Tipos de alojamiento en el Camino de Santiago
👉 Viene de la vigésimoquinta parte
Después de un largo día de caminata es una gozada encontrar un sitio agradable en el que poder compartir experiencias con otros peregrinos, degustar un buen plato de comida caliente y encontrar una cómoda cama donde recuperar fuerzas y descansar adecuadamente. En los últimos años, y especialmente en el Camino Francés, encontramos hospedajes de todo tipo y condición, adecuados a cualquier presupuesto y aptos para todos los bolsillos. E incluso hay peregrinos, generalmente los más jóvenes e intrépidos, que viajan con su tienda de campaña, con su casa a cuestas. Esta última opción es solo recomendable para los más aventureros y, quizás, también para los más irresponsables.
Albergues
Los albergues son el lugar más popular entre los peregrinos y el más intrínsecamente vinculado al Camino de Santiago. Forman parte esencial de la vida de un caminante y son ideales si se quiere vivir el viaje de la manera más genuina. Son la forma de hospedaje más económica que encontraremos y están totalmente recomendados para aquellos que quieran compartir su experiencia con otros viajeros. Aquí no nos toparemos con ningún tipo de lujo, pero quizás precisamente por eso el peregrino aprenderá a valorar todos esos pequeños placeres que damos por hecho en nuestra vida diaria y que durante el Camino se descubren como esenciales, algo tan simple como una buena ducha, una litera o una cena caliente. Otra razón de peso para elegir los albergues es la amabilidad casi unánime de los hospitaleros, siempre pendientes de nosotros y dispuestos a escuchar y ayudar.
Evidentemente en estos lugares la convivencia es extrema y, aunque no es nada frecuente, siempre puede aparecer algún indeseable o maleducado que no respeta las normas. Aunque quizás lo peor de esa convivencia son los famosos ronquidos del personal. En los albergues se suele compartir el mismo espacio para dormir, con grandes habitaciones llenas de literas. Y al llegar la noche suelen llegar también unos tremendos conciertos de ronquidos que pueden desvelar al peregrino más cansado y acabar con su paciencia y su descanso. Unos buenos tapones para los oídos o unos cascos para escuchar música o la radio pueden ser un buen paliativo.
Los albergues municipales son la opción más económica y también la preferida por aquellos que quieren vivir la experiencia de forma más auténtica. En ellos no se puede reservar con antelación, por lo que en las épocas más concurridas el peregrino tendrá que darse prisa si no quiere perder su sitio.
Los albergues privados también son una opción muy recomendable que, al ser generalmente un poquito más cómoda, nos permitirá descansar mejor. Los encontraremos casi en cada parada del Camino y los hay de todo tipo, con habitaciones individuales, lavadora, secadora, cocina…
Por último estarían los albergues parroquiales que funcionan con donativo y son perfectos para los presupuestos más modestos. Aunque desde aquí hacemos un llamamiento a los peregrinos a ser generosos e intentar donar aunque sea una mínima cantidad, no es un gran esfuerzo para nuestro bolsillo y servirá para mucho, precisamente el Camino nos ha de enseñar a ser agradecidos.
Hoteles, hostales y pensiones
Aquí quizás no vivamos la experiencia de compartir espacio y tiempo con otros peregrinos, pero nuestro descanso está asegurado, dormiremos en una habitación privada y nos levantaremos como nuevos. Una buena opción es alternar noches en albergues con otras en este tipo de establecimientos, cada 4 ó 5 días por ejemplo. Esto nos servirá para recuperarnos mejor del esfuerzo diario de caminar. Las pensiones y hostales suelen ser más económicos que los hoteles, pero en cualquier caso obtendremos el reposo que andamos buscando. La gama de alternativas es infinita y podemos encontrar desde sitios muy modestos a hoteles de 4 ó 5 estrellas que cuentan con todos los lujos.
Casas Rurales
Aunque parezca que llevan ahí toda la vida, las casas rurales son una idea de alojamiento que surgió hace cuatro días como reclamo para todos esos urbanitas que buscan la tranquilidad de la España vacía para desconectar. Son una moda relativamente reciente y el Camino no ha sido ajena a ella. Especialmente en el Camino Francés, por ser el más concurrido, podemos encontrar muchos lugares de este tipo. Son para los bolsillos más pudientes y cuentan con numerosos lujos que el peregrino disfrutará agradecido.
👉 Sigue en la vigésimoséptima parte