El Botafumeiro

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El botafumeiro es un gran receptáculo litúrgico recubierto en plata que cuelga y péndula bajo la cúpula de la Catedral de Santiago, esparciendo un aroma de incienso por todo el templo y desplazándose de un lado a otro gracias a un sistema de poleas manejado por ocho tiraboleiros. Estos pueden moverlo hasta que alcance una velocidad de hasta 68 km/h, suba hasta una altura de 21 metros y dibuje un arco de 65 metros.

Los primeros registros de su existencia los encontramos en una anotación del año 1322 en el Códice Calixtino. Entre los motivos principales que provocaron su instalación están su simbología, que representa la gloria y purificación espiritual, y sobre todo el ser un objeto que, al emanar humo de incienso, ayudaba a combatir los malos olores generados por unos peregrinos que, especialmente en el pasado, no llegaban a la catedral en las mejores condiciones higiénicas. Esta tradición de perfumar el templo para evitar olores desagradables comienza en el siglo XI, cuando la cantidad de peregrinos que llegaban sin haber podido asearse o descansar aumentó de forma considerable. Su uso era algo habitual en aquellos tiempos en casi todas las iglesias y catedrales que cobijaban por la noche a los peregrinos. El gran tamaño del botafumeiro de la Catedral de Santiago únicamente obedece a las dimensiones del templo y al hecho de ser el final del Camino, donde se concentraban un mayor número de peregrinos. El botafumeiro que podemos ver hoy en día fue construido en 1851 por José Losada, un platero de Compostela. Y su última restauración tuvo lugar en 2006, cuando se le renovó el baño de plata y su estructura de bronce y latón.

¿Cuándo lo podemos ver?

En la actualidad se puede disfrutar del vuelo pendular del botafumeiro en 12 ocasiones al año, nueve días fijos y tres festividades que cambian según el año:

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