Fisioterapia para perros y gatos, una nueva profesión que trata de abrirse paso en Villablino
En el numero 32 de la Avenida de la Constitución en Villablino, frente a la puerta principal del Instituto Valle de Laciana, hay un bajo comercial con dos amplios escaparates. Durante el curso escolar es habitual ver allí a grupos de jóvenes reunidos, incluso sentados en los alfeizares de los escaparates, antes de la entrada al centro, durante los recreos o a la salida de clases.
A estos jóvenes, el ultimo cambio de negocio en el local no les debió causar mucha sorpresa, o quizá ni siquiera se fijaron en el detalle. Pero a los paseantes que ya superan el medio siglo de edad leer los rótulos de los cristales si les llama la atención e incluso alguno pensará que se trata de una broma.
Pero no, no es una broma es cierto lo que allí se puede leer: “CUCEA, fisioterapia para perros y gatos: traumatológicos, deportistas, geriátricos, ortopédicos, neurálgicos, lesiones conformacionales”. Entre los servicios que oferta la profesional, Aida González Pinteño graduada en fisioterapia, se encuentran la aplicación de medios físicos o técnicas no invasivas que ayudan en la prevención o recuperación de lesiones
Como ella misma dice, “desde que los animales, como mascotas se han convertido en un miembro más de las familias, es normal que les demos todos los servicios, que ofertamos a los demás integrantes del grupo familiar”.
Este es uno de los motivos que la han llevado a embarcarse en una arriesgada inversión que, de momento no ha contado con ninguna ayuda externa, para crear este negocio casi inédito en la provincia, “las clínicas más cercanas están en León y en Lugo”. Un mercado de competencia lejano que la animó a su realización.
Tan solo lleva unos meses abierto y los primeros pasos sabe que son difíciles, pero le sobran ilusión y ganas, “poco a poco la gente irá conociendo y sabiendo lo que hacemos”. Porque su principal objetivo es asentarse en Villablino, “mi pueblo, donde quiero ofrecer a la gente este nuevo servicio para sus animales de compañía”.
Profesionalidad
Aida, con sólo 27 años, muy menuda y liviana de apariencia física, demuestra un coraje, decisión y valentía envidiables. Estudió Fisioterapia en la Universidad de León, campus de Ponferrada. Trabajó en Oviedo y en Madrid, donde además hizo un master en fisioterapia deportiva, en la Universidad Europea que colabora con el Real Madrid.
Allí, en la capital, tuvo conocimiento, que la escuela de posgrado para fisioterapeutas IACES ofrecía una formación complementaria, que para Aida era una nueva oportunidad de adquirir la formación y el título de Rehabilitación en la clínica canina, y lo hizo para especializarse, “porque no me veía toda una vida detrás de un deportista o deportistas, quería venir a mi pueblo”.
Y lo hizo, asegura que ya conoce la vida en las ciudades y no la envidia, “la calidad de vida que tenemos aquí, es difícilmente igualable”. Además, le permite disfrutar de cerca de otra de sus pasiones, el esquí. Trabajó, compaginándolo con los estudios, muchas temporadas como monitora en la estación de Leitariegos y compitió también en la modalidad de patines en línea.
Su perra Nalú, “una mestiza adoptada de la protectora” es ya el quinto ejemplar canino con el que ha convivido y que la acompaña algunos días en la clínica, “en casa además hay dos gatos”. De esa afición familiar por los animales puede dar también fe su hermana mayor Ainoa, que está a punto de terminar veterinaria en Lugo. Con la que cree que no compartirá espacio “ella tendrá que decidir su vida, su profesión y donde la quiere ejercer, creo que también en Villablino, pero es decisión suya”.
Sobre los servicios que puede ofrecer, nos detalla algo más de lo anunciado en los cristales del escaparate. Explicando que la fisioterapia animal, extrapola las técnicas de la fisioterapia humana adaptándolas a la biomecánica y fisiología animal Con terapia manual, electroterapia o ejercicio terapéutico.
Lo innovador de su trabajo, nos conduce a un intercambio de opiniones sobre los cambios sociales y culturales que está experimentando nuestro entorno ciudadano. Que se producen “a gran velocidad, muchos de los estudiantes que veo entrar y salir al instituto, no saben aún en que van a trabajar, porque quizá su profesión o su vocación aún no se ha creado o definido”. Como le ha pasado a ella, tenia conocimiento de que este tipo de trabajo ya existía en “Australia, Estados Unidos, Inglaterra y otros países europeos, pero no lo veía en España”.
Quizá el local comercial estaba destinado para albergar nuevas formas y variedades de trabajo y de trabajadoras, no en vano hace ya casi cincuenta años acogió la primera oficina del INEM que se abrió en Villablino. Y es que si hace cincuenta años le decimos a la gente de cualquier pueblo que hay profesionales para la recuperación de los perros y gatos, nos tratarían de locos o estúpidos. El perro y el gato estaban destinados al trabajo, y si no podían o se hacían mayores se les eliminaba y se les cambiaba por otros.
Hoy en cualquier supermercado o pequeña tienda hay un espacio para productos destinados a nuestras mascotas, juguetes, ropa, alimentación y complementos. Como dice Aida, se han convertido un miembro más de la familia, a los que hay que ofrecerles cobertura para todas sus necesidades.
La ultima pregunta va sobre el nombre de la clínica CUCEA. Es un homenaje a los pequeños perros de tipo ratoneros, que todo el día husmeaban por todas partes, por lo que en un localismo verbal, al que tan aficionados somos los leoneses, les llamábamos “cuzos”, como también se lo aplicamos a las personas olisqueadoras y curiosas.