Hacer el Camino de Santiago con un bebé

El Camino de Santiago con un bebé a la espalda.

👉 Viene de la trigésimocuarta parte

Además de los cuidados y atenciones que requiere un bebé, lo primero que a uno le viene a la cabeza es toda esa cantidad de cosas que necesita y que los adultos han de llevar en sus mochilas: biberón, pañales, mudas, cremas… Algo que podría disuadir a los padres más complacientes pero que, con la cantidad de servicios y posibilidades que hoy en día ofrece la ruta, no tiene porque ser ningún problema. 

Algunas recomendaciones

  •  Es prácticamente imprescindible llevar una mochila portabebés, será más cómodo para nosotros y sobre todo para él, que incluso podrá dormirse mientras nosotros caminamos. Y también llevar un carrito de montaña, con el que podamos andar sobre tierra y otras superficies, puede hacer el viaje más llevadero y nos permitirá descansar la espalda.
  •  Siempre habrá que caminar acompañados por más de un adulto. No es recomendable en ningún caso hacerlo solo con el bebé. El bebé viaja en su transportín y tenemos que cargar con él, por lo que cuanta más ayuda tengamos para llevarlo mucho mejor, será menos duro para todos. Además siempre podemos tener alguna lesión o accidente, y si estamos solos nadie podría hacerse cargo de él.
  •  Es aconsejable también contar con un vehículo de apoyo o utilizar los servicios de transporte de material que hoy en día encontramos en el Camino. Entre el carrito y todo lo necesario para el cuidado del bebé estaríamos hablando de un peso excesivo para cualquiera que, no solo dificultaría el camino, sino que también lo haría mucho menos disfrutable.
  •  Como en el caso de los niños un poco más mayores, también con bebés los caminos más recomendados son el Francés y el Portugués, en parte por contar con perfiles de etapa un poco más accesibles pero sobre todo por la cantidad de servicios y posibilidades de ayuda que ofrecen. Un clásico es hacer los últimos 100 kilómetros del Francés, desde Sarria, el tramo más concurrido pero también el que cuenta con más infraestructuras y está mejor adaptado. Y si escogemos el Portugués, no debemos olvidar la opción costera, que parte desde Oporto y cuenta con infinidad de kilómetros de pasarelas de madera, una auténtica autopista para empujar el carrito de nuestros bebés.
  •  Las etapas deberían ser bastante más cortas, unos 10 ó 15 kilómetros diarios serían más que suficientes, tanto para el bebé y sus rutinas como para los adultos que cargan más peso del habitual. 
  •  Lo que no debería preocupar a los peregrinos que viajan con su bebé es la alimentación y el alojamiento. En el Camino, y especialmente en las rutas recomendadas, hay suficientes restaurantes, bares, farmacias o tiendas de alimentación como para cubrir cualquier imprevisto. En cuanto al hospedaje no es difícil tampoco encontrar numerosos hostales, hoteles e incluso albergues que nos ofrecen habitaciones privadas con baño.
  •  El bebé también es un peregrino y por lo tanto también llevará su credencial para ser sellada durante el trayecto.

En cualquier caso, la vivencia del Camino con nuestro bebé puede ser una estupenda aventura que, simplemente, exigirá de una mayor organización y previsión. Y una vez en marcha y cargados con todo lo necesario, seremos los afortunados protagonistas de infinidad de atenciones y miradas de curiosos. No hay cosa que nos deje más embobados que el rostro risueño de un bebé.

👉 Sigue en la trigésimosexta parte

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