Tengo una teoría, no respaldada científicamente –creo–, a la que denomino racimo de genes. Hay comportamientos y afectos que van juntos y que tienen que tener –me niego a concederles otra procedencia– un origen químico. Se producen muy a menudo y en todo tipo de comunidades y culturas, eliminando la casualidad. Son preferencias sexuales, plásticas, de elección o comportamiento que van unidas. Por lo que sea. Me explico mediante ejemplos, que me gusta a mí mucho la estéril teoría y pierdo fólogüers. ¿Por qué todos los mods llevan flequillín o los diseñadores gráficos una americana negra? ¿Por qué algunas mujeres prefieren llevar botas, el cabello corto, camisas de cuadros y conducir furgonetas… a la vez? ¿Por qué los niños pequeños que muestran preferencia por las muñecas en vez de por los camiones de juguete pasan tanto tiempo años más tarde hablando de complementos? ¿Por qué se ponen perilla y se rapan las sienes las personas asimismo aficionadas a las gafas de pasta? ¿Qué decir del cuero o los bigotes? ¿Por qué a los fachas les gustan las cosas fachas? ¿De dónde procede esa pulsión por los pañuelos palestinos de algunos jóvenes? No siempre ocurre y hay señales o signos confusos como el mencionado mostacho. ¿Qué telómero decide si se relaciona con la heterosexualidad más rancia o bien con la más desenfadada gayfriendlyness? Claro que en ocasiones, como el puro de Freud, un bigote es solo un bigote. Pero eso no ocurre –por ejemplo– con vestir un peto tejano, que lleva aparejado en todos los casos comportamientos festivos pero desordenados y definitivamente descalzos que debe –insisto– residir de forma ineluctable en alguna parte de la hélice de ADN. Eso es así. Cierta replicación de esa parte de la cadena del ácido desoxirribonucleico obliga al portador del genotipo a masticar trigos y llevar sombreros de paja. ¿Qué estirpe celular obliga a un calvo jevi a dejarse melena? ¿Qué proteína del veganismo lleva aparejada la verborrea sobre el tema? Con lo que llegamos a la desoladora conclusión final: ¿No podemos sustraernos a esta arracimada y arbitraria carga genética? ¿Si me pongo un anillo de calavera debo también peinar tupé, hacerme un tatuaje con errores ortográficos y aborrecer el contrapunto complejo? Ah, todos pretendemos ser únicos, inmunes a factores tanto ambientales como hereditarios, pero solo somos trozos pegados de estereotipos.