáreas en ambas provincias. Los incendiarios, el cambio climático y la España vaciada han favorecido la propagación del fuego. Hasta ahí nada que objetar, pero la indiferencia, cuando no el desdén, de las autoridades de la Junta de Castilla y León, su falta de previsión después de la experiencia de la Sierra de la Culebra, la negativa a invertir en prevención, pero sobre todo el desprecio exhibido por los responsables de vacaciones o en comidas oficiales, no admite su absolución.

No cabe mayor demostración de que la Junta acabará por quemarnos hasta las entrañas –literalmente– desertizando nuestra tierra, esterilizando los campos, exterminando el ganado, la fauna, la flora e incluso hipotecando numerosos medios de vida. Se puede ser tolerante con la incapacidad de los gobernantes pero esto supera todo lo conocido y no queda otra salida que escindir esta comunidad en dos: Castilla por un lado y León por el otro. Seguir juntos es un suicidio. El experimento de Castilla y León ha resultado un estrepitoso fracaso. Tal vez todo el territorio arrasado sea el peaje que haya que pagar para recuperar lo que un día se nos arrebató.

Es el momento de exigir, no de pedir, que por primera vez desde la reinstauración de la democracia en España, se proceda a la división de una Autonomía. 54.462 Votantes del PP y 34.789 votantes de Vox, han contribuido a poner en manos de personajes incompetentes como Mañueco, Suarez Quiñones o Pollán, los destinos de León. ¿Es eso lo que quieren para su tierra? ¿Traer a ella fuego y desolación? ¿No les alcanza con la miseria que ya nos han traído? Cuentan además con la impagable colaboración de los 64.342 votantes del PSOE, pero ahora es el momento de decirle adiós a Castilla y León o no lo será nunca: O León abandona esta comunidad o perecerá.

¿Y que dice la UPL de todo esto? Corríjanme nuevamente si me equivoco, pero no le he escuchado más que propuestas timoratas, vagas peticiones a la Junta para el futuro, propio de quien no confía que pueda alcanzar la ansiada autonomía. Quejas de salón pero no la apuesta decidida para aprovechar esta encrucijada histórica que no volverá repetirse. No verlo así es preocupante miopía o culposa dejación. ¿UPL quiere una autonomía leonesa o se conforma con sentarse a la mesa donde sólo comen unos pocos privilegiados? Ya se están alzando voces cansadas de ver transcurrir el tiempo sin ver pasos en la buena dirección. UPL tiene ante sí un reto existencial, o urge la partición de Castilla y León o debería hacerse a un lado.

UPL sustenta al PSOE en la Diputación desde hace varios años. ¿Qué ha conseguido para los leoneses? ¿Arrancar una moción por la autonomía sine die? Magra cosecha. ¿Acaso no puede forzar a que este partido promueva en sede parlamentaria nuestra salida de Castilla y León, so pena de ver peligrar el solio en el Palacio de los Guzmanes? Y lo que es válido para el PSOE, lo es igualmente para el PP. Y así hasta que no quede otra que abordar la cuestión por parte de ambos partidos. Si la UPL no es consciente de que tras la africanización a la que nos ha sometido esta Comunidad, ha de mover ficha, nos estará declarando que su máxima prioridad no pasa por el resurgir de León y que tan sólo es un trasunto de la UPN (Unión del Pueblo Navarro), un tentáculo del PP, como la Mesa por León, como el Consejo Comarcal del Bierzo…

Tomás Juan Mata pertenece a Urbicum Flumen, la Asociación Iniciativa Vía de la Plata

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